Es de los músicos que prefieren esperar a la inspiración. Fernando Cabrera, guitarrista, cantante y compositor, se fue transformando de esa manera paciente en un referente de la canción del Río de la Plata de los últimos años. «Si hago a la fuerza una canción, el resultado no es bueno. En el momento que cae algo, ahí me pongo a trabajar. Hay que ser paciente y no ponerse ansioso. Yo a esta altura ya sé que puedo hacer una canción, sólo que la tengo que atrapar en el aire para que no se vaya. Las herramientas las tengo. Puede venir de cualquier lado, hay que estar atento, siempre con papel y lapicera. O con el celular, por si te agarra caminando», revela risueño.
Nacido en Montevideo, Uruguay, se crió en el barrio Paso Molino y hoy vive cerca del puerto en la Ciudad Vieja, donde por estos días prepara su nuevo desembarco de este lado del charco. Este viernes a las 21 presentará su nuevo CD, 432, en Xirgu Espacio Untref, Chacabuco 875.
Paladín de la identidad del Río de la Plata, con una trayectoria de más de 30 años, premios en festivales internacionales, una producción de más de diez discos propios y otros tantos en calidad de productor y de arreglador, Cabrera viene a mostrar sus nuevos 12 temas y demostrar por qué resultó ganador del Premio Graffiti (equivalente al Gardel de nuestro país) por mejor álbum de música popular y canción urbana. «Más que nada me pone contento pasar por la Argentina y conocer un lugar nuevo, como este teatro, del que me han hablado maravillas. El orden de las canciones o el concierto en sí mismo lo tengo bosquejado en la cabeza, pero me conozco y sé que haré cambios a último momento. Sale una canción, aparece otra: me resulta inevitable. Tiene que ver con las ganas del momento», explica Cabrera.
432 cuenta con la participación especial de Martín Buscaglia, entre otros artistas uruguayos de prestigio. Consultado sobre la copiosa cantera de buenos músicos de su país, Cabrera no sabe bien qué decir: «No tengo teorías absolutas y cada vez sé menos qué decir al respecto. Uno de los asuntos a atender, entre tantos, tiene que ver con la pequeñez del país. Somos pocos y no hay una industria, por lo que vivir de la música no es nada fácil. Eso nos da libertad porque no hay nada que cuidar, nos hace un poco más originales y atrevidos. No estamos obligados a repetir ninguna fórmula o cambiarla drásticamente como mecanismo publicitario. Todos somos bastante únicos. Leo Masliah hay uno solo, y así con todos los que se te ocurra. Pero no creo que el Uruguay tenga algo distinto a otros países en cuanto al amor a la música. La Argentina es tremenda, la he recorrido bastante y hay mucho talento. Lo mismo pasa en Brasil y Colombia, por ejemplo. La humanidad es musical».
La pulsión de hacer canciones está en él desde que tuvo unos 12 años: edad en la que compuso, por primera vez música y letra. «Me da un sentido, una justificación de mi existencia. Es un acto tan fuerte, tan movilizador, que no ha cambiado durante toda mi vida. Es un milagro y un don poder hacer una canción. Siempre tengo conmigo una enorme cantidad de bocetos y de letras no acabadas que voy trabajando cada vez que puedo. Siempre estoy en el ejercicio de hacer canciones, es el lugar que me han dado», dice.
Si se le pide que trate de señalar los tópicos principales de sus canciones, Cabrera asegura que casi siempre giran en torno a un asunto básico para todos: «Las mías son de amor (con la variante del desamor), o reflexiones de lo que me pasa a mí, como integrante de una sociedad. Sólo que intento buscar diferentes maneras de contar la película». «
¿Cuando?
Fernando Cabrera presenta 432.
Viernes 31 de agosto a las 21 en el Xirgu Espacio Untref, Chacabuco 875