Los tiempos muertos abundan y los proyectos a futuro pueden parecer espejismos. Los actores transitan la pandemia con la agenda abarrotada de incertidumbres. Su actividad está paralizada y todavía es un gran enigma cuándo y cómo volverá. Pero por estas horas Joaquín Furriel disfruta de jornadas intensas. Del otro lado del teléfono se lo escucha entusiasmado y locuaz. «Hoy tengo todo el día organizado. Me puedo dar el gusto de hablar de una película en la que participo que se va a poder ver dentro de muy poquito. Hasta parece un día normal, ¡como en los viejos tiempos!», enfatiza el actor con un tono risueño que también incluye algo de mordacidad. No es para menos. Este jueves Netflix estrenará «La corazonada», la primera película que el gigante del streaming produce en la Argentina. Los protagonistas son Furriel y Luisana Lopilato, y llegará a más de 190 países. Pero el actor prefiere ir día a día: «El trabajo ordena, y más cuando uno le dedica toda su pasión. Yo no escribo guiones, ni soy productor. Así que trato de administrar la ansiedad, ver qué puedo imaginar para más adelante y ahora disfrutar de que esta película por fin va a estar a disposición de todo el que quiera verla».
«La Corazonada» está basada en la novela de Florencia Etcheves «La virgen de sus ojos». Cruza las historia de Francisco Juánez (Furriel), un singular inspector de la división de homicidios, y Manuela «Pipa» Pelari (Lopilato), una joven policía que quiere seguir sus pasos. Juntos investigarán el asesinato de una chica de 19 años que tiene como principal sospechosa a la mejor amiga de la víctima. Pero, casi al mismo tiempo, Pelari se verá obligada a seguir de cerca al propio Juánez, quien parece haber hecho justicia por mano propia meses después de la muerte de su esposa. Esa superposición de investigaciones e intrigas es la parte más atractiva del film, que sufre diversas dificultades de realización que recuerdan a otras producciones locales de Netflix como «Edha» y «Puerta 7».
–¿Cómo construiste a Francisco Juánez?
–El personaje me gustó desde la primera página del guión. Es un detective que entiende muy bien la realidad, sabe cómo funciona casi todo y no duda en mandarse solo. Trabajamos mucho con Alejandro Montiel para dar con el tono y acordamos por dónde tenía que ir Juánez. Con las cosas claras y trabajo los personajes aparecen, pero hay que estar muy atento para que no se te escapen. Es un personaje muy para adentro, frío, seco y distante, pero al mismo tiempo está lleno de fragilidades en su salud y en lo emocional, producto de una pérdida familiar que lo golpeó mucho. Es como una roca por fuera, pero con un interior marcado por la debilidad.
–Suele mostrarse muy seguro y tener una respuesta muy seguro para todo.
–Sí, es parte de su personalidad. Le gustan las sentencias. En lo profesional es muy seguro. Además, establece con Pipa una relación, en principio, de maestro y discípulo. Creo que eso también subraya alguna de sus formas.
–¿Cómo fue trabajar con Luisana Lopilato?
–Muy natural. Creo que lo más interesante se dio en el contraste de nuestros personajes. El mío se mantiene siempre en un lugar más opaco. No sabés si es culpable de algo muy grave, aunque muchos sospechan que lo es. Ella tiene un arco de desarrollo más amplio, que va de la policía que recién llega hasta que va descubriendo un montón de cosas y crece profesionalmente. El vínculo de los personajes parece intenso, pero es puramente circunstancial. Son dos personas que buscan descubrir y ocultar cosas.
–¿Habías leído la novela?
–No, no la había leído. Y cuando empezamos con el proyecto desde la producción misma me recomendaron que no la lea. Me decían que me centre en el guión, del que también participó Florencia Etcheves, para no abrir la puertas a equívocos o interpretaciones diferentes. Me hubiera gustado leerla después como ejercicio, para encontrar puntos comunes y diferencias. Pero la verdad que después de la grabación casi que no tuve tiempo.
–¿Cuál es el mayor atractivo de «La corazonada»?
–Lo que más me gusta a mí es que todos los que participan en esta historia ocultan algo. El gran desafío no es descubrir quién miente, sino encontrar la verdad. Por diversas acciones de diferente gravedad todos esconden algo. Hay que estar muy atentos para descubrir qué es la verdad y cuáles son imposturas o estrategias.
–Netflix funciona con una productora que genera ficción en todo el mundo. ¿Hasta qué punto impone ciertas normas de estilo en propuesta como «La corazonada»?
–Es algo que yo no te puedo responder. No sé cómo se manejan esas cosas en la cocina. Es una pregunta que por ahí pueden responder los productores. Mi trabajo se desarrolla en otro segmento de esa larga cadena que es un producto como una película. No tengo información de cómo se manejan esas cosas.
–La pandemia empujó al mundo a una situación pocas veces vista. ¿Se puede aprender algo positivo de esta experiencia?
–No tengo idea de lo que pasará. Decir algo concreto serían puras especulaciones. Mucha gente cree que saldremos mejores de todo esto, pero no veo nada que lo garantice. Sí considero que la pandemia nos está haciendo menos ingenuos. En los últimos años hubo múltiples alarmas de que este sistema de vida globalizado y agobiante era muy nocivo. Que genera cada vez más injusticias, disparidades y segregación social. Que agota los recursos naturales, contamina y daña. Este freno debería llamarnos a la reflexión. Pero no tengo demasiada confianza en el homo sapiens. Las señales son más que claras, pero no sé hasta qué punto los que toman las decisiones que cambian el rumbo de un planeta van a estar interesados en impulsar cambios determinantes.
–La cuarentena multiplicó la demanda de ficción, ¿se puede hablar de una revalorización de la cultura?
–Ojalá. Los seres humanos somos animales de relatos. Cuando nos encontramos nos contamos cosas. Siempre. Nos interesan esas historias porque somos curiosos y porque nos dan la oportunidad de aprender. Calculo que eso nunca se va a perder porque viene de hace millones de años. Algunas de sus expresiones más sofisticadas son el cine y el teatro, por ejemplo. Pero después están las industrias culturales y en un mundo globalizado es muy importante el valor que los Estados le den a la cultura. La cultura siempre es un bien muy valioso porque expresa idiosincrasias, valores y necesidades. Últimamente se habla mucho del cine de Corea del Sur y está muy bien. Consiguieron un Oscar y sobre todo una presencia cada vez más fuerte en los cines de todo el mundo. Pero no se trata de un milagro o de un director iluminado. Es el fruto de un trabajo de muchos años y de un Estado que estimula y protege a sus producciones culturales de las inequidades de la globalización. Desde mi punto de vista, ese es el camino que hay que recorrer para que no se diluyan las capacidades productivas de un país.«
La Corazonada
Dirección: Alejandro Montiel. Elenco: Luisana Lopilato, Joaquín Furriel, Rafael Ferro, Maite Lanata y Juan Guilera, entre otros. Estreno: 28 de mayo en Netflix.
La cultura argentina
El actor destaca la necesidad de políticas de Estado en relación al cine y las producciones de ficción en general. Señala los ejemplos de Corea del Sur y Francia, entre otros, porque «las producciones locales no pueden competir de igual a igual con los grandes centros mundiales de generación de contenidos».
En cuanto a la situación de la Argentina, la caracteriza de la siguiente manera: «Somos un caso extraño. Por un lado, hay una gran generación de obras y películas. La cantidad de producción teatral de Buenos Aires, por ejemplo, sólo es equiparable a la de Londres y Nueva York. Pero, por el otro lado, muy pocos de los actores que la conforman pueden vivir de sus obras. Y prendemos la televisión y no vemos casi ninguna producción local. Eso es alarmante por múltiples motivos y también expresa lo poco que nos valoramos. Creo que es necesario repensar estas cosas, pero sobre todo modificarlas. Nuestra cultura es muy valiosa y tiene valores para llegar a todo el mundo. Pero si no le damos lugar en nuestro propio país las pérdidas pueden ser enormes en múltiples aspectos».
Proyectos cancelados o en pausa
Furriel asegura que va llevando la cuarentena con cierta tranquilidad, pero eso no impide que su humor pueda sufrir contrastes notorios semana a semana. «Lo más complicado es la incertidumbre –confiesa–. Pero es lo que tocó. Mientras tanto leo guiones de obras de teatro que me gustaría hacer y estoy atento a lo que vendrá. Tenía todo arreglado para hacer una película en España, pero parece quela van a empezar a filmar en junio con unos nuevos protocolos y tuve que rechazar la oferta porque no había forma de que pudiera llegar a España en ese mes».
La cuarentena también interrumpió la filmación de la serie de Marcelo Piñeyro «El reino». El proyecto impulsado por Netflix cuenta en su elenco a Furriel junto a Nancy Dupláa, Peter Lanzani, Mercedes Morán, Diego Peretti y el «Chino» Darín. «Esperemos que se pueda volver a filmar dentro de poco. Es una serie que genera múltiples expectativas y a todos nos gustaría retomarla», puntualiza.