Dos personajes condenados a muerte, uno por la política y otro por una frágil salud. Un revolucionario por una sociedad más justa y una revolucionaria en lo artístico y estético de ese planeta injusto. A partir de personas y hechos reales se puede construir un universo poético-teatral para contar una historia que apunte a la emoción del espectador. Eso es lo que se puede ver en Tinglado, en “Los amantes de la Casa Azul «, obra dirigida por Daniel Marcove, que una vez más trabaja con el periodista Mario Diament como autor. Esta dupla creativa que produjo obras recordadas como “Tierra del Fuego”, “Franz y Albert” y más recientemente, “Moscú”.
En esta ocasión se hizo foco en el punto de vista de la puesta en escena con un fuerte acento en lo visual y en lo apasionado que puede ser un encuentro entre dos personas que viven intensamente sabiendo que el final está cerca. Eso es lo que se propone poniendo como personajes a figuras como Frida Khalo, Diego Rivera, León Trotsky y su mujer Natalia Sedova, siendo estos las coordenadas viscerales por dónde transcurrirá el espectáculo.
Emplazado el relato en enero de 1937, cuando León Trotsky llegó a México, donde el presidente Lázaro Cárdenas le ofreció asilo (tras la gestión de Rivera) tras la expulsión del soviético de Noruega, permanentemente asediado por los agentes de Stalin y luego de pasar un tiempo primero por Turquía y luego en Francia.
“Esta obra, como todas las demás, aparece de la manera más inesperada: de algo que se lee por ahí, algo que te cuentan, algo que se ve o se cruza, diferentes situaciones en la que se despierta esa necesidad de indagar. Me dio ganas de investigar y luego imaginar cómo fue esa relación y ahí la idea empieza a tomar cuerpo”, dice Mario Diament, autor de la obra que actualmente vive en EE.UU., donde enseña periodismo en la Universidad Internacional de la Florida.
“El periodismo y el teatro que hago se basa en la curiosidad. El impulso me hace tratar de saber todo lo que puedo sobre el asunto que me ocupa, es el mismo instinto. Trato de armar un mosaico de fuentes múltiples para enriquecer el resultado. Se retroalimentan ambas tareas aunque tengan pequeñas deferencias. Pero la investigación para acercarse a algo para comunicarlo esta siempre. Las obras se van descubriendo para darle algo al espectador.”
Trabajar con Marcove por cuarta vez es para Diament algo fácil de hacer: “Nos entendemos muy bien y eso es lo ideal para la relación autor- director, más con el rigor histórico que hay que tener en este tipo de obras que me gusta escribir. La primera vez que trabajás con alguien es como una cita a ciegas, nos aves que encontraras, pero cuanto más estas junto al otro mayor es la tranquilidad que te da para resolver ciertas escenas”.
El hecho que sean personajes históricos genera una situación diferente a cuando no lo son. El elenco fue elegido no sólo por su calidad actoral sino también por su gran parecido físico, para lograr el objetivo que el público crea verdaderamente que está conociendo las entrañas de estos gigantes personajes y asistiendo a su maravillosa historia. “Como si espiara por el agujero de la cerradura de alguna puerta de la Casa Azul. Con todo ese clima que había ahí adentro, cuando los personajes son tan ricos esta bueno que así sea. Porque la gente tiene la impresión que los conoce, pero conoce algo de él, entonces hay que tratar de mostrar algo más, algo más allá de lo conocido. Siempre uno trata de horadar en aquello que no sabe”, puntualiza.
Desde su punto de vista el teatro es incitar a la reflexión. “El teatro es un ejercicio de pensamiento y formador de opinión. El teatro debe invitar a pensar, es irrelevante hacia donde o qué, pero que se genere ese movimiento interno para tratar de entender es fundamental. Creo que muchas veces es importante no emitir juicio como autor, sino ir tratando de entender a los personajes y su motivación para ser como son. El espectador produce el juicio, entonces ahí debe movilizarse para hacerlo, encontrando lecciones para su propia vida o motivos para charlar luego con alguien. Eso es interesante”, concluye.
Los amantes de la casa azul, de Mario Diament. Con las actuaciones de Maia Francia, Roberto Mosca, Silvia Kanter y David Di Nápoli. Funciones: viernes a las 20 y sábados a las 22.15 en el Teatro El Tinglado, Mario Bravo 948.