Lo que comenzó como una instancia lúdica para varios amigos que profesaban un amor por los ritmos murgueros terminó por transformarse en una aventura profesional. Eso es lo que sucedió con Esa te la Debo, el combo de nueve músicos que profesan un amor tan genuino como social por un género que siempre tuvo mucho de denuncia.
Esa te la Debo comenzó casi como un juego a mediados de 2016, cuando un grupo de amigos fanáticos de la murga comenzaron a darle forma a una canción que reflejase todo lo que los nuevos tiempos políticos del macrismo le traían al país. Desde ese punto todo fue creciendo hasta hoy, cuando con dos espectáculos encima (el último de ellos bautizado La Macrix Argentina) el proyecto se transformó en algo más serio y, sobre todo, más convocante. “La verdad es que en un principio nos juntamos para hacer catarsis con todo lo que estaba pasando en el país”, dice Alejandro Gómez Calcerrada, parte vital del combo. Y agrega: “Lo concreto es que lo que grabamos se viralizó por medio de las redes sociales y terminó funcionando muy bien. La repercusión fue tan buena que comenzaron a llamarnos para hacer entrevistas pero nosotros no teníamos nombre ni nada.”
Desde ese punto todo fue creciendo. Consciente de la buena llegada el grupo se entusiasmó de tal forma que lo que fue en un principio un proyecto terminó transformándose en algo a desarrollar. “Es verdad que nos envalentonamos. Comenzamos a grabar una canción por semana, y si bien no tocábamos en vivo, las redes sociales empezaron a pedirnos que toquemos, que nos subamos a un escenario para mostrar eso que se escuchaba en las computadoras. Y así arrancamos para no parar”, aclara Gómez Calcerrada.
Pero antes de eso a este grupo de murgueros le faltaba un nombre. En ese contexto la dinámica discursiva del presidente hizo el resto, sobre todo cuando pronunció el que sería la marca del grupo. “Recuerdo que fue en 2016 que Macri pronunció la frase “Esa te la debo». A nosotros esa declaración nos pareció tragicómica, pero al mismo tiempo se transformó en nuestro nombre. Al mismo tiempo nosotros no podíamos creer que un presidente se haya expresado de esa forma. Pero así lo hizo y nosotros no la dejamos pasar.”
Como resulta evidente, las canciones de Esa te la Debo tienen mucho de crítica social, algo que seguramente fue acrecentándose con el paso del gobierno actual. “Es verdad, porque durante estos últimos años recibimos mucho material para recrear canciones nuevas. En un principio nuestras composiciones eran muy críticas. Luego en nuestros shows en vivo todo fue cambiando, porque si bien la temática del macrismo nos da mucha tela para cortar, lo cierto es que los espectáculos nuestros son más dinámicos y variados. La idea es jugar con la música y no llenar todas las canciones con aspectos críticos. Si bien están, esa no es nuestra propuesta total porque nos gusta divertirnos con el humor para pasar de la mejor manera todo esto que nos está pasando”, sostiene Gómez Calcerrada.
El último espectáculo de Esa te la Debo gira alrededor de un factor conceptual, no en vano La Macrix argentina cuenta la historia de estos últimos años pero también introduce diversos factores donde la existencia de una Matrix paralela es casi el nervio central de este nuevo espectáculo. “La Macrix es como un sistema donde existe la posverdad, que es como una moda donde todos mienten de manera descarada y donde también existen medios cómplices que replican esas mentiras. En esa dinámica nadie repregunta nada, así que las cosas pasan porque pasan sin más sentido que ese; nadie se cuestiona nada. Jugando con la película Matrix, donde existe un mundo de fantasía y otro mundo real que no es tan lindo como el primero, usamos esa temática como paralelo con todo lo que pasa en nuestro país. El espectáculo tuvo una muy buena recepción porque la gente hace catarsis con nosotros. A la vez se trata de un momento de encuentro propiciado no solo por los que están arriba del escenario sino también por las canciones. Al terminar todos recibimos una gran respuesta por parte de la gente que nos agradece lo que vieron. En realidad, los agradecidos siempre somos nosotros”, concluye Gómez Calcerrada. «