Asociada como pocas voces al tango, ahora Julieta Laso pone su esplendoroso tono a disposición del folklore latinoamericano, algo que en principio no estaba en los planes de las mayorías, pero que ella tenía en mente desde hace tiempo. “Soy fanática desde chica de Zambo Cavero, de las bullangueras como Petrona Martínez y Etelvina Maldonado; siempre fui muy amante del folklore latinoamericano y en esta etapa de mi vida me permití acercarme por ahí.” El resultado es Pata de perra, un disco de esos que alcanzan una envergadura que los hace destacar a la primera escucha, con la cadencia de bolero de «El mago y la publicidad», de Macha Asenjo, en compañía de Vicentico, hasta el clásico melódico «La quiero a morir «(Francis Cabrel) o el vallenato para un lindo baile de «Mi presidio» (Mateo Torres) y esa asombrosa versión de «Guitarra dímelo tú» (Atahualpa Yupanqui) en tono de son cubano.

“Soy muy fanática del productor artístico del disco, que es Macha Asenjo, un productor artístico, un chileno mítico”, cuenta Laso desde Salta, donde se fue a vivir con Lucrecia Martel poco después de iniciada la pandemia (“estamos en un Paraje a 12 km de la Capital”). A Macha Asenjo lo conoció hace años en Canadá, en un viaje que hizo con la Fernández Fierro “a un festival de World Music: ahí entramos en una hermandad”, define. “Él tiene muchos formatos (con dos que se destacan: Chico Trujillo, dedicado a la cumbia y Bloque Depresivo, más melódica y de baladas), y para mí el Bloque Depresivo es increíble. Cuando los escuché quedé totalmente fascinada. Ellos me invitaron muchas veces a grabar sus discos en Chile, a tocar con ellos, y se fue generando una relación que ya lleva 10 años. Hasta que en un momento, apenas saliendo de la pandemia, me invitan a grabar un tema de su disco y me animé y le dije: ‘Macha, yo quiero que vos me produzcas un disco.’” Ahí comenzó a rodar Pata de perra.

“Sus músicos, que son increíbles, grabaron en Chile -racconta la gestación del disco-, y yo en Buenos Aires, Y con Guido Nisenson (quien fuera ingeniero de sonido  de Andrés Calamaro, Luis Alberto Spinetta y Charly García, entre otros), que estaba viviendo en Chile, grababa a los músicos en Chile, Macha tomaba decisiones sobre los arreglos, y yo grababa acá. Hay que decir que hay un músico increíble, que es Claudio Pájaro Araya y es otra leyenda de Chile, también ayudó muchísimo: toca el la guitarra, maracas, el charango.” Pero como “Chile estuvo cerrado muchísimo más tiempo que acá” el tiempo de producción y grabación del disco se extendió por casi dos años.

Laso, interpretación y arreglos

Si la calidad de los arreglos en manos de Macha Asenjo sorprenden, la interpretación de Laso subyuga: introduce su tono en registros que hasta el momento no se le conocían en la galaxia del tango, una especie de viaje de fascinación y alegría que tocan fibras de emociones íntimas que las artistas pocas veces alcanzan. “Sí, te permite buscar lugares nuevos -dice sin falsa modestia-. Al principio me llevó trabajo porque había que cambiar las formas: yo canto siempre como muy tanguera y había que probar algunas cosas diferentes, sutiles. Claro, fue un desafío, más porque yo estaba muy orgullosa del disco anterior (Cabeza negra, 2022) y estoy muy feliz de que este disco sea tan distinto. La verdad que estoy feliz con el disco y con muchas ganas de presentarlo ya.”

La siempre inquieta Julieta Laso.

Puede ser que la ansiedad impulse el deseo de Laso -como casi todo el mundo hoy-, pero en su caso tiene una razón especial de ser, ya que será una oportunidad de esas que se dicen únicas, porque realmente lo son. “No viene toda la banda pero vienen varios. Es una mega producción, así que le estoy diciendo a la gente que venga porque no sé cuántas veces más va a pasar, y lo estamos haciendo con mucho esfuerzo. Espero que puedan disfrutar de ese show que va a ser único e irrepetible.”

-¿Cantando folklore latinoamericano descubriste algo de tu voz, de tu interpretación?

-Yo canto mucho folklore latinoamericano en mi casa, entonces no es algo ajeno a mí, como que estoy probando algo que no conozco. De joven, a los 17, me fui a Colombia, estuve como tres meses y canté con las mujeres de Palenque, me gusta mucho la rumba cubana, como que son canciones que canto en la ducha seguido. No exactamente las que grabé, pero esas formas no son algo nuevo en mí, sino que me estoy dando el gusto de grabar y de cantar por primera vez cosas que me gustan desde siempre.

Lo que viene a la mente de inmediato es por qué recién ahora hacerlo, pero antes de que se emita interrogante alguno, Laso dice: “No es mi música favorita, es una de las músicas que me gustan, y si se postergó es porque grabar no es tan fácil, había que hacer todo con mucho tiempo, ir paso a paso y un montón de cosas. Sabía que iba a suceder, pero todo va llevando su tiempo.” Así solemos decir los humanos cuando por propia voluntad no podemos hacer que dos aspectos o líneas de nuestras vidas que nos interesan mucho se crucen y entren en sintonía. “Aparecen las personas en el momento que tienen que aparecer, supongo -sugiere-. Sin la ayuda de Macha no sé con quién habría encarado este disco. Apareció. Aunque igual yo lo tenía en mi círculo. Pero hacer discos lleva mucha plata, mucho tiempo, mucha inversión y bueno, ahora se pudo juntar todo eso.”

El disco ya está disponible en las plataformas y tendrá una versión en vinilo en diciembre, algo que tiene que ver con la calidad del sonido que buscaba Laso y que le gustaría hacer más seguido. “Es un poco un capricho, pero  hasta ahora no lo había podido hacer nunca: el único vinilo que tengo es con la Fernández Fierro», concluye.


Julieta Laso presenta Pata de perra

Sábado 25 de noviembre a las 20, en el Teatro Xirgu Untref (Chacabuco 875).