La emblemática conductora de las FM se sumó a la conducción de Sobredosis de TV en C5N y ya nada fue igual. En las dos emisiones que participó en el ciclo, el programa midió más de 3 puntos de rating (con picos de 4) y lideró la competencia de las señales de noticias, mientras que entre las señales de aire sólo fue superado por los líderes Telefe y El Trece.
Sobredosis de TV renovó su plantel de conductores en pocas semanas. Tras la partida de Roberto Funes Ugarte (hoy a cargo de un programa de entretenimientos en el prime time de la TV Pública y casi sin pantalla en la señal de noticias) y Luciana Rubinska (quien sigue en la señal en horarios centrales de lunes a viernes), se incorporaron Juan Di Natale, primero y Elizabeth Vernaci después. La dupla exhibió muy buena química al aire y tuvo excelentes números de rating, en la cada vez más competitiva franja del sábado a la noche.
Sobredosis de TV es un programa producido por Delabalcin, que se presenta como la continuidad de TVR, el mítico programa de archivo. Luego de la salida de la pantalla del mencionado programa, y después de una convocatoria de acreedores de la productora original, comenzó a emitirse en 2017, en las noches sabatinas de C5N.
El envío mantiene el tono general de los informes que hizo célebre a TVR: una seguidilla de fragmentos en los que se subraya la contradicción de protagonistas de la política y el espectáculo, acompañados por una música que a través de la letra ofrece un anclaje de opinión, más allá del montaje que claramente exhibe la mirada del programa sobre los acontecimientos y personajes tratados. Esos informes son presentados por una dupla de conductores quienes también opinan de los mismos luego de la emisión. El panorama se completa con un invitado que también opina sobre el tema de los informes, mas no de los informes en sí.
La pareja de conductores se organiza con uno que funge como “simpático” y otro como “opinador”, como en el fútbol: uno maneja la pelota y otro hace los goles. Así funcionaron durante años Sebastián Wainraich (como conductor simpático) y Gabriel Schultz (quien aportaba opinión e ironía). A la dupla de Roberto Funez Ugarte y Luciana Rubiska les costó adaptarse a esa lógica y se los notaba incómodos, sobre todo a Funes Ugarte, ambos más acostumbrados al registro aséptico del noticiero convencional.
La dupla actual recupera el tono original de TVR, con dos conductores que, con pasado común en la FM Rock and Pop, han hecho gala de la ironía y la crítica a las formas hegemónicas del periodismo televisivo. Así, Di Natale conduce y Vernaci remata, con su habitual habilidad para el comentario filoso.
Elisabeth Vernaci es una locutora y conductora emblemática, de extensa y exitosa carrera en la radiofonía argentina. En un ambiente claramente machista, como buena parte del universo periodístico argentino, supo hacerse un lugar destacado e imponer un estilo propio que luego fue imitado por otras conductoras de FM. El estilo Vernaci se conjuga con un mix entre precisión en el uso de la palabra, opinión sin condicionamientos pero, al mismo tiempo, sin irresponsabilidad es una marca que le permitió ser un referente cultural para varias generaciones de jóvenes. Su mentada capacidad para tocar temas íntimos sin caer en la chabacanería, ni en la grosería sin sentido es una auténtica muestra de transgresión bien entendida: Vernaci abre sentidos nuevos con sus palabras, mejora la lectura de sus oyentes.
En la TV, si bien siempre le fue bien, no tuvo la continuidad que mereció. Condujo Infómanas un ecléctico programa de variedades y entrevistas que hizo feminismo antes de que fuera una temática presente, ni apenas insinuada en la TV en las tardes de Telefe, en plena década de los años 90. Más tarde, tuvo un programa de entrevistas en la señal Canal (á) de la que se nutrieron muchos programas de archivo en segmentos que aún hoy se repiten.
Sobredosis de TV apostó a la calidad probada de dos profesionales de dilatada trayectoria. En particular, la inclusión de Vernaci configura una promesa de opinión ácida pero bien argumentada en momentos de periodismo de guerra. El televidente-oyente que la disfrutó en la radio durante años podrá revalidar ese pacto estilístico en la pantalla de la TV.