Con más ganas de escuchar que de bailar, el público festejó una vez más la tercera década de un disco que no sólo marcó la carrera de Fito, sino que refleja a toda una generación musical y cultural en los 80.
El músico abrió su concierto con la canción «La casa desaparecida» de disco Abre (1999) para después darle lugar al repertorio de Giros. Fueron cuarenta minutos de suspiros, sonrisas, aplausos y recuerdos durante los cuales Páez atravesando todas las posibilidades genéricas y melódicas que explora el disco tuvo sus grandes momentos desde el intento de pogo de la platea en «Taquicardia» y la tensa profundidad con el tema final, «DLG».
Acompañado por una excelente banda de músicos (Juan Absatz al piano, Mariano Otero en bajo, Gastón Baremberg en batería, Carlos Vandera y Diego Olivera en guitarra) Fito tuvo a la gran Fabiana Cantilo en el apoyo vocal.
Después del recorrido por Giros, hizo un pantallazo por toda su carrera, mientras el publico tímido se fue animando a más muy de a poco. Los momentos más plenos: el pequeño homenaje a Charly, la versión de «Instant-táneas», la versión de «Tumbas de la gloria» y de «Gente sin swing». Hacia el final, el cierre fue con «Dale alegría a mi corazón», que compartió con el público y sirvió para la despedida.
Con los corazones contentos por tanta música, a la salida del recital, se repitió la escena de diciembre de 2015 a la salida del Gran Rex: el canto espontáneo de «vamos a volver».
Entre el público, estuvieron como invitados, los socios del diario Tiempo Argentino que accedieron a las entradas a través del sistema de sorteos.
Esta noche a las 21 hs. en el teatro Gran Rivadavia se desarrollará el segundo concierto del artista.