Si no fuera tan triste e inexorable su ausencia, se podría afirmar que el estreno de Maradona: sueño bendito parece otro de esos planes magistrales a los que el Diego nos tenía acostumbrados. El Diez, se sabe, era mucho más que el mejor jugador de fútbol de la historia. Era un enorme armador de frases punzantes y risueñas, de sorpresas y golpes de efecto, casi siempre repletas de elementos afectivos personales o de amor y compromiso con los que menos tienen. Diego siempre se las arreglaba para volver y decirle a todo el mundo que el sueño aún no había terminado. Acaso este lanzamiento de Maradona: sueño bendito sea otra de sus jugadas magistrales.
Producida por Amazon y la mexicana BFT Media y con proyección internacional, la historia fue rodada en la Argentina, Italia, Uruguay, México y España y cuenta con artistas internacionales y con actrices y actores de prestigio y trayectoria locales tales como Rita Cortese, Mercedes Morán, Leonardo Sbaraglia, Darío Grandinetti, Gerardo Romano y “Pepe” Monje, entre otros. La serie es dirigida por el cordobés Alejandro Aimetta, quien también es showrunner y uno de los escritores, junto con Guillermo Salmerón (El Marginal) y Silvina Olschansky (El Marginal), de guiones aprobados por Diego.
El momento del debut no puede ser más propicio para asegurar un hecho televisivo de masividad inédita. A casi un año de su muerte, como suele suceder con los mitos populares, la relevancia del Diez se agiganta. En los tiempos que corren, Maradona tiene más actualidad que nunca: se festeja el aniversario de su épico gol contra los ingleses, la luz sobre viejos escándalos inunda las tardes chimenteras en forma concomitante a las controversias que genera la inminente emisión de la serie. Aplazada varias veces con denuncias y amenazas de cartas documentos por parte de su exesposa Claudia Villafañe, denostada por Dalma y Giannina en diversos medios y redes sociales, el escenario del nuevo debut televisivo asemeja el de esos rings mediáticos en los que Diego también se sabía mover. En algún momento se barajó que la biopic era la revancha de Maradona contra quienes lo habían herido, el as bajo la manga para resarcir viejas ofensas, la última jugada que ahora cobraría mayor dimensión desde el más allá.
La fecha elegida para el estreno tampoco es azarosa: se trata de vísperas del día en que cumpliría 61 años. Y el último episodio, naturalmente el 10, está previsto para la noche siguiente al aniversario de la muerte del astro futbolístico. Diego aprobó esta biopic de formato serie, que incluye una producción ostentosa, artistas de primera línea, escándalos mediáticos previos y un clima de época maradoneano.
Muchos Diegos
En uno de sus escritos más bellos, Eduardo Galeano caracterizó a Maradona como un “dios sucio, el más humano de los dioses”. Como los dioses griegos era “mujeriego, parlanchín, borrachín, tragón, irresponsable, mentiroso, fanfarrón”. Pero, como el dios cristiano parecía tener el don de la resurrección. En todo caso, Diego es polisémico y significa diferentes cosas para las personas. Hay también diferentes Diegos para cada etapa histórica y para cada momento de la vida. Hay diferentes Diegos para cada generación.
Nicolás Goldschmidt y Nazareno Casero, que lo interpretan en la juventud, nacieron en 1986. Goldschmidt “vio” el gol contra los ingleses desde la panza de su madre y cuenta la leyenda que él también pateó en ese momento. Casero nació exactamente tres días antes de aquella jornada gloriosa: “Yo siento que el recuerdo, la imagen que fui creando de Maradona a medida que fui creciendo, corresponde más a su faceta artística. Es el showman que entretenía y traía alegría y emoción al pueblo. Cuando yo tenía siete años, él quedó fuera del mundial. El lazo emocional con el Diego se crea a través de los posters de la habitación, a ver a mi hermano llorar por eso”.
Quizás Goldschmidt fue el que más tuvo que imaginarse a Diego como personaje. Porque de esa primera etapa en Argentinos Juniors no queda tanto registro. Para algunos críticos deportivos esa etapa fue la del mejor Diego. Pero también es, como señala el actor, “el menos conocido para nosotros y para el mundo entero”.
“Las primeras épocas él tenía un fútbol muy salvaje. De todas formas, más allá del montón de material inédito al que tuvimos acceso gracias a la producción y para construir cierta imagen de cotidianeidad, en un momento tuve que dejar de lado todo visionado, para empezar a hacer un camino”, puntualiza Goldschmidt.
“Yo lo comparo como quien nace frente a una montaña y no tiene noción de que está cerca de una montaña –señala Casero–. Era y es parte de nuestra vida, de la vida de todos. Cuando a los ocho años empecé a ver y descubrir jugadores de fútbol, necesariamente tuve que detenerme en Diego. Un gran jugador, un gran gambeteador, un hábil declarante. Cuando surgió la posibilidad de la serie fue empezar a ver que era cosa seria: lo que el pibe hacía en la cancha, también lo hacía afuera. Así, como era imprevisible en el área, lo era en una entrevista”.
Distinto es lo que significa Maradona para Juan Palomino, que nació un año después de que el “barrilete cósmico”: “A Maradona, lo redescubro en el Mundial de México 1986. Pero también en su condición de líder del sur de Italia, reivindicando la identidad de los italianos del sur frente a los italianos del norte. El gol con la mano a los ingleses y el gol de la avanzada maradoneana hacia el arco inglés para mí fue un hecho político histórico increíble. A partir de entonces, comencé a mirar a Maradona desde otro lugar: como un hombre que entendía las jugadas y movimientos históricos y sus contradicciones. Lo emparento mucho con Muhammad Alí cuando le dice a los estadounidenses: ‘No voy a ir a Vietnam a matar vietnamitas porque no me hicieron nada’. Y pierde la corona, va en cana y luego la recupera. Esa épica de Alí la puedo replicar con Maradona. Con esa picardía, con ese humor que tenían Diego y Alí para hacer metáforas de la realidad. Demuestra su condición de líder deportivo cuando arenga a las tropas argentinas para enfrentar a las tropas inglesas. Cuando se sube al Tren del alba para decirle no al ALCA. Es el hombre y sus circunstancias. Eso es lo que me apasiona de este mago de la pelota, de este hombre que nació en la tierra y nunca se olvidó de su origen”.
Al contrario de Goldschmidt y Casero, que tuvieron que entrenar duro, desarrollar ciertos músculos particulares o aprender a patear con la zurda, Palomino tuvo que engordar desmesuradamente y los primeros tiempos sin siquiera poder contar los motivos de su cambio de imagen corporal. Pero, para interpretar a Maradona todos coinciden en algo que Casero describe con claridad: “Nos dieron material, y de ese material teníamos que encontrar cosas puntuales gestos, miradas, formas de moverse y ver cuál de ellos se ajustaba mejor a nosotros. Porque se trata de una interpretación y no una imitación. Después de mirar mucho material, me junté con algún amigo maradoneano para preguntarle cosas y empezar a entender en la psicología de amigos que son maradoneanos dónde está lo que más los conmueve y qué es lo que más les despierta. Hay algo místico que sucede con Maradona que es muy difícil de explicar y que es necesario verlo. Una electricidad, un swing. Porque Maradona es como la bachata: podes bailar la chata, pero también hay que sentirla”.
Palomino complementa “Tal como dice la canción de Manu Chao: ‘Si yo fuera Maradona, viviría como él…’ Esa premisa me abrió otra luz aparte de los videos, de observar a mis compañeros. Hay algo de Maradona en cada ser humano. En las redes de espejo hay alguna respiración, algún silencio, alguna bravuconada, algún pase de magia, algún abrazo, alguna ternura, algún beso maradoneano. Yo como actor intenté estar en ese cuero para comprender lo que significa la soledad, la condena, el triunfo, la alegría, el optimismo, la épica. En definitiva, la identidad de un país, de una condición social, la identidad de un continente se explica en su personalidad”.
Maradona y después
Los tres actores sienten que después de interpretarlo hubo una transformación respecto de la visión que tenían de Maradona. “Pude tomarle otro tipo de cariño y tratar de relacionarme con el magnetismo que tenía y que lo hace mítico, con esa imagen tan carismática y su capacidad de transmitir alegría”, señala Goldschmidt.
Casero, por su parte, reflexiona sobre su nueva relación con Diego: “Hoy lo veo y trato entenderlo y contextualizar y sentirme orgulloso de un montón de cosas de él. Es inspirador comprender de dónde viene, sus esfuerzos. Maradona partió de menos diez hasta llegar a ser el diez y el uno del mundo. Empecé a entender que además de ser un semidios era un ser humano y como todo humano tiene sus claroscuros. Es el pibe pobre que logra cumplir su sueño. Pero ¿qué hizo cuando cumplió su sueño?”.
Para algunos autores tras la victoria argentina en el Mundial 86 sobreviene la gran caída emocional de Maradona. Después de alcanzar esa gloria que había soñado y que expresa prematuramente en ese video de su niñez no volvió a ser el mismo. Quizás le cabría la expresión de Santa Teresa: “Más lágrimas se derraman por las plegarias atendidas que por las no atendidas”.
En el texto citado más arriba, Galeano también escribe: “Pero los dioses no se jubilan por más humanos que sean. Él no pudo regresar a la anónima multitud de dónde venía. La fama que lo había salvado, lo hizo prisionero…”. Ni siquiera muerto, en los truncados e interrumpidos funerales pudo volver del todo a la anónima multitud que lo adoraba. Quizás Maradona: sueño bendito, a su manera, pueda expresar en forma poética la despedida que Diego no le pudo dar a su gente y distraer un poco el dolor de todos los que lo extrañan y seguirán extrañando. «
Maradona: sueño bendito
Primera temporada: 10 capítulos. Dirección: Alejandro Aimetta. Elenco: Juan Palomino, Nazareno Casero, Nicolás Goldschmidt, Julieta Cardinali, Laura Esquivel, Mercedes Morán, Peter Lanzani, Leonardo Sbaraglia, Marcelo Mazzarello, Pepe Monje. Estreno: 29 de octubre en Amazon Prime Video, cinco primeros capítulos. El Nueve emitirá sólo el primer episodio, el jueves 28 a las 22.
Claudia y Diego, amor y desencuentros
“Yo me la pasé llorando y ella enamorada”, bromea Julieta Cardinali, a quien le toca interpretar a Claudia Villafañe entre los 20 y los 40 años. Eso le implicó un trabajo intenso con el director y con fonoaudiólogos para ensamblar y compaginar su trabajo con el de Laura Esquivel “para que mágicamente se pasara de una actriz a la otra” y porque “en un lapso de tantos años se modifica la voz, la forma de moverse”. Los mejores momentos de siete meses de ensayo y una larga e intensa grabación los pasó “rodando en Barcelona con Nazareno y el dueño del club, interpretado por Francesc Orella, el actor de Merlí. Nos reímos y la pasamos bien”.
“En mi caso, me tocan cosas muy hermosas dentro de la vida de ellos. Le dejé cosas más complejas a Julieta (risas). Me emocionó y me gustó filmar la escena en que Claudia y Diego bailan un lento, que da cuenta de esa costumbre en los clubes donde se conocían y aproximaban los enamorados. Hay un momento mágico entre los dos”, señala a su vez Esquivel.
Más allá de las críticas de la Villafañe de la vida real, según Laura, la serie “brinda una imagen de Claudia muy fuerte, una mujer que está al lado del jugador más exitoso y conocido del mundo, uno de los más queridos. Acá se está mostrando una historia de amor desde que se conocen, desde esa sencillez de la niñez y la juventud. Recién Diego empezaba a jugar en la Primera división de Argentinos Juniors y todo comienza a pasar muy rápidamente. Claudia crece y se va modificando lo que le va pasando al exterior”.