Resistir con canciones, ese fue el camino que Karamelo Santo eligió hace años y durante la pandemia no lo abandonó. La banda comandada y fundada por Goy Ogalde se las arregló para seguir activa contra viento y coronavirus. En los últimos días del año pasado lanzó El gran poder volumen 2, un álbum que reúne clásicos de la banda reversionados y dos temas nuevos.

Se trata de quince tracks que mezclan cumbia, reggae, hip hop, punk rock y ska, entre otros ritmos. Palo Pandolfo, Lito Vitale, Los Calzones, La Yugular, La Perra que los Parió, Staya, la artista de flamenco La Contreras y el baterista Marcelo Mastroiani fueron los invitados especiales en la grabación.  

“Es un disco optimista y que nos llenó de energía. Llevamos algo más de 25 años de carrera y no es fácil mantenerse. Había que revalidar nuestro sonido para  que encaje en un formato más moderno y actual, y creo que lo logramos en este trabajo. La tecnología nos permitió trabajar a distancia y no detenernos ni un segundo”, cuenta Goy.

–Hay dos nuevas canciones, compuestas durante el aislamiento, “Buen día” y “La tormenta”, que abren este disco. ¿Como surgieron?

–Se fueron dando. “Buen día” es una canción en la que quisimos unificar saludos de muchas culturas, desde lo islámico a lo judío, pasando por la mapuche, siempre tratando de transmitir su energía espiritual. Yo soy de los que creen que la pandemia es una llamada de atención de la naturaleza para todos los seres humanos, y que nos debemos un nuevo despertar. Hay un destino de aprendizaje luego de todo esto, hay un cambio que todavía no vemos, pero que es inevitable.

–¿Cuál es el gran poder de Karamelo Santo?

–La frase que le da nombre al disco, “El gran poder”, es una expresión que se usa mucho en Bolivia y nos gusta porque hace referencia a lo místico. Esa fuerza del pueblo boliviano que no se queda callado ante nada. Es algo que de alguna manera nos identifica, porque lo que intentamos hacer con la música nuestra, aún estando grandes, es mantener esa manera de tirar lo que pensamos y sentimos con firmeza y convicción. Creo que hay que dudar, usar la intuición y no entregarse a nada ni nadie. No hay que ser soldado de nada, ni de la religión ni de la política. Creo que la grieta, por nombrar algo cotidiano, es más una pelea de medios, es un negocio que nos enfrenta con informaciones que se tiran de un lado o del otro. Creo que lo que sentimos como artistas en Karamelo es tratar de decirle a la gente que todos tenemos un gran poder interno, nosotros lo intentamos con música, pero es una cuestión mucho más profunda y  cada uno lo tiene que ir descubriendo.

–¿La pandemia ayuda a esa búsqueda?

–Nos está haciendo crecer una conciencia colectiva muy fuerte. Es un momento de renacer, intentar cambiar las cosas. Nosotros intentamos meter un vector energético con lo que sabemos hacer: música. Aunque parezca poco o pequeño, todo suma y no somos los únicos.

–Tuvieron con muchos invitados en el disco, ¿cómo fue el trabajo conjunto?

–Empezamos a trabajar en marzo del año pasado, apenas se declaró la cuarentena y se nos cayeron un montón de fechas. Veníamos de dos años de girar sin parar y cuando nos tuvimos que quedar quietos, empezamos a hablar con gente que nos acompañó y nos ayudó muchas veces. Nos gusta colaborar. Somos abiertos y  nos adaptamos. Como cuando llegamos a un festival de pueblo chico, somos muy de ir a fiestas regionales, y vemos que tenemos que empezar con chacareras antes de armar un pogo de ska para integrarnos. Acá lo mismo. Nos dimos cuenta que eran tiempos de juntarse con otros que tenias afinidad. Quisimos conectar con los que teníamos una deuda o algo pendiente. A Palo le produje un disco, es como un hermano mayor para mí, y nuestros estilos  musicales son distintos, pero nos respetamos  y coincidimos en la mirada espiritual de las cosas. Lito Vitale es un tipo muy generoso que no para de trabajar, fue un honor compartir música con él; como con los Calzones, compañeros del genero ska con los que nos conocemos hace tanto. Como con La Perra Que los Parió, la banda de la Boca, con la que compartimos un montón de recitales. También nos gustó poder trabajar con La Yugular, una banda de reggae jujeña, que tiene la particularidad de cantar en coya, aimara y quechua. –Aprovecharon la tecnología como nunca antes.

–Sí, fuimos aprendiendo un montón. Nos pusimos rápidamente a explorar formas de conectarnos y se nos abrió un abanico de posibilidades que desconocíamos.

–El disco tiene  también un cover de un clásico fiestero, “La ventanita”. ¿La hacían en vivo y la quisieron incluir?

–Sí. Tenemos una anécdota con ese tema. Cuando nos despedimos de Mendoza en 1997, para arrancar la diáspora artística musical en la que se transformó la carrea nuestra al venirnos a Buenos Aires, tocamos en la fiesta de la Vendimia. Fuimos la banda soporte de Grupo Sombras, que estaba explotando de exitoso.  Nunca nos costó tanto telonear a alguien, no nos dejaban tocar. Hicimos cinco canciones y nos fuimos, pero nos quedamos a ver qué onda.  La gente estaba como loca,  tuvieron que tocar como tres veces “La ventanita”. Desde ese tiempo nos quedo las ganas de hacer nuestra versión. Nos sacamos las ganas, con esa y otros caprichos.

En foco

El Gran Poder Vol. 2.Nuevo disco de Karamelo Santo. Disponible en redes sociales. Este viernes se publica una versión remasterizada y con temas instrumentales agregados de El Gran poder Vol. 1.