-Atención. Esta nota contiene spoilers sobre “The Iron Throne”, último episodio de GoT.
Aunque los dragones, los lobos huargos y demás seres mágicos como los White Walkers y su Night King protagonizaban una de las principales tramas de GoT, lo cierto es que el tema central del juego de tronos siempre se vinculó con las pasiones humanas. Después de todo, en ellas reside la motilidad de la especie y George R.R. Martin, creador del universo llevado a la pantalla por HBO, parece tener muy clara esa premisa.
La ambición, la codicia, el deseo, la traición e incluso el amor se vieron constantemente supeditados a la lucha por el poder. Con el paso de las temporadas, la disputa se volvió cada vez más escabrosa y caótica hasta estancarse en una colisión de cierre de arcos ilógica para algunos personajes, que sembraron desconcierto en el público y la crítica.
En varios aspectos, se trató de un desenlace “desilusionante”, como dijo el mismísimo Kit Harrington (Jon Snow) cuando le pidieron que lo describiera el final del show con una palabra en una entrevista que le hicieron hace algunos meses en Pop Buzz. Aunque en esa charla el actor intentó cambiar la primera definición que se le vino a la mente por una más esperable como “épico”, es evidente que él también calificó negativamente el destino de Jon Snow, de quien se esperaba un duelo de titanes con el Night King o al menos alguna participación en su destrucción. Sin embargo, el rol del bastardo de triple apellido se vio diezmado a una última aparición como Queen slayer (asesino de reinas) exiliado en una especie de lado B del King Slayer, Jaime Lannister.
Si bien “el caos es una escalera”, como sentenció una de las mentes más brillantes de Westeros, los peldaños que apuntalaron Benioff y Weiss (B. y W.) como únicos guionistas desde la sexta temporada no resultaron ser tan sólidos como la prosa exquisita de Martin. Probablemente ahí se encuentre la razón del evidente bajonazo de calidad en los diálogos en general y en la trama de los personajes principales en particular. Por otro lado, como ya se ha difundido en varios medios, tanto HBO como el autor de la saga de Canción de Hielo y Fuego pretendían prolongar la serie pero los showrunners se rehusaron. Una decisión que gran parte del público les está cobrando caro como muestra unapetición en Change.org para que se rehaga la temporada final “con guionistas competentes”, que a esta hora ya alcanza más de 1 millón 200 mil firmas de apoyo.
Otra de las grandes perjudicadas por la pluma de la dupla B. y W. fue Daenerys Targaryen, un personaje que representaba una verdadera revolución en términos políticos tras la liberar a varios pueblos del otro lado del Narrow Sea, pero que desde que conoció a Snow mutó hacia una versión contemporánea de una princesa de Disney con problemas de ira. En ese sentido, su muerte era más que esperable, porque la mayor traición no la recibió de sus aliados sino de los guionistas.
De todas formas, más allá de la desazón que dejó el cierre de la última batalla por el ahora derretido Trono de Hierro y el gobierno de transición de Bran The Broken, es justo reconocer el impacto que generó y seguirá generando GoT más allá de la adaptación televisiva.
Por un lado, en términos de la historia, fue muy interesante ver la primera conformación de un Consejo de “nadies”, integrado por personajes que en sus inicios solían ser víctimas de todo el bullying y abusos posibles de su época. En ese aspecto se nota la injerencia de las ideas del autor de los libros, alguien muy militante de darle voz a los seres menospreciados y comúnmente excluidos de los registros históricos. Todo esto simbolizado en esa reunión presidida por Tyrion nuevamente como Mano junto a un grupo de lores de casas inventadas y la primera caballero y comandante de la Guardia Real de –lo que quedó de- King’s Landing, Sir Brienne de Tarth.
Desde otro ángulo, a esta altura no se descubre nada al señalar que GoT se convirtió en un verdadero fenómeno de masas y que quedará registrada por el momento como la producción audiovisual más vista, comentada, compartida y hasta criticada de la que se tenga memoria. Un fenómeno trans-mediático que ya tiene en camino varios spin-offs y que volverá a dar de qué hablar cuando salgan a la luz los dos últimos libros de la saga. Además, para 2020 se espera la apertura de un parque temático en Irlanda del Norte y seguirán rotando las wikis, los recaps en YouTube, los podcast, los artículos de análisis y el merchandising. Todas señas de que el verdadero juego para HBO y Martin recién comienza.