Movidos por una gran admiración, dos músicos investigaron sobre los aspectos más que significativos de la vida de quien todavía es considerado el gran fueye de Buenos Aires. Los músicos son Fernando Vicente y Javier Cohen, quienes hicieron foco en la figura del gran Aníbal Troilo (el recordado “Pichuco”) y publicaron Siempre estoy llegando, un libro que propone un recorrido heterogéneo por la obra de uno de los artistas más determinantes de la canción de Buenos Aires.
El material ostenta un gran trabajo investigativo y una serie de entrevistas a diversos músicos que tuvieron la suerte de trabajar con Troilo, entre ellos el pianista José “Pepe” Colángelo y el bandoneonista Raúl Garello, entre muchos otros. De sus palabras resaltan no solamente la calidad de instrumentista, compositor y director de orquesta de Pichuco, sino también su inmensa generosidad con sus pares y semejantes. “Desde su publicación estamos teniendo una repercusión muy favorable con el libro. La editorial hizo un esfuerzo muy grande, confiaron en nosotros como dupla de escritores y con eso tenemos mucho”, aclara Fernando Vicente, uno de los responsables de Siempre estoy llegando.
La idea iniciática de ambos escritores fue la de sumar un nuevo aporte sobre la obra del bandoneonista. “Con Javier (Cohen) conocemos las cosas que se escribieron sobre Pichuco, libros muy lindos de gente como Horacio Ferrer u Oscar del Priore. Nosotros queremos hablar sobre la música, la obra, así que básicamente lo que hicimos fue una escucha atenta de cada una de sus grabaciones. Ahí lo encontramos a Pichuco con su orquesta y muchos de sus inéditos que suman unas quinientas grabaciones. La idea fue siempre darle forma a una guía de apreciación de su obra pero apta para todo público, sobre todo para que cualquier lector se pueda acercar y escuchar un poco más en detalle la obra de Aníbal Troilo”, sugiere Vicente.
El libro está dividido en cuatro instancias o periodos a los que los autores los llamaron «Alegría rítmica», «Articulación distintiva», «La reflexión armónica» y «La tristeza melódica». A propósito de esto, Vicente explica que desarrollaron esa división para establecer ciertos ejes que ayudan en la comprensión de la obra del bandoneonista. “La orquesta de Troilo se creó en 1937 y las grabaciones que hizo llegaron hasta 1971, luego hasta su fallecimiento en 1975 no hubo registros. Desde el principio hasta el final fue un tipo que fue evolucionando hasta convertirse en el dueño de la orquesta más importante de la década del ‘40. Esas cuatro etapas nos ayudan, sin que esto sea una división tajante, para explicar de la mejor forma su trabajo, su evolución, cuáles eran sus principales integrantes, el repertorio, el cambio de los cantores, la gente que lo acompañó para plasmar sus ideas. Todas esas cosas hicieron que su orquesta fuera cambiando, y la idea de las etapas es justamente para reflejar eso”.
Siempre estoy llegando es muy rico en entrevistas. Según Vicente, cada una de las personalidades que reviven con sus relatos la figura de Troilo participaron de la mejor forma ni bien les propusieron ser parte del libro. “Tenemos la suerte de ser amigos de Francisco Torné, el nieto de quien fue la mujer de Pichuco, y quien es un poco el custodio de lo que es legado troileano. Fue él quien nos contactó con los músicos que entrevistamos como Raúl Garello, con Nelly Vázquez o Pepe Colángelo, que nos permitieron acercarnos a la obra por medio de la visión de los colaboradores de Pichuco, y porque darles la palabra a ellos era importante. De la misma forma, también entrevistamos a Toto Rodríguez, bandoneonista de la primera formación de la orquesta. Por otro lado incluimos una entrevista inédita con Troilo que se había publicado parcialmente, lo cual es muy interesante. Todos los que participaron dieron su ok enseguida, y todos los que hablaron de él lo hicieron más que positivamente. Nosotros dos como autores del libro no vivimos la era dorada del tango, así que fue como hacer una reconstrucción de toda esa época, aunque teníamos una idea del gran personaje del que estábamos hablando. Por suerte, cuando encaramos las entrevistas nos dimos cuenta que estábamos en el camino correcto”.
La vigencia de Troilo se encuentra fulgurante en estos días por medio de cientos de músicos que abrazaron -en el pasado o recientemente- a su obra. Para Vicente, “la repercusión que tiene Pichuco en los músicos actuales es extraordinaria. Hay una cantidad de músicos jóvenes, como por ejemplo Renato Venturini, que tienen una admiración terrible para con Troilo, algo que también pasaba con sus pares cuando él estaba vivo. Lo que conocemos como el corpus actual del tango se basa mucho en el repertorio de Pichuco, fundamentalmente porque fue un adelantado a su tiempo. De manera que como músico está muy, muy presente en la actualidad”.
Siempre estoy llegando. El legado de Aníbal Troilo. De Fernando Vicente y Javier Cohen. Libros del Zorzal.