Harry´s House es el nuevo disco de Harry Styles, del que ya se conocían algunos adelantos como “As it Was” y “Boyfriends”. El tercer disco del ex One Direction viene con 13 canciones organizadas en una parte más introspectiva e íntima, y otra que sigue la tradición musical que se escucha en hits como “Watermelon sugar”.
Sin entrar mucho en el sinuoso camino del análisis de las letras (ejercicio sumamente subjetivo aunque interesante de emprender) se pueden ver que dentro de esa división estilística del álbum, por un lado se escuchan los grooves pegadizos propios del pop ecléctico, como se aprecia en “Music for a sushi restaurant”, y que se vuelve más sintético, pero igual de efectivo, con “Grapejuice”, “Daylight”, “As it was” o “Little freak”. Después, de a poco, Styles va matizando los sonidos para que el aterrizaje en la segunda fase de su nuevo trabajo sea lo más ameno posible.
El plan más minimalista de Harry ́s House arranca con una canción acústica, “Matilda”: sin dudas, está llamada a ser una pieza infaltable en el cancionero de los próximos recitales del bueno de Harry. Mucho más relato e imagen, y lejos del palabrerío del hit, el disco continúa con “Cinema”, otra muy linda canción en un plan low tempo melódico. Luego se van incorporando elementos de la primera parte, pero con otro fin, el de generar climas y texturas más dulces. Acá se puede sentir más a la persona y menos al artista que mueve millones de fans: todo esto queda plasmado en “Daydreaming”. Por su lado, “Satellite” hace cumbre en lo meloso y cursi (pero rendidor), al galope de baterías electrónicas y sintetizadores. El disco cierra en este plan con “Love of my life”, una suave canión con vetas de un folk que poco le conocíamos a Harry, y que le sienta muy bien.
El resultado global de este disco que suena durante casi 43 minutos es más que alentador para los propios, y también es una grata sorpresa para quienes se topen con el artista británico por primera vez. Un disco fino, de matices, pensado para escuchar de comienzo a fin, y que no tiene puntos flojos. Una evolución del músico que se rastrea en la forma de componer y de llevar al estudio todo lo que está desarrollando en su exitosa carrera. Sin dudas, uno de los mejores trabajos de este año.