Agarra su acordeón y arranca la fiesta. Donde y cuando sea. Para Celso Piña romper fronteras no es algo nuevo: es su trabajo hace más de 35 años, cuando desde la populosa colonia Independencia, uno de los barrios bajos al sur de la ciudad de Monterrey, decidió hacer carrera con la cumbia.
El Rebelde del Acordeón, -mote ganado por la crudeza de su lírica-, junto al grupo la Ronda Bogotá ya han pasado por más de treinta países sólo en los últimos dos años. Pasó Chile, Colombia Venezuela, pasó por Alemania, Suecia, Francia y hasta China. Esa es apenas una parte de su recorrido.
Muchas veces no me acuerdo donde estuvimos, pero sí me acuerdo qué tal la pasamos, reconoce Piña pionero en la mixtura de sonidos tropicales básicos que se mezclan con otros: corridos norteños, sonidero, ska, reggae, rap, hip-hop, y muchos más. Siempre escuché de todo, pero cuando escuché la cumbia y el vallenato me animé a dejar la tradición y empezar a buscar mi estilo. Fue trabajoso pero logré lo que quería, admite.
El jueves 26, Celso Piña vuelve a Buenos Aires para presentarse como número principal de la fiesta La Mágica en Palermo Club. Llego con muchas ganas de hacer bailar a los porteños, dice el músico.
-¿Cuál creés que es la clave del sonido de la cumbia para que se expandiera tanto, sobre todo a sectores populares de toda Latinoamérica?
– Creo que principalmente es el ritmo. Es pegajoso, todos lo entienden porque sólo se siente, si no lo decides con el cerebro y sólo te dejas llevar por el ritmo, te hace bailar, aunque sea el piecito. Su música está repartida conforme al ritmo. Entonces esos factores hacen que la simpleza de su estructura la hagan abierta para todos, más allá de que se asocie con la alegría porque muchas veces se dicen en sus letras cosas no tan alegres. Igual es pegadizo, entonces creo que tiene que ver con la cadencia que va llevando al oyente hacia ese lugar agradable que trae la cumbia en su ADN.
-Pareciera que el acordeón tiene un mayor poder de transmisión que los otros instrumentos, ¿es así?
-Yo creo que no es el instrumento, sino el estilo que uno le dé y los sonidos que les saca. Cualquiera sea. Es cómo lo ejecutas, cómo lo llevas, y a veces se deja notar más uno que otro, depende la importancia que le des. Yo creo que hay instrumentos líderes y otros que no lo son, por su naturaleza. El acordeón es líder, impone su presencia
-¿Qué opinás del reggaetton y el trap?
– No tengo nada para decir de ellos. Es lo que más vende en este momento pero no son más que ritmos. No he tenido la necesidad de incursionar en ellos, tampoco se me ha dado la oportunidad, pero no dejan de ser ritmos populares. En nuestro caso, hemos logrado mantenernos por 30 años debido a la fusión y a la mezcla con diferentes géneros populares.
-¿ Qué es lo que más disfrutás de tu trabajo?
-Creo que ver a la gente disfrutar, encontrarme con personas que gusta de mis ritmos entregándose al deleite que propongo. Desde mi acordeón, junto con los instrumentos que me acompañan, intentamos que la gente la pase lo mejor posible y trato de disfrutármelo yo también porque es algo recíproco. Disfruto cuando ellos lo hacen y ellos si me ven a mí pasármela bien les gusta aún más. Es algo así como yo rasco tu espalda y tu rascas la mía.
-¿Es posible que una canción cambie la realidad?
-Depende de cómo la tomes. Hay historias verídicas, pasajes de la vida misma, con fondo musical, el marco es la música, para adornar la historia. A veces son puras fantasías, cuando uno se deja llevar por lo que imagina. Luego, lo que pase o lo que haga la gente con eso que se le cuenta pues depende de cada uno. Uno sólo quiere contar ese cuento y tocarlo con esa música para hacerlo bonito, nada más.
-Cuando recorre su carrera, desde el inicio hasta acá, ¿qué siente?
– Me siento realizado. Porque nunca imaginé tener éxito, salir de México, ni hablar ir por todo el mundo como lo estamos haciendo. En mis inicios no aspiraba tocar más allá de mi tierra, para mí Monterrey lo era todo. Tocábamos en lugarcitos y en fiestas familiares. Pero por fuerza de voluntad nos impusimos. Por fuera del trabajo. Sólo nos queda estar contentos por haber logrado tocar en todo el mundo y cada vez que nos invitan ir dar lo mejor que tenemos, dejar toda la energía posible en cada presentación.
-¿Creés que el público argentino tiene alguna particularidad que lo distingue?
– Todos tiene algo diferente. Para mí no son lo mismo los mexicanos, los europeos, peruanos, bolivianos, argentinos o lo que sea. Coincidimos en que nos gusta la cumbia. La cumbia es un sonido que une, pero cada uno la siente diferente. Me encanta poder tener contacto con todas las formas de este género y como la gente lo vive depende de donde sean. En Argentina tienes un estilo propio para hacer cumbia. Como «cumbiambero» que soy, si escucho algo de estilo villero, ese sonido que se desprendió de los barrios, me parece fantástico, por su autenticidad y por su sonido único. Le ponen su sello como argentinos que son y eso nos encanta a los demás. Creo que compartirlo y entremezclarse es lo que hace grande a este género que amamos.
Celso Piña se presenta el jueves 26 a partir de las 23 en Palermo Club, Borges 2454, dentro de la fiesta La Mágica edición internacional.