La 77ª Mostra del Cine de Venecia, que comenzó hoy y concluirá el próximo 12 de septiembre con la entrega de premios de parte de un jurado presidido por la actriz australiana Cate Blanchett. No es un simple festival: es el ensayo general de lo que deberá ser este tipo de manifestaciones en un próximo futuro, mientras duren las condiciones impuestas en todo el mundo por la pandemia del Covid 19.
Un ensayo general llevado adelante con gran esfuerzo por el nuevo presidente de la Bienal de Venecia, Roberto Cicutto, y el director artístico Alberto Barbera, siguiendo las estrictas reglas impuestas por las autoridades sanitarias italianas.
Así pues cada sala de proyección podrá cubrir solo un quinto de su capacidad real pues cada espectador deberá tener butacas rigurosamente vacías a su alrededor, a los dos lados y atrás y adelante, deberá mantener puesto el barbijo tanto a la entrada y a la salida como durante la proyección y le será tomada la temperatura que no deberá superar los 37 grados.
Las entradas deberán ser reservadas con tres días de anticipación y cada película será repetida no menos de una docena de veces entre los once cines del Lido, reservados para los acreditados, y los siete a disposición del público en diversos puntos de Venecia.
De esta manera será posible saber a ciencia cierta quien se sentaba cerca de las personas eventualmente contagiadas, en el caso de que se descubriera un foco de infección, y así ser sometidas a tests rápidos.
Asimismo, para evitar las aglomeraciones típicas de años anteriores, cuando docenas de personas (sobre todo jóvenes), estacionaban ante el Palacio del Festival desde la mañana para ver pasar a lo largo del día a las estrellas, se ha levantado un muro de más de tres metros de alto que hará que ese improbable desfile de luminarias del cine y las pocas delegaciones artísticas invitadas, sea presenciado solo por cámaras televisivas que en vivo y en directo transmitirán las imágenes en una pantalla gigante.
Por ende, nada de selfies, firma de autógrafos, estrecho de manos que caracterizaban al festival, el más antiguo del mundo.
Después de Cannes, Karlovy Vary, Sarajevo y otros festivales importantes que debieron anular sus eventos a causa del virus, Venecia apunta a relanzar la unión del cine con el público, precedidos, siempre en Italia, por los festivales de Bolonia y Bari, celebrados sin problemas en la última quincena de agosto, mientras aspiran a sucederlo Toronto, Telluride, Montreal, San Sebastián, Roma y Nueva York que ya confirmaron sus citas de septiembre y octubre, siempre que lo permita la situación sanitaria de los respectivos países.
Barbera y su equipo seleccionador han logrado incluir 18 películas en el concurso oficial, con obras de cineastas veteranos como el israelí Amos Gitai y la francesa Nicole Garcia, otros de confirmada valía como el documentalista italiano Gianfranco Rosi, que busca repetir su León de Oro del 2013 con “Sacri GRA”, la directora teatral italiana Emma Dante, el rumano Kornél Mundruczó, la polaca Malgorzata Szumowska y el mexicano Michel Franco.
Mientras una buena mitad de los seleccionados confían más en su propio talento que en sus respectivas carreras. Más nutrida la sección fuera de concurso que entre obras de ficción, documentales, cortos y proyecciones especiales reúne 28 tìtulos, entre ellos el muy esperado “The Human Voice” de Pedro Almodóvar que se presenta como un emotivo homenaje a la actriz inglesa Tilda Swinton, uno de los dos leones de oro a la carrera junto con la china Ann Hui, que interpreta el célebre monólogo de Jean Cocteau “La voz humana” que el director manchego ya había visitado en su “La ley del deseo” de 1987 con su actriz fetiche de la época, Carmen Maura.
Aquí también se mezclan cineastas conocidos como la misma Ann Hui, el norteamericano Abel Ferrara, que recibirá el premio Jaeger-Le Coulter, el español Alex de la Iglesia, el ruso Mihail Konchalovsky y el también norteamericano Frederick Wiseman con nombres nuevos como el italiano Antonio Maria Castaldo que, siendo él mismo bombero, rinde homenaje a sus compañeros en el documental “Fuoco sacro”.
Ningún film argentino ha logrado acceder al concurso oficial pero dos cortos figuran en la pujante sección dedicada a la Realidad Virtual (Venecia fue el primer festival que organizó un concurso en esta categoría) que este año se verá en streaming: “4 Feet High” de María Belén Poncio y Rosario Perazolo Masjoán y “Paper Birds” de Germán Heller y Federico Carlini.