Padre e hija unieron fuerzas para darle vida a una instancia integral, donde la poesía se hace presente acompañada de la música. Se trata de El oficio de dar (para no quedarnos con las manos vacías), el espectáculo que encabezan Julieta Díaz y Ricardo Díaz Mourelle en el Centro Cultural de la Cooperación.

Los protagonistas no están solos en el escenario de la Sala Solidaridad. Cuentan con el apoyo de un trío formado especialmente para la ocasión (Daniel Homer en los arreglos, la guitarra y la dirección musical, el pianista Leandro Maquesano y el percusionista Diego Gazzaniga) que recorre composiciones de artistas como Atahualpa Yupanqui, Manuel Castilla y Gustavo «Cuchi» Leguizamón, César Isella o Charly García, mientras que el costado de las letras y la poesía del show lo completará material especialmente seleccionado correspondiente a la pluma de Juan Gelman, Juan L. Ortiz y Juana Bignozzi, entre varios otros.

«Finalmente y después de mucho tiempo pudimos concretar la realización de este espectáculo de música y poesía donde la cuarentena tuvo algo que ver», dice Julieta Díaz sobre el show que comparte con su padre.

Ella agrega: «En pleno encierro provocado por el Covid, él comenzó a mandarme poesías, canciones y tantas otras cosas, así que se fue armando sin querer todo esto en lo que estamos hoy. De su parte surgió la idea de contar por medio de canciones y de textos una especie de camino y el derrotero de la realidad e historia de nuestro país. Todo eso se va intercambiado con nuestras anécdotas sobre algunas situaciones vividas. Esto en realidad es algo que venimos haciendo hace muchos años porque puertas adentro venimos tocando canciones y viendo poesías ya que estamos atravesados por eso. Así que hoy hacemos frente al público lo que pasaba en nuestra casa, algo que sucedía desde siempre. Esa es la génesis que tiene que ver con nuestro vínculo individual y entre nosotros para con la poesía y la música».

Con respecto a cómo se articula el espectáculo con sus contenidos, Julieta ofrece más pistas: «Cuándo mi papá terminó de escribir el libro del espectáculo ,se lo llevamos a Lito Vitale porque necesitábamos un director musical. Lito nos dijo que estaba muy ocupado pero nos propuso a Daniel Homer, que es guitarrista, y él nos trajo más tarde al pianista Leandro Maquesano y al percusionista Diego Gazzaniga. Con el CCC ya veníamos  trabajando en otras ocasiones por un fuerte vínculo, así que pudimos entrar en la grilla. Esta es una producción independiente que estamos trabajando de manera cooperativa. Hay un hilo conductor que arranca con la pobreza, luego pasa por la lucha social hasta llegar a la esperanza consciente. De esa forma, también le vamos contando al público cómo es nuestro vínculo con la poesía como padre e hija, y en el medio hablamos también de la influencia que tuvo mi abuela porque heredamos el amor por la música gracias a ella. Nos comunicamos en el escenario de manera fluida porque papá tiene sus canciones y yo las mías, pero también hablamos mucho de los poetas que forman parte de esta propuesta. Es un espectáculo entrañable que nos acerca mucho al público en cada función».

Teniendo en cuenta que tanto Ricardo Díaz Mourelle como su hija aman la poesía y la música, seguramente la elección final de los textos y las canciones no habrá sido algo sencillo de realizar. Julieta lo confirma: «La idea del libro que arma el espectáculo es de mi padre, entonces cuando decidimos avanzar con todo esto, él comenzó a traer diferentes poetas. Yo le iba contando lo que más me gustaba de todo eso, aunque me gustaba todo lo que me planteaba. Otra cosa que yo quería era mezclar lo que pasaba con la generación de mi papá y la mía, pero a la vez me resultaba muy importante que quedase reflejado en el libro mis orígenes, mis influencias, y ahí estaba mi padre. Por otro lado, él es muy democrático, entonces lo que planteaba me lo respetaba mucho. Coincidimos bastante con los pedidos mutuos, porque yo le pedí canciones de su autoría y él me pidió algunas mías inclusive».

Una propuesta que lleva como título El oficio de dar, puede dar lugar a múltiples interpretaciones. Para Julieta, ese nombre debería resumirse de la siguiente manera: «Hay un texto del espectáculo que menciona que somos lo que nos dieron y somos lo que damos. El oficio de dar nos construyó, pero también lo hizo el oficio de los poetas, los músicos lo hicieron con sus canciones. La música y la poesía nos enseñan a vivir. Lo hicieron por el sólo hecho de dar, como una madre o un padre lo da a sus hijos, porque se trata de dar para no quedarse con las manos vacías».

Si la selección del material supuso una gran instancia, entonces hay que entender que seguramente mucho material quedó afuera de lo que puede verse y escucharse los miércoles en el Centro Cultural de la Cooperación. ¿Hay posibilidades en el futuro de una segunda parte de El oficio de dar? «La verdad es que quedó mucho afuera de todo lo que elegimos. Por el momento este espectáculo es un primer paso, pero no sería raro que pudiese estar compuesto o alimentarse de todo lo que no pudo entrar. De todas formas, nosotros ya estamos muy contentos con todo lo que está sucediendo», concluye Julieta Díaz. «


El oficio de dar

Idea, libro original y dirección: Ricardo Díaz Mourelle. Con Julieta Díaz y Ricardo Díaz Mourelle. Miércoles a las 20 en el CC de la Cooperación, Av. Corrientes 1543.