Fueron cuatro meses de ensayo. De juntarse con el grupo, de mostrar ideas, de arreglar detalles. Así empezó el proceso de «Chuncano», su quinto trabajo discográfico que presentará el próximo sábado en San Telmo. Así lo cuenta José Luis Aguirre, nacido en Villa Dolores, Valle de Traslasierra, Córdoba, todavía con la adrenalina de haberlo terminado. La grabación la hizo en cuatro días, como era entes. Lo grabó de corrido, en cuatro días, todos los temas en toma única. Desde el título quería marcar una manera de ser y hacer: para los que miran desde la urbanidad, la palabra ‘Chuncano’ se emplea despectivamente cuando se refieren a las personas que habitan el interior, lo rural, quien no maneja los códigos y conocimientos de lo moderno, la civilización. Pero desde el punto de vista de Aguirre, ‘Chuncano’ significa provincianía, lugares de paisajes sagrados donde la naturaleza nos da la dimensión que tenemos, que se traduce tiempo para responder, silencio y reflexión, siempre acompañado de la guitarra.
“Eran canciones que ya venían conmigo, siempre escribo sobre lo que me pasa y cuando un nuevo disco son procesos personales de los que hablo y así le doy un cierre para mover a otra cosa. Mostrar lo que nos pasa es sanador, siempre lo pensé así y siempre supe que así lo iba a hacer, como que siempre supe que iba a dedicarme a esto”, cuenta. Aguirre, desde temprana edad abrazó la música como herramienta para decir, interpelar y visibilizar el mundo que lo rodeaba, le gusta el lenguaje llano, pero con poesía, para mostrar paisajes, aromas, silencios y colores de esos lugares en los que le toca estar. Así obtuvo el Premio Revelación en el Festival de Cosquín 2010. Con esa sensibilidad, algo que marcaría toda su obra, el amor por su tierra, su origen y su gente lo transformaron en un trovador de enorme versatilidad, que mixtura diversos géneros, estilos y que confluyen en una obra de una cosmovisión sensible que lo comparan con otros artistas con los que comparte camino y son parte de este nuevo trabajo: Bruno Arias, Bruja Salguero.
“Todo tiene un proceso de aprendizaje y en el ir y venir nacen canciones. Y esas canciones son para compartir, primero con tus compañeros y luego con el público. Me gusta la cuestión grupal para ver que tonalidad o que timbre le doy a cada tema. Por ejemplo, la que hace Sofía Viola le cambio ella la melodía y me pareció preciosa y quedó. Al igual que el tema que me acompaña un tipo como Raly Barrionuevo, él le da su toque. Se va dando”, explica.
Al cordobés le gusta grabar para salir de gira. “Cuando sacas un disco es como ordenar, tenes todo en un lugar y listo, pasás a otra cosa o las mostrás para quien quiera escuchar o las sacas cuando necesitás. Yo las suelto y me gusta la magia del vivo. La música real hace su trabajo, la gente lo prefiere. Se nota porque aunque siempre se arman movidas nuevas, hay mas gente que se dedica o quiere hacer esto y eso es bueno. Más allá de los problemas siempre hay quien le dedica la vida a cantar. Como siempre pasa y como siempre pasará”. Aguirre cree que mientras alguien este mirando, siempre hay algo agradable para contar. “La música sigue su camino y uno está en el medio dejando huella en este pasar”.
Acaba de volver de un recorrido por una gran parte de Sudamérica durante más de cuatro meses, esquivando los puntos más turísticos y convirtiendo la travesía en una genuina experiencia de intercambio cultural. Con sus hijas de 11 y 6 años como guías, llevaron la música como herramienta para hacer muchas cosas desde otra óptica y reafirmar la elección de vivir en contacto directo con el monte, en Los Aromos, valle de Paravachasca, al sur de Alta Gracia, Córdoba. “Hace algunos años nos afincamos. Allí levantamos nuestra casa de modo naturista. Aprendí a ver un montón de cosas que no veía de mi gente cercana y del lugar donde vivo. Muchas veces esa distancia te hace ver lo hermoso de lo que uno ha construido” comenta.
José Luis Aguirre presenta ‘Chuncano’. Con Micaela Vita, Juan Saraco, Bruja Salguero entre otras fotos. El sábado 24 de agosto, 21 hs. En Xirgu – Espacio Untref – Chacabuco 875.