Con una treintena de films en la selección oficial, en la que se nota la ausencia argentina pero también la presencia de lo mejor que ofrece la industria mundial en esta postrimería del 2019, se inauguró hoy la 14a. Fiesta del Cine de Roma con “Motherless Brooklyn”, segundo film como director de Edward Norton a distancia de 20 años de su ópera prima, “Keeping the Faith”.
La manifestación se caracteriza por la ausencia de jurado (lo que explica la sobreabundancia de títulos en concurso), pero existe un premio del público en votación directa al finalizar cada una de las proyecciones.
Inspirado en una novela epónima de Jonathan Lethem, que cuenta una historia bastante complicada de corrupción municipal en los años ’50 en Nueva York sirviéndose de los tópicos habituales del género policial (detective improvisado por venganza, protagonista femenina en peligro, villano que trata de cubrir un secreto), el film se presenta como plato servido para lucimiento de Norton, en su triple función de productor, director y actor principal, repleto de tics que además de innecesarios se vuelven monótonos y reiterativos.
Alec Baldwin, como el político corrupto, saca el mejor partido de un personaje bastante convencional mientras Bruce Willis, en un gustoso cameo, desencadena la acción del film donde también se defiende Willem Dafoe en un ambiguo rol.
Pero dos horas y cuarto de película se revelan demasiadas para el espectador. Muchos mejores las dos ofertas de la primera jornada: el documental sobre Bruce Chatwin del siempre verde Werner Herzog, y una opera prima de un trashumante italiano, que pasando de Roma a New York, realiza en Francia su primer largometraje de ficción, “Deux”, sobre el amor contrastado de dos maduras señoras.
Si han habido en el siglo XX dos personalidades al mismo tiempo dispares y similares ellas son ciertamente Chatwin y Herzog, dos viajeros impenitentes que han hecho del mundo entero su propio hábitat, descubriendo en él la magia, lo inusual, lo extraordinario que la mayoría de los mortales descubren gracias precisamente a ellos.
A través de sus propios lenguajes, el cine para Herzog, la literatura para Chatwin, los dos cruzaron sus caminos en más de una ocasión (el primero adaptó del segundo “El virrey de Ouidah” transformándolo en “Cobra verde”) y “Nomad: in the Footsteps of Bruce Chatwin” es el debido homenaje del director a su amigo escritor, a tres décadas exactas de la temprana muerte de éste a los 48 años.
Es a partir de la Patagonia, que inspiró a Chatwin su primer libro que lo consagró mundialmente y a Herzog “Cerro Torre: El grito de piedra”, que el cineasta alemán rememora para el espectador el periplo del andariego escritor, continuándolo con su Inglaterra natal y Australia.
El respeto y el amor que siente Herzog por su amigo lo confirma la delicadeza y la claridad con la que afronta el tema de la enfermedad de Chatwin (fue una de las primeras víctimas del SIDA).
El film es no solo un homenaje a un escritor sino también un excelente compañero de exploración para todos los que han amado los libros de Chatwin.
“Deux” es el primer largo de ficción de Filippo Meneghetti, 39 años, autor de tres cortos y un documental, y cuenta la historia de dos maduras señoras que viven discretamente su historia de amor tratando de no despertar sospechas para no perturbar su vida social, pero un accidente inesperado las obligará a descubrir al mundo su relación.
Delicadamente interpretada por la alemana Barbara Sukova, que fuera musa de Rainer Werner Fassbinder, y la francesa Martine Chevallier, activa en televisión pero sobre todo en teatro (es miembro de la Comédie Française), el film es notable por el pudor y la sutileza con los que el novel director, autor también del guión original junto a Malysone Bovorasmy, ha sabido tratar el espinoso argumento que revela cuanto camino queda por recorrer para la equiparación y aceptación de todos los gustos sexuales.