Dos puntos le juegan en contra desde el vamos: porque no es de las mejor novela de Stephen King como para llevar al cine (no por tema, sino por escritura, estructura reiterativa respecto a otras novelas de King y un misticismo religioso de escaso vuelo), y porque luego de The Walking Dead es demasiado difícil hacer una historia de gente atrapada por algún fenómeno misterioso que se pone a atacar a los sanos.
Así las cosas, la historia que se desata cuando John Cusack está en el aeropuerto y se salva de la conversión fortuitamente porque su celular se quedó sin batería, poco tiene para mostrar y menos cuando carece del atrevimiento necesario como para ser auténtica frente a todo lo que ya se hizo antes.
Los hombres atacados por sus celulares y convertidos en una especie de zombies de tecnología algorítmica, precisamente por esa características pueden aprender y mejorar sus tácticas (a diferencia de lo que sucede con los walkers de The Walking Dead, más bien inmutables). Algo que le pone un poco de pimienta a un film totalmente desadobado, que pasa por todos los estadíos de los films similares (pérdida de compañeros, peligros salvados de milagro, una meca donde podrán resolver todo el problema) con la abulia de un mismísimo zombie sin comida a la vista.
El pulso (Cell. Estados Unidos, 2016). Guión: Adam Alleca, basado en una novela de Stephen King. Dirección: Tod Williams. Con: Samuel L. Jackson, John Cusack, Isabelle Fuhrman . Stacy Keach.. 98 minutos. Apta mayores de 16 años.