A propósito de su regreso a la Argentina, Joshua Redman aclara que ya estuvo acá varias veces. Pero advierte que la visita que más lo marcó fue cuando compartió fecha con The Bad Plus, en 2016. Desde entonces, mucha agua corrió bajo el puente. Tanto en ese lado de la orilla como en este. Es por eso que el saxofonista, figura referencial del post bop, retorna al país con una agenda que promete recuperar todos los años de ausencia. «En mis viajes anteriores no estaba más de 24 horas», explica vía telefónica, en diálogo con Tiempo. «Esta será la primera vez en la que podré estar más tiempo allá. Desearía que esto hubiera sucedido hace 15 años, porque ahora tengo familia». Aparte de su participación en el Mendoza Sax Fest, donde el 13 de mayo actuará en vivo junto a los argentinos, ofrecerá tres master classes, así como un concierto junto a los músicos argentinos Ernesto Jodos, Oscar Giunta y Jerónimo Carmona el sábado 13 de mayo a las 21:30 en el Teatro Independencia (precedido por tres master class), dos días más tarde el músico de jazz se presentará con su trío en Buenos Aires, en Bebop Club.

Su desembarco porteño le servirá para foguearse con los nuevos músicos de su trío: el baterista Nazir Ebu y el contrabajista Phillip Norris. «A pesar de su juventud, son músicos brillantes y fantásticos», adjetiva. «Será nuestra primera gira juntos». Aunque con este formato recorrerá su abultada obra, este californiano de 54 años adelanta que no tocará nada de sus dos últimos álbumes. Por más que parezca una paradoja, mientras el covid se expandía por el mundo se produjo la reunión de su celebrado cuarteto, con el que lanzó los discos Round Again (2020) y Long Gone (2022). «Generalmente, no toco la música del cuarteto porque fue creada específicamente para ese proyecto», justifica. «Con el grupo, hicimos un par de giras realmente geniales. Pero es algo difícil de armar y sostener porque cada uno de los músicos tiene su propia carrera».

Reencuentros y nuevas aventuras

Joshua Redman, Brad Mehldau (piano), Christian McBride (bajo) y Brian Blade (batería) se volvieron a reunir 25 años después de su último show sobre un escenario. «Nos llevó tiempo reencontrarnos y hacer algo porque cada uno está muy ocupado», señala el artista estadounidense. «Finalmente, en 2019 encontramos una ventana para poder juntarnos, tocar un par de veces y entrar en el estudio para grabar un álbum. Si bien todos compartieron música, yo terminé convirtiéndome en el que más canciones aportó. Todas ellas compuestas en épocas anteriores. Intenté meterlas en mis discos, pero no encontraron el espacio adecuado. Por su dificultad, pensé que inconscientemente las hice para el cuarteto. Antes de confirmar esta especulación, las ensayamos. Ahí confirmé lo que ya suponía. Sin embargo, entre todos terminamos eligiendo los temas con los que nos sentíamos mejor. Las canciones más llamativas».

Las reuniones de formaciones míticas están a la orden del día en cualquier espectro musical, pero este caso despuntó porque nadie se animaba a apostar a que estas leyendas del género se animarían a hacerlo. Sobre la intimidad del reencuentro, Redman revela: «Los cuatro cambiamos mucho. Además, todos crecimos como músicos. Cuando nos juntamos por primera vez, nuestras edades oscilaban entre los 20 y los 25 años. Al momento de meternos en la sala de ensayo, percibíamos algo que era sólo nuestro. Es una sensación extraña de describir. Era como una energía que nada más podíamos poner en práctica al estar juntos. Por más que maduramos como personas y artistas, reconocíamos cierta identidad». Y el saxofonista remata: «Ellos tres saben que son mis músicos favoritos, los mejores del mundo. Al igual que tres grandes influencias para mí. Más allá del respeto que hay, nos divertimos mucho».

Joshua Redman es considerado uno de los mejores saxofonistas del mundo.

Hijo de Dewey

Al mismo tiempo que desliza que sendos discos sacaron a los cuatro músicos de su zona de confort, el vástago del mítico saxofonista Dewey Redman regresa a la Argentina justo cuando se cumplen 30 años de su primer álbum. O más bien de sus dos primeros álbumes: Joshua Redman y Wish. «Si salieron el mismo año, y con poco tiempo de diferencia, es porque se suponía que ambos repertorios iban a ser parte del mismo disco», evoca. «Una vez que terminaron las sesiones, el productor Matt Pierson me dijo: ‘Creo que tenemos dos discos distintos'». Lo que se terminó haciendo finalmente fue que el trabajo homónimo apareciera con los músicos veteranos con los que grabó, entre los que sobresalen el pianista Kevin Hays, el baterista Gregory Hutchinson y el bajista Christopher McBride. Mientras que el segundo incluyó a músicos contemporáneos como el guitarrista Pat Metheny, el bajista Charlie Haden y el baterista Billy Higgins.

Un rasgo que atraviesa tanto a los discos como a la performance del jazzista es que siempre se supo rodear de músicos talentosos. Si bien al principio tuvo como garantía y legitimación el acompañamiento de maestros y de colegas contemporáneos a él, con el paso de los años su búsqueda apuntó a jóvenes baluartes. «El jazz sigue estando en un estado fantástico», afirma este fan confeso de artistas que no necesariamente son del palo como Taylor Swift, Harry Styles y Ariana Grande (esta última por cortesía de su hija). «Los músicos jóvenes son responsables de que esto suceda. Creo que lo que hace la nueva generación es realmente emocionante. Y eso es lo que intento inyectarles a mis diferentes formaciones. Por eso viajo a la Argentina con estos dos músicos, porque considero que tienen un futuro brillante y quiero ayudarlos a explotar todo su potencial».

Con el auge del nü jazz en la última década, de la mano de laboratorios sonoros del temperamento de Snarky Puppy y Bad Bad Not Good, el jazz parece haberse dividido entre ortodoxos y arengadores de la transgresión. El músico, que puso su instrumento al servicio de figuras de la talla de Chick Corea, Paul Motian, Lionel Hampton y Sam Yahel, entre muchos otros, opina al respecto: «Hice muchas cosas diferentes, que pasan desde el swing hasta la experimentación con lo acústico. Así que estoy a favor de la transgresión. Por eso te puedo decir que me parece difícil encontrar a tradicionalistas jazz en estos días. Eso es cosa de coleccionistas. La mayoría de los músicos jóvenes están intentando todo diferente. No sólo le sucede al paisaje del jazz, sino a toda la música. Al final de cuentas, supongo que la idea es tratar de hacer la mejor música posible, la más emocionante, la más interesante y la más creativa». «


JOSHUA REDMAN TRIO

Con Philip Norris y Nazir Ebo. Lunes 15 y martes 16 de mayo a las 20 y 22:45 en Bebop Club, Uriarte 1658 (CABA).