“En algún momento sentí la sensación de que no se detenía más. No sólo porque ya estaba sostenido en el tiempo, sino porque estaba adoptado por un evento querible”, dice Juan Falú sobre Guitarras del Mundo, que el 1 de octubre comenzó su 25ª edición y se desarrollará hasta el domingo 13. “No sólo por el público y los guitarristas -amplía, sino también por quienes lo sostienen: UPCN y el que era Ministerio de Cultura y espero que vuelva a serlo. Esa adopción por parte de los organizadores valorandolo como un programa de la cultura que vale la pena sostener, y la adopción que hicieron público y los guitarristas, dieron esa certeza.
Esa sensación que percibió a partir del 2001 (“si pese a esa crisis se hacía de todos modos”), tiene un botón de muestra en esta edición: “Los organizadores se vieron con algunas trabas para poder pagar en términos los honorarios a los guitarristas extranjeros. Entonces les mandé un comunicación a todos explicando la situación y unánimemente dijeron que venían y que después se resolvía. Eso da cuenta de cómo se adopta un proyecto”.
-Ni Dios lo voltea.
-Jajaja. Mientras estemos los organizadores históricamente conformados, los guitarristas y el público, creo que no. Y cuantos más años tengamos, más será el precio que paguen si lo sacan.
Entre esos organizadores está el sindicato Unión Personal Civil de la Nación (UPCN), que como otros sindicatos promueve eventos culturales, algo que por lo general no goza de mucha prensa. “La participación en cultura es una fuerte tradición del sindicalismo argentino desde inicios del siglo XX. Pero eso es otro de los fuertes prejuicios en la sociedad respeto al sindicalismo, y por ahí pasa el no reconocimiento de esa protagonismo sindical en el campo específico del sindicato pero también en el de la cultura. A mí me parece que lo que se valora un sindicato haciendo cultura, participando, programando hay que apoyarlo como una forma estratégicamente muy valiosa y necesaria, sin reparar en quién es la conducción del sindicato. Porque el sindicalismo es fuerte y es importante; es inútil negar su presencia y su protagonismo. Y lo mejor que se puede hacer, sobre todo desde las políticas culturales oficiales, es una fuerte alianza. Porque no es sólo una alianza con personas y voluntades, sino con estructuras, logísticas, espacios, difusión. Para mí el Estado, desde sus políticas culturales, tiene que mirar hacia el sindicalismo, las universidades para que las políticas culturales tengan envergadura, un carácter estratégico, consignas comunes con otros espacios. Guitarras del mundo tienen que ser tomado como un ejemplo válido.”
Pero la cultura suele ser el territorio al que los poderes económicos, con las recurrentes crisis que provocan, pretenden invadir para quebrar lo que ahí resiste al avasallamiento. “La cultura es una de las herramientas más poderosas para atravesar una crisis. Y más en estos tiempos cuando la herramienta de dominación es el olvido, es borrar las señales; entonces con más razón hay que apuntalarlas. Un poco fue lo que quiso hacer este gobierno. El mejor ejemplo es la estrategia de no hacer política, dejarse de joder con la política; o uno que puede resultar hasta gracioso como cambiar próceres en los billetes por animales: en aras de una modernidad que no asegura nada, estamos dispuestos a entregar hasta la identidad. Los ingleses no quieren ni sacar los uniformes de los jueces. Es que el que domina se puede cuidar a sí mismo, por eso los deshechos de la basura siempre los hacen tirar en otro lado. Hay muchos ejemplos como ése. Pero a mí parece que cultura también es cuidar el medio ambiente: si uno tiene una zamba o una canción sobre el río o la montaña, cómo puede ser que no nos preocupemos por la deforestación.”
En sus 25 años, el Festival vio pasar más de mil guitarristas de la Argentina y otros sitios del mundo, tuvo una asistencia superior al medio millón de espectadores y mostró todos los lenguajes musicales y generacionales: “Desde la estadística también es muy elocuente”, dice Falú.
Y eso, agrega, en un tiempo en el que la guitarra criolla carece de difusión. “No es un instrumento con apoyo mediático: si aparece, aparece enchufada. Pero esta que llamamos criolla o española, no. Hasta los grupos folclóricos que transitan los festivales las tienen enchufadas.” Eso transformó al festival y a la guitarra “en instrumentos de resistencia. Tenemos grandes figuras del folclore que fueron solistas de guitarra: Eduardo Falú y Atahualpa Yupanqui fueron pilares del folklore, y eso no existe en muchos lugares del mundo. Normalmente en Latinoamérica la guitarra funciona de manera más grupal, más rítmica o armónica. Pero no tienen hombres solos con sus guitarras que hayan sido pilares de su folclore. No es un dato menor”.
El gran cierre de esta edición será el domingo 13 en el CCK, habrá distinciones a guitarristas y personas que hicieron posible estos 25 años. “En especial a dos que nos dejaron este año: el guitarrista Juanjo Domínguez, y Francisco Estrada Gómez, el patriarca de la luthería argentina.”
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