VENECIA – Primera decepción del 75 Festival de Cine de Venecia con el nuevo film del maestro inglés Mike Leigh, Peterloo, sobre una masacre de campesinos en la Manchester de 1819, cuando el Imperio británico se estaba reponiendo de la guerra contra Napoleón que había empobrecido aún más a las clases bajas y enriquecido a la clase alta, comerciantes y latifundistas.
Lo acompañaban en la cuarta jornada en concurso, dos films de género, esa mercancía que era rara en los festivales y que hoy ha adquirido los suficientes títulos de nobleza –gracias a películas como las de este sábado–. El remake de Suspiria, el clásico del horror italiano de Dario Argento, firmado por Luca Guadagnino, y el policial francés Frères ennemis de David Oelhoffen.
A pesar de que Peterloo era un tema perfecto para Leigh ya que es de Manchester y ha vivido su infancia no lejos de la Plaza de San Pedro donde hace casi exactamente 200 años ocurrió la masacre. Pero también porque es un cineasta de izquierda, interesado en temas sociales (High Hopes, Secrets and Líes o Vera Drake) o, en su defecto, en la historia de la cultura británica (Topsy-Turvy o Mr. Turner).
Y en cambio en dos horas y media de película, Leigh nos presenta un cine de denuncia, avejentado, con los malos de una parte y los buenos de otra, con una exagerada profusión de diálogos, discursos repetitivos y una actuación singularmente opaca para quien se ha codeado con los mejores actores ingleses. Y la escena clave de la masacre llega en los últimos 20 minutos, lo que no alcanza a disipar el tedio de los primeros 130.
Luca Guadagnino, cineasta italiano que se expresa sobre todo en inglés, sorprende cada vez a la prensa y al público con un film diferente: el retrato social con I am Love, el policial psicológico con A Bigger Splash y más recientemente con esa espléndida historia de amor gay, Call Me By Your Name, que lo ha hecho popularísimo en todo el mundo.
Suspiria es la primera incursión de Guadagnino en un género hecho y derecho, el del horror sangriento y truculento que rinde homenaje a uno de sus ídolos cinematográficos, Dario Argento, pero su remake es infinitamente superior al original, por un lado, porque está ambientado en un lugar y un momento preciso de la historia europea, la Berlin de 1977 cuando ocurría el último coletazo de la guerrilla urbana con el fallido secuestro aéreo para liberar a la banda Baader-Meinhoff y el “suicidio” de esta en la cárcel.
Por otro lado, 1977 es el año de estreno de la Suspiria original, pero la remake es también una metáfora sobre las fuerzas del mal que se ocultan tras una fachada de normalidad. Las brujas del film no son los terroristas sino que, de cierta manera, lo es la sociedad que se escuda en el secreto y en la impunidad para lograr sus propios fines.
Tilda Swinton, musa constante de Guadagnino desde que fuera la protagonista de su primer film en 1999, The Protagonists, es la vicebruja que trata de arrebatarle el poder a la Madre Marko que lo detenta desde tiempos inmemoriales, y Dakota Johnson la joven aparentemente inocente que está lista desde la infancia a ocupar su lugar son las protagonistas del film. La película posee una duración excesiva de 2 horas y media, pero seguramente será recortada en cines, aunque es la duración ideal para la plataforma Amazon que la produjo.
Si hay algo que saben hacer los franceses, además de la nouvelle cuisine y el champagne, es cine policial. Así lo demuestra David Oelhoffen con su primera incursión en el género (incluso adaptó un cuento de Albert Camus para su film precedente, Loin des hommes presentado en este mismo concurso en 2014.
Policial de acción adrenalítica, Hermanos enemigos es la ocasión para gozar de dos horas de entretenimiento. Los hermanos del título son Manuel y Driss (el magnético actor belga Matthias Schoenaerts y el francés de origen argelino Reda Kateb respectivamente) que han crecido en un barrio de periferia y tomaron caminos opuestos, uno traficante de droga y el otro policía de Narcóticos. Driss, el policía, se vale de su cara de árabe para hacer tratos con delincuentes en peligro o para eliminar rivales y, en esa tarea, ofrece cobertura a Manuel para que vengue la muerte de su socio.