El domingo pasado, después de su despido de C5N, Roberto Navarro volvió a emitir por Internet El Destape, con el que lideraba el rating en la TV paga hasta que Cristóbal López lo echó como lubricante de las negociaciones por la transferencia de Indalo a OP Investments. El espacio de la crítica más enfática hacia el gobierno de Mauricio Macri está amenazado en los medios tradicionales, incluso cuando algunos de sus exponentes, como Navarro, fueron respaldados por el rating. Curioso: los medios comerciales resignan ciclos con buena audiencia antes que arriesgarse a un conflicto con el gobierno por dar cobijo a la crítica, incluso en plena deserción de las grandes audiencias.
A falta de aire en la TV, Navarro difundió el programa por YouTube y Facebook Live al unísono. Al terminar, el registro de YouTube marcaba 358.500 visualizaciones (y lideraba las tendencias) y en Facebook 344.670. En YouTube el promedio de conexión de la audiencia de El Destape fue de 20 minutos. Desde entonces las visitas al programa crecieron.
Si se tradujera a puntos de rating, la alternativa de Navarro fue un éxito rotundo: solamente el domingo habría acumulado 7 puntos. Esa noche fue superado por El Trece y Telefe, pero los números de las otras emisoras y de las señales de cable quedaron muy lejos de El Destape. Claro que mientras que la controvertida metodología de Kantar Ibope sólo registra en sus estadísticas a Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza, la emisión en Internet no tiene restricción geográfica.
Ello impide extrapolar el rating a YouTube y Facebook, aunque la promisoria exploración digital que inició Navarro es fruto de dos procesos: por un lado, indica la mudanza del concepto de masividad y de la programación «en vivo» en el campo audiovisual, con contenidos transmitidos crecientemente por plataformas de redes sociales; por otro lado, expone el sectarismo ideológico tanto de los programadores televisivos como la aversión al riesgo de los anunciantes privados que evitan exponerse ante el gobierno, promocionando sus productos en un programa con audiencia considerable mientras estuvo en C5N y hoy en Internet.
El destierro de los medios tradicionales de ciclos que funcionan bien dentro de las reglas comerciales puede acelerar el exilio de la audiencia (esta vez, por razones de afecto) hacia otras opciones. «