La entrada a la sala se había demorado hasta pasada la hora de la función, la fila era larga afuera del Village Recoleta, poco a poco comenzó a sentirse entre el público la transformación de la ansiedad en excitación nerviosa. Ya en sala y mientras terminaban de acomodarse las últimas personas, se escuchó el sonido de cuando un archivo termina de copiarse en la computadora. Estaba todo listo. El público expectante. Lo que estaba por acontecer era aún un misterio. John Waters presenta Fuego la película de Armando Bo de 1969 era el evento anunciado pero la sala estaba llena esperando más aún: la promesa, desde la presentación del BAFICI en la Usina del Arte, de que en esa función Waters además de presentar una de sus películas favoritas, conocería a la protagonista: su admirada Isabel «la Coca» Sarli.
Más de media hora después y con la sala llena apareció Javier Porta Fouz, director artístico del BAFICI, tomó el micrófono y anunció que tenía una buena y mala noticia. Se sentía la incomodidad del público que ya no sabía qué esperar. Porta Fouz explicó que la Coca Sarli estaba recién operada de cadera y entonces era imposible que bajara las escaleras de la sala. Sin embargo, Waters había conocido a la Coca y había un vídeo, editado en tiempo récord, de ese encuentro mítico. No era lo mismo, algunos cinéfilos refunfuñaban pero no pudieron más que rendirse al encanto de la escena: la Coca se maquilla, los labios rojos, un vestido negro transparente y entra Waters en impecable polera y traje natural estampado de hojas verdes al tono. Nos vestimos para la ocasión, acota él. Enseguida ella le aclara que hace mucho que no habla inglés, que antes con Armando viajaban mucho pero después nunca más volvió a viajar.
Y así comenzó la secuencia: Waters entrevistando a la Coca Sarli sobre Fuego y las escenas lésbicas, las ofertas de trabajo en Hollywood, la censura, las escenas de sexo, su relación con Armando Bo. Ella es la estrella y él un fan de su obra, un niño al que le concedieron su premio más preciado. Le canta la canción de Fuego e imita sus movimientos cada vez que ella entraba en escena y entonces hablan de los desnudos, Waters le dice que ella fue pionera en mostrar algo más que los pechos pero que ahora toda actriz de Hollywood se desnuda para hacer una escena. La Coca habla del paso del tiempo, Fuego tiene casi 50 años. «Vos dijiste en entrevistas que el sexo no era real, era actuado ¿pero por qué les molestaba?», preguntó Waters. «Todos me criticaban pero ahora todas las actrices en las películas hacen lo mismo», dijo la Coca para que Waters agregue: «Vos siempre tuviste razón».
El público aplaude exultante y se prepara para ver la película. En cambio, las luces se prenden. Porta Fouz vuelve a tomar el micrófono y anuncia que está John Waters en la sala.
La noche no puede ser más perfecta. El director de Pink Flamingos (1972) y Hairspray (1988), sus películas más aclamadas en una obra repleta del mejor trash del mundo entra con su traje radiante y entonces sí: «John Waters presenta Fuego».
«Ella en esta película interpreta a una ninfómana, es una de las comedias más políticamente incorrectas y sin embargo el público parece amarla», menciona Waters, y habla incluso de lo «incorrectamente gay que es Fuego». Como escribió para el catálogo del festival, Fuego «es una película heterosexual para maravillar a los homosexuales».
Waters estaba encantado, un showman presentando su película favorita. «Voy a cerrar diciendo que se hizo un musical de mi película Hairspray, y Fuego tiene una gran selección de canciones también, pero por qué nadie hizo un musical sobre Fuego».
El vídeo se podrá ver en internet, hay otras actividades previstas con John Waters que anoche mismo presentó su película Cry Baby (1990) pero no hay modo de recuperar la experiencia única de estar en una sala de cine repleta mirando en estreno absoluto cuando John Waters finalmente conoce a la Coca Sarli.
Las luces volvieron a apagarse, comenzaba la función. Para muchos en el público fue su primera vez. Para otros, un reencuentro apasionado. Como cada película de culto la proyección fue una experiencia fervorosa: carcajadas, aplausos, y gritos. Cada vez que Laura, la ninfómana interpretada por la Coca se entrega a un nuevo hombre, cada vez que se refriega sus pechos y mueve su cabeza excitada, cada vez que su ama de llaves Andrea le lame el cuerpo, cada vez que sonaban los acordes de la canción que pocos minutos antes Waters había puesto en escena la sala 3 del Village Recoleta se convertía en una fiesta.
Las últimas ediciones del BAFICI han sorprendido con grandes invitados con charlas memorables para el público: Peter Bogdanovich en 2016 y Nanni Moretti en 2017. John Waters es el invitado principal de este vigésimo BAFICI, que además de un foco con ojo de sus películas más aclamadas de distintas épocas de su carrera le dedicó este fin de semana una serie de charlas y presentaciones de películas. Para quienes presenciaron el viernes la escena trash entre la «bomba sexual» y el «príncipe del vómito» no hubo ni habrá momento «festivalero» equivalente.