El domingo pasado el film chileno Una mujer fantástica se alzó con la estatuilla a la mejor película de habla no inglesa en la 90ª entrega de los premios Oscar. De esta manera, el galardón que cada año entrega la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos constituyó el primer premio de esta naturaleza para la industria chilena del cine. La película narra la vida de Marina Vidal interpretada por Daniela Vega, una mujer transgénero que enfrenta la pérdida de Orlando, su pareja de largos años.
«Quiero agradecer especialmente a Daniela Vega, porque ella fue la inspiración de esta película», fue lo primero que dijo el director Sebastián Lelio al recibir el galardón en un colmado Dolby Theatre de Los Ángeles. Acto seguido agradeció a los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín, y al equipo de producción donde trabaja la argentina Fernanda Del Nido. Ella vive entre Buenos Aires y Barcelona, y es parte de la pata española de la producción del film. «Para esta película participamos desde España con financiación y seguimos todo el proceso creativo. Como director, Sebastián fue muy generoso y nosotros trabajamos mucho para contar el cuento a su manera», reconoce la argentina en diálogo con Tiempo.
Una mujer fantástica es una historia de amor y de pérdida con la que cualquiera puede fácilmente identificarse. Fue una noche doblemente histórica porque Daniela Vega fue también la primera mujer transgénero en presentar una gala de los Oscar, en su caso un número musical. «La película habla de un romance y del luto, pero también de la dignidad y la resistencia; busca despertar la empatía del público, aunque esta no es una película reivindicativa. La transexualidad se trata con sutileza, sin entrar en lo morboso», dice la productora argentina y recuerda las palabras del director durante la promoción de la película: «Nunca se quiso hacer una película de propaganda, sino de amor y pérdida».
«La presencia de un personaje transexual sólo apareció como una posibilidad que fuimos explorando y nos pareció más importante precisamente porque es un tema poco explorado», dijo Gonzalo Maza, coguionista del film, tras su paso por el Festival Internacional de Cine de Berlín, donde Una mujer fantástica se llevó el premio al mejor guión.
En un año en el que Hollywood pareció buscar visibilizar y premiar la diversidad, el personaje de Marina ha resultado muy oportuno. Además, con una fotografía bien trabajada que le aportó Benjamín Echazarreta, el factor transgénero del film no parece reducirse sólo al personaje, porque la trama y el ritmo del film tienen tintes diversos que construyen un melodrama pero también un thriller realista que cuenta con desvíos oníricos pero también musicales. «Los que trabajamos en cine siempre intentamos ser parte de algo especial que pueda llegar más allá, generando una buena historia que conecte con el público. Nos alegra que eso haya pasado con esta película, pero ese elemento es parte de la magia del cine y por lo tanto nunca se sabe. El mérito se encuentra en la sensibilidad de director para narrar algo humano y nosotros sólo apoyamos su forma de decirlo», comenta Del Nido.
Si bien dos films de Pablo Larraín (No y Jackie) fueron nominados a varios premios de la Academia de Hollywood en años anteriores, Del Nido afirma que «no trabajan para los premios, algo que es medio imposible, por cierto». Y continúa: «Creo que la clave del reconocimiento del director y de este despertar del cine chileno pasa por su compromiso, su lucha de muchos años y su forma tan amena de trabajar en equipo. Ellos buscan proteger el talento y no alterar la historia con problemas fuera del guión. Son buenas personas queriendo hacer buen cine», concluye. «