María, Olga e Irina, las “descocadas”, “cocotas” y “ordinarias”, son las tres (o mejor, las seis) hermanas que hablan entre altercados el texto puro de un Chéjov ya muy aprehendido por Marcelo Savignone, quien sitúa esta última pieza de su trilogía en los años setenta en Argentina.

Se trata de una familia que ha sido determinada por la brigada y el liceo de señoritas, el trabajo de correos y bailes de salón y, condicionada por la vida de un padre coronel en esplendor por los años de dictadura. El mundo femenino apropiado y manoseado por hombres se desanda y se libera en cantos y juegos de infancia dentro del escenario de una casa móvil, dispuesta para contrarrestar lo estanco de la memoria familiar.

Existe una frase central que aúna el conjunto de los dobles de las dos Marías, las dos Olgas y las dos Irinas en un maravilloso juego de representación y actuación de roles de comienzo a fin por parte de las actrices y del mismo Savignone en el papel de Andrés, que concentra tanto juventud como vejez en un mismo cuerpo:

“Y pensar que papá murió hace justo un año. Un día como hoy. Mi cumpleaños.”

Así recapitula y actualiza el presente una de las hermanas para dispararnos que el acontecimiento teatral en sí reúne tanto la vida como la muerte en el movimiento del tiempo y del espacio, dos categorías en devenir, en esta rueda del infortunio de amor que todos atraviesan por el incendio, el desmoronamiento, la pérdida de la juventud o lo que no fue, pudo haber sido o las obligaron a ser-hacer.

“¿Y si empezara a vivir de nuevo?” En eco, la interrogación existencial alcanza la vida de todos.

Hay sutilezas de la puesta que destellan sin la necesidad de alcanzar un lugar central, pero están para quien las descubra: las sombras dan una belleza escénica sin protagonismo para acompañar los cantos, las risas y los trastornos varios. Impactan las actuaciones de todo el elenco: francas, quebradas, irónicas.
¿Esta familia celebra o conmemora cuando “ahora ya no viene nadie”? Aunque todo recuerdo es pasado, y a pesar de que se repiten ciertos pasajes en boca de los personajes jóvenes-mayores, la obra acuerda con la frase mentada de Heráclito sobre la identidad: nunca pasamos dos veces por el mismo río. Es que aun cuando los textos se reiteren, las voces serán únicas, incluso a nuestra escucha, cuando nosotros mismos también movemos los sentidos junto con las escenas. La rotura, en este punto, legaliza toda la forma de la puesta en permanente dinamismo.

Es una obra del “como si”, desesperanzadora o briosa que oscila entre la conmoción y el encantamiento de los juegos, bailes y cantos. Aquí no hay certezas, a pesar de los dictámenes y de las creencias impresas por las jerarquías familiares, porque “la vida es corta” y, al fin “cuando te llega el amor te das cuenta de que nadie sabe nada”. Vale acudir al evento de cumpleaños para descubrir qué se oculta y qué se devela cuando las categorías del ser desarman las certezas.

Ficha artística-técnica
Actúan: Merceditas Elordi (Irina), Belén Santos (Irina), Mercedes Carbonella (María), Sofía Gonzalez Gil (María), Andrea Guerrieri (Olga), Marta Rial (Olga), Marcelo Savignone (Andrés)
Concepción y Dirección: Marcelo Savignone
Escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez
Realización: Los Escudero
Vestuario: Mercedes Colombo
Iluminación: Nacho Riveros
Asistencia y Colaboración Artística: Sergio Berón – Chusa Blazquez
Fotografía: Cristian Holzmann

Domingos | 16 h
La Carpintería | Jean Jaures 858 | 4961.5092 | Abasto
Entrada general $200. Estudiantes y jubilados $150
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