Está dirigiendo El ascensor, actuando en Es solo sexo y terminó de filmar la serie de Previa, de Victoria Chaya Miranda. Pero antes -bastante antes- estuvo en Los buscas de siempre (1994), Floricienta (2004-2005), Todos contra Juan (2008, de donde nació su amistad con Gastón Pauls), Dulce amor (2012), Esa mujer (2013), Desafío 24 (2021) y DT, la misión (2023), por nombrar sólo algunas producciones, en las que ocupó diversas funciones y roles. Más allá de la suerte dispar de cada una de ellas, a Esteban Prol se le reconoce talento, voluntad de superación y, sobre todo, compromiso con cada una de las tareas que emprende.
-Si te tocara quedarte encerrado en un ascensor, ¿con quién te gustaría quedarte atrapado?
-Primero que sea con amigos. O con mi novia. Y le pondría mucho humor. Tener al menos una mirada positiva: ya tendremos una solución. Siempre me enfoco en la solución. Y con algún instrumento, así tocamos algo, mientras tanto.
-¿Sos de tener humor con tu pareja?
-Con todo. Para mí el humor es una herramienta que me relativiza. Cuando tengo un problema me ayuda a salir. Me alivia la vida haber aprendido a reírme de mí mismo. Creo que es lo mejor que tengo.
-¿Qué deporte te gusta?
-El béisbol: tengo seis guantes, cinco pelotas y bates, todo. Me encanta. Y nadar. Nadar me parece que es lo mejor del mundo.
-Y en un supuesto partido de béisbol, ¿a qué súper héroe o súper heroína te gustaría tener el equipo?
-¡¡Batman!! ¿Olvídate! Mi hijo dijo: «papá, mamá, Batman» (ríe a carcajadas). Todos somos Batman en algún lugar. Y Flash, aunque ya sería afano llevarlo. Así que él no puede participar. Seamos más equitativos y más justos.
-¿Y en una carrera de relevos de natación?
-Capitán América, derecho. Me gustan los que no tienen tantos superpoderes cósmicos. Estaría también el hombre elástico, que me divierte mucho; Plastic Man también me encantaría, aprovechando sus poderes. Después pondría a la Mujer Maravilla. Es indispensable tener energía femenina en el equipo.
-¿Y a quién te gustaría ganarle?
-A mí. Ganarle a otro no. Quiero dar lo mejor, más que ayer. Ya eso me pone feliz. Superarme.
-¿Cuál es el abrazo que más te acordás?
-El último.
-¿Con quién fue el último?
-Estoy haciendo la obra Es solo sexo, y Paula Morales -que es mi compañera mujer en la obra- me hizo notar: «vos siempre decís que el abrazo cura». Y es verdad, para mí el abrazo cura. Obviamente hay abrazos que son mucho más íntimos y más pegados al corazón, y abrazos que tienen otra fuerza vibratoria, si querés. Pero siempre un abrazo hace bien. Porque es confianza, es como que va a estar todo bien. Eso es lo que más cura para mí.
-¿Hubo alguno que te hubiera gustado tener y no pudiste tener?
-¡Darle un abrazo a Maradona! Lo he conocido, gracias a Dios, lo he saludado y sé que alguna especie de abrazo le di, pero con mucha vergüenza. Lo saludé y buena onda, pero lo más loco es que él se acercó a mí, no yo a él, porque no lo quería molestar. Dijo: “¡Hola!, ¿qué hacés, cómo estás?” Y yo miro a quién está saludando y era a mí. Así que hermoso, esa gente que le ha dado tanta alegría a la gente.
-Era milagrero el Diego.
-Sí, tengo millones de anécdotas que he vivido y que me han contado. Tenía un 3D y una honestidad brutal. Vos veías las luces y las sombras en ese ser. Muy honesto.
-¿Alguna anécdota para contar?
-Y tal vez la que más lo represente es esa que recordé recién. Porque además fue la que más me sorprendió. Estábamos en un evento de una marca muy importante y llegamos temprano y qué sé yo, y a veces yo me pongo medio fóbico social y me pongo en un costadito. Y veo que viene una marabunta de fotógrafos, de periodistas y pienso habrá llegado él. Y de repente se abre un hueco y mira se da media vuelta y dice: “¡Oh, qué hacés!” Yo miro para atrás y no había nadie. Y la gente se queda y él sale caminando solito y todos van a ver a quién va a saludar y me encaró a mí. “¡Qué hacés, maestro!”, me dijo. Y yo me quedé helado porque para mí entre tanto acoso de la gente el mejor regalo que le podía hacer al Diego era no molestarlo, dejarlo tranquilo, y él me vino a saludar. Esa humildad, esa generosidad. Y yo además participé en la serie de Maradona y las cosas que me han contado. Su figura se hizo más grande y fue lo que pasó cuando en todo el mundo cuando lo despedimos de este plano.
-¿Creés en la vida más allá?
-Creo en antes y después: mi energía ya viene de larga data. Ahora estamos cursando esta materia que es en este planeta y en esta dimensión. Creo en un ánima, en algo que me habita y que vino no sé, a perfeccionarse, a aprender y todo eso es para algo. Lo siento así. Mi creencia es que no hay nada que me separe de los seres que yo amo. Ya vengo, estoy y seguiré. Ahora estamos en un plano de la materia, estamos cursando física de cuarto, ponele. Y si no es así me gusta cree que lo es.
-¿Alguna vez sufriste depresión?
-Sí, obviamente. Tuve un episodio a partir de algo familiar que me vulneró a un nivel de ayuda terapéutica: es cuando uno se encierra y no podés ver más allá de lo que te está pasando. Creo que hablar de la salud mental es algo tan necesario como empezar a tener educación emocional desde la primaria para poder gestionar los sentimientos, las emociones y conocerse. Es importante hablar de eso, no solamente de matemática. «