Es escritora, pintora y cantante lírica, pero fue justamente esta última actividad la que la hizo conocida en distintos lugares de Europa. Estamos hablando de Karina Salazar, la argentina que vive en Suiza desde hace más de 20 años y que desarrolló una forma peculiar de su profesión musical: cantar en funerales.
Salazar nació en el barrio de San Telmo, pero en 1999, internet cambió su vida para siempre: “Yo me acuerdo que practicaba idiomas en las salas de chat online. Un día, como muchos otros argentinos en esa época, pude hacer un viaje a Europa para conocer y practicar todo lo que hablaba en esas salas de chateo. En Suiza conocí al que sería mi marido, y ya casada me quedé en el país. Al mismo tiempo comencé a desarrollar mi pasión por el canto”, dice la artista desde Zúrich, en diálogo con Tiempo.
Esa vocación nació de una manera muy particular, y fue evolucionando hasta el día de hoy. “Estar fuera de tu país es algo triste, sobre todo al principio”, cuenta la cantante. “Creo que, de alguna manera, hay que encauzar eso que se siente al estar tan lejos de las cosas propias. Conozco a muchos expatriados que pasaron un momento de depresión, porque estar lejos es muy difícil. Un día estaba en una iglesia de Suiza, y noté que el coro hacía algo muy lindo, así que me ofrecí para participar. Al mismo tiempo quería mejorar, entonces empecé también a tomar clases de canto con una cordobesa que vive acá, y ella fue la que vio en mí a la cantante lírica que soy hoy”.
Su maestra y compatriota impulsó a Salazar a perfeccionarse y sin querer, influyó de manera definitiva. “A partir del consejo de esa profesora me tomé un año sabático, dejé Suiza y me fui a estudiar a la Argentina. Lo hice con los maestros del Teatro Colón Lidia y Renato Sassola, con quienes aprendí muchísimo. Digamos que cuando volví a Europa después de estudiar, ya había adquirido un buen nivel como cantante”.
Con todo ese bagaje, Salazar comenzaría a dar sus primeros pasos como soprano lírica, para más tarde transformarse en la reconocida cantante de funerales que es por estos días: “Se dio casi sin buscarlo. Una fundación que trabaja con países emergentes recordó que yo siempre cantaba en las galas que ellos organizaban para recaudar dinero. Un día me llamó la directora y me dijo que su suegro había muerto, y que le encantaría que pudiese cantar en el funeral. Yo no tenía idea de que se solía cantar en los funerales, y hasta había ido a algunos, pero sólo había visto al organista. La cuestión es que llegué al velorio y arreglé lo que iba que cantar con la persona que tocaba, y al terminar noté que había pasado algo positivo más allá de la muerte. Fue entonces que me di cuenta de que podía continuar con esa actividad”.
Además de su amor por el arte, seguramente sus estudios de marketing también colaboraron en el desarrollo de este trabajo tan especial. Según dice la cantante, en Suiza los funerales son eventos socialmente muy importantes: “En este país le dan mucha atención a ese rito y despiden al difunto como se merece, sobre todo porque es el último adiós. Además, los suizos ponen en su testamento la cantidad de dinero que quieren destinar a su funeral y de ahí salen los fondos con los que se paga todo, inclusive a los cantantes”.
En paralelo a sus otras vocaciones como la pintura y la literatura (de hecho, por estos días está presentando su nueva novela, De Mendoza con amor), Karina Salazar desarrolló esta tarea en España, Francia y Suiza, y en ocasiones, este “último adiós” al que hace referencia puede ser multitudinario: “Es importante aclarar que en Europa el tema funerario es totalmente diferente al que conocemos. Cuando llegué a Suiza, un familiar de mi exmarido murió y fui al velorio. Me llamó la atención que al terminar el entierro había una cena formal con entrada, plato principal y postre, algo que a mí no me entraba, por mi idiosincrasia. Yo canto también en Francia y es exactamente lo mismo, y a veces es muy grande el encuentro, porque se reúne todo un pueblo en un salón de eventos donde se recuerda con un brindis a quien murió. Que me convoquen a mí como cantante para esos momentos es algo que valoro siempre”.