Que muchos recuerden a un disco cuando llega a cumplir dos décadas de vida no representa algo demasiado habitual para muchos protagonistas del mundo de la música. Siempre Libre, el segundo paso discográfico de Turf lanzado en 1999, todavía goza de la consideración de varios que lo recuerdan como parte de lo mejor que hizo en un estudio la banda de Joaquín Levinton.
Para celebrar los 20 años de vida del disco, el álbum fue rescatado de un limbo legal -un espacio habitual donde vive generalmente material descatalogado- para volver a colocarlo en varias plataformas digitales y de esa forma volver a estar disponible para todos. La banda festejó el relanzamiento el sábado 18 de mayo con un show en Niceto Club con entradas agotadas.
Yendo hacia atrás, el álbum que contó en su momento con la colaboración de Charly García, también consiguió llamar la atención de Coti Sorokin, quien se encargó de la producción artística. “El disco es especial para todos nosotros y se volvió más todavía de esa forma con el paso del tiempo, especialmente para quienes nos siguen. En definitiva, creo que el disco envejeció terriblemente bien porque fue hecho en un espacio de libertad absoluta”, dice Levinton.
El frontman de Turf admite que la banda estaba muy al tanto de todos los años transcurridos desde el lanzamiento de «Siempre Libre» y con la llegada de tamaño aniversario: “Nosotros recordamos enseguida que se cumplía todo los años que se cumplieron. Y por otro lado, estaban los fans más antiguos que tienen un cariño especial por el álbum ya que para ellos es como una especie de tesoro dentro de toda nuestra discografía”.
Lo cierto es que más allá del amor del público por las canciones del disco, el álbum estuvo mucho tiempo descatalogado debido a múltiples problemas legales, algo que el propio Levinton se encarga de aclarar enseguida: “Este es un material que estuvo mucho tiempo sin estar en las disquerías ni plataformas digitales, porque como pocos saben hubo un vacío legal sobre la propiedad del álbum. Recuerdo que la compañía que nos editó en su momento fue Musimundo, luego nos echaron del sello y al poco tiempo de eso el disco quedó totalmente fuera de catálogo. Nosotros lo recuperamos hace poco menos de un mes y lo volvimos a remasterizar, así que de esa forma lo subimos a las redes para que todos puedan volver a escucharlo. Entonces junto a todos estos años que se cumplen también se da que recuperamos el material para tenerlo en nuestro poder de manera legal. En definitiva el disco es finalmente nuestro y de la gente, que podrá volverá escucharlo como antes”.
Otro de los protagonistas de Siempre Libre fue Charly García, que tampoco quiso perderse ser parte del proceso del álbum aportando coros y teclados en “Esa luz”, el tema que divide exactamente la mitad del disco. “Con Charly tenemos una amistad muy antigua que viene desde nuestro primer disco. Inclusive cuando grabó Random, su último disco de estudio, lo hizo en parte en el estudio de Turf, inclusive dos chicos de la banda fueron los técnicos de grabación de ese disco. Pero volviendo a tu pregunta, Charly no tardó en ese entonces querer participar de Siempre Libre porque sintió y siente cariño por la música que hacemos, más allá de tener gustos en común por bandas y solistas. Pero recuerdo que en ese momento nosotros fuimos a su casa de la Avenida Coronel Díaz con una porta estudio de cuatro canales que yo tenía en ese momento. Era de noche, él estaba tirado en su cama como casi siempre, le mostramos el tema y le gustó mucho. Ahí enchufé todo de manera más artesana, algo que a él cuando las cosas se dan así más le gusta todo. De hecho, lo que siempre decía es que le gustaba grabar en nuestro estudio porque no había nada caro (risas). Recuerdo que grabó una melodía de Gershwin de manera muy improvisada. Tocó lo que tocó y quedó grabado para siempre, así que fue una situación, como se dice siempre, extraordinaria”.
Levinton también recuerda el aporte (según él, súper titánico), de Coti Sorokin en la producción de todas las canciones de Siempre Libre:”Coti tuvo con el disco una tarea muy pero muy importante, ya que tuvo que organizar una inmensa cantidad de canales que habíamos grabado. Pensá que los temas fueron hechos en una situación de composición en Valeria del mar donde estuvimos unos cuatro meses. Ahí nos poníamos a hacer música todo lo que podíamos y con mucha psicodelia dando vueltas. Me acuerdo que nos crecieron las barbas, fumábamos mucha marihuana, tomábamos ácidos, bebíamos mucho vino de damajuana, y siempre por las noches. Esa inmensa cantidad de vino nos dormía a cada uno de nosotros mientras íbamos tocando y grabando los que quedaban en pie. Dentro de ese mundo de ideas superpobladas, él tuvo que ordenarlo todo porque había muchas posibilidades”.