Stop Making Sense, la película sobre los recitales que la banda estadounidense Talking Heads dio en diciembre de 1983 en el Teatro Pantages de Hollywood y que fue la base de un disco en vivo que salió un año después, se reestrena este jueves en los cines de nuestro país. El largometraje dirigido por Jonathan Demme (El silencio de los inocentes), considerado icónico, se exhibirá en copias restauradas y remasterizadas en 4K.
Se rodó durante cuatro noches que formaron parte de la gira de promoción del álbum Speaking in Tongues. Fueron shows míticos por la inventiva visual y la magia musical del grupo de new wave integrado por David Byrne (cantante y guitarrista), Chris Frantz (baterista), Tina Weymouth (bajista) y Jerry Harrison (tecladista y guitarrista). La película se estrenó originalmente en abril de 1984 en el Festival de San Francisco y el disco homónimo, el sexto de la banda y el segundo en vivo, salió en octubre de ese año.
Entre los temas clásicos de sus cinco primeros álbumes que tocaron en los shows figuran “Psycho Killer”, “Swamp”, “Slippery People”, “Burning Down the House”, “Girlfriend Is Better”, “Once in a Lifetime”, “What a Day That Was”, “Life During Wartime”, “This Must Be the Place” y “Take Me to the River”.
La película, que se reestrenó en Estados Unidos en 2023 con la reunión parcial de Talking Heads, está considerada por la crítica como el mejor concert film de todos los tiempos. Aquellas cuatro noches fueron filmadas de forma minuciosa por Demme con siete cámaras.
A lo largo de los 88 minutos del documental, el espectador observa cómo el escenario al principio está despojado y con fondo negro e ingresa Byrne con una guitarra acústica y un grabador portátil para interpretar “Psycho Killer” de una manera radicalmente opuesta a la versión más popular. Con el paso de las canciones se van sumando los otros miembros de la banda -Tina Weymouth, Chris Frantz y Jerry Harrison-, sumados a los otros músicos reclutados especialmente para la gira, hasta completar toda la alineación para la interpretación de “Burning Down The House”.
Al mismo tiempo, el escenario se va transformando hasta llenarse de luces y sombras a lo que se suman las ocurrencias de Byrne, que elige cantarle a una lámpara en “This Must Be The Place” o llevar un traje inmenso durante “Girlfriend Is Better”.
Después de estos recitales, la banda ofreció algunas fechas en Australia a inicios de 1984 y posteriormente eligió centrarse en su trabajo en estudio hasta su disolución en 1991, fruto de las tensiones entre Byrne y el resto. Se reunieron brevemente en 2001 para ingresar al Salón de la Fama del Rock and Roll, pero nunca volvieron a tocar en vivo. Según la revista Billboard, cuando se restauró la película los Talking Heads rechazaron 80 millones de dólares para realizar una gira.