La cosa es así: Lali Espósito interpreta a Camila y Martín Piroyansky es Mateo, una pareja que un día, mientras cenaba con amigos, confiesa cuáles son sus «permitidos». Esto es: un «famoso» con quien podrían tener una noche de sexo sin que sea considerado infidelidad. El de ella es un actor (interpretado por Benjamín Vicuña), pero el problema aparece cuando Mateo conoce a su modelo favorita, encarnada por Liz Solari, unos días después de esa charla baladí. De esta manera, Permitidos, la nueva película de Ariel Winograd, que estrena el jueves, se propone no sólo recorrer los caminos de la comedia romántica sino generar un tema de conversación trivial en los espectadores.

«Además creo que se desmitifica el ideal de la fama, más allá del tema de la infidelidad», comenta Piroyansky, el actor fetiche de Winograd. «Es la quinta película juntos; somos muy amigos. Ya somos medio familiares», asegura Martín, que además en algunos días va a estrenar para UN3, El galán de Venecia, otra serie de capítulos cortos –como fue Tiempo Libre– donde parodia las novelas al estilo Thalía, con su particular registro de humor.

–¿Es una responsabilidad hacer comedia en un momento complicado del país?

–Siempre está bueno, más allá de la coyuntura, olvidarse de los problemas cotidianos o lo jodido del día viendo algo divertido. Hacer reír es algo valioso. Es lindo ser parte de ese momento de recreación de descanso. 

 
–¿Te interesa darle una lectura más politizada a tu trabajo?


–No me interesa tanto. Para mí es lo mismo hablar de política o de si tengo novia, son cosas que prefiero guardarme. Hay gente que le gusta expresar su postura política en cada cosa y está bien, me parece tan válido como el que no lo hace; todos tenemos como ciudadanos la responsabilidad de involucrarnos, es inevitable, pero creo que es algo íntimo. No siento que pueda aportar algo esclarecedor para el debate público. Creo que mi estilo pasa por otro lado, por algo más cotidiano. Y a eso se le puede dar la lectura que cada uno quiera


–¿Cómo fue trabajar con Lali? Tienen perfiles diferentes pero ambos empezaron de pequeños en la actuación.


–Ella tiene un vínculo muy sano con la fama. Es una piba común, que le va bien y tiene un montón de fans, pero cero drama. Yo tengo un vínculo más conflictivo con la exposición. Son gajes del oficio, pero soy más introvertido, me cuesta más lidiar con eso. Me gusta poder andar en colectivo, ir por la calle y que nadie me conozca, no me me gusta la idea de llamar la atención. Disfruto mucho del perfil bajo. Trato de financiar mi carrera de director, que es a lo que apunto a largo plazo, con mis trabajos de actor. «