Un espíritu retro-noventoso recorre Buenos Aires. Tan solo dos días después de que The Smashing Pumpkins arrasara con su tristeza infinita el Movistar Arena, llega al país la banda emblema y semilla del rock alternativo de los ’90, Dinosaur Jr, ostentando su formación original.  

A 12 años de su primera y única presentación en Argentina, el power trío estadounidense de Massachusetts se presentó esta vez en el complejo C Art Media del barrio porteño de Chacarita, primera parada de una visita a Latinoamérica que sigue su ruta este fin de semana, hoy en Chile y mañana en Brasil. En un reencuentro salvaje y necesario, el guitarrista J Mascis, Lou Barlow en bajo y Emmett “Murph” Murphy en batería reventaron los tímpanos de los fans con un show estrepitoso de hora y media que recorrió las cuatro décadas de su extensa discografía. 

Antes de que Dinosaur Jr. hiciera aparición, el escenario ya anticipaba la animalada sonora con amplificadores Marshall apilados unos sobre otros formando un gran muro, cual barricada, desde donde se apuntalaron para impartir la sesión grupal de terapia de shock

A las 21 en punto, el ruido envuelve la voz impasible pero entrañable de J para abrir la noche con el grunge de “Thumb”, que se deshace en noise emotivo. Se alzan los puños del público para recibir la magia alternativa y pesada de “In a Jar”, primer tema de You’re Living All Over Me de 1987, encarnación del alma de la banda, y el disco más tocado de la noche.

Foto: Nadia Guzman

Lou toma el micrófono, saluda en español y recuerda el recital de hace más de una década en el Teatro de Flores. Entonces, esta es la primera vez que suma su voz férrea al bajo y canta el tranquilo “Garden”, tema del último disco, Sweep It Into Space, de 2021, que pronto yuxtaponen con las distorsiones de “Been there all the time”. Lou, que parece sacado de otra década, le pide todavía más volumen al sonidista. “Los pibes de acá adelante no escuchan”, insiste, jocoso, mientras J afina su guitarra, juega con los pedales y hace ruido apoyando la moción. Acatada la orden, todo está listo para que explote “Little Fury Things”, primer momento clave de la noche. La guitarra se rompe en distorsión desmesurada mientras revientan los oídos de las miles de personas ya poseídas por el dinosaurio primitivo en el C Art Media. 

Algunos pies vuelan en el aire en el mosh demente de “Out there” que define a los pedales viscerales como el cuarto integrante de la banda. El querido e indie “Feel the Pain” entra a la cancha con un pogo que será el gran highlight del show. Los pibes que caen del otro lado de la valla después de surfear el público vuelven corriendo desaforados, la intensidad adolescente nunca desapareció. La fuerza para bailar y desnucarse de “Crumble” desahoga los cuerpos y termina con ecos espaciales de otra dimensión. La energía desatada de Lou, el aplomo de J y el ritmo concentrado de Murph configuran su propio mundo fuera del tiempo.

Foto: Nadia Guzman

Dinosaur Jr. es una entidad que se resiste a la definición. Lo que J tiene de impasible, Barlow lo tiene de enérgico: dos fuerzas genuinas que chocan, se desafían y convergen con la efervescencia de una oda a la nostalgia que pega como bocanada de aire fresco. Murph es el cable a tierra de la criatura amorfa que tiene su propia respiración simbiótica, digna de apreciar.

Nacidos del hardcore, los Dinosaur Jr. navegan el indie, el lo fi, el noise post punk, el grunge y el rock pesado como se les da la gana, explosivos y volátiles, como su formación, porque ese enfrentamiento de Mascis y Barlow no existe sólo en el plano instrumental. Después de grabar los tres primeros discos, J echa de la banda a Lou en 1989. Luego Murph la abandona también en 1994. Los tres se dan revancha y recién en 2005 retoman el Dinosaur Jr. original. “Todo esto de la reunión del grupo es como estar subido en lo alto de una ola. Seguiremos subidos en ella mientras la ola no se deshaga y si nos damos un golpe, nos lo damos. No seguimos ningún plan”, había dicho Murph en una entrevista en su momento. El reencuentro perdura y ya llevan seis álbumes en su haber: como excepción a la regla, a veces volver con tu ex puede salir bien.

Foto: Nadia Guzman

Desde el campo las cámaras digitales compactas que se usaban a principios de los 2000 filman la potencia de “Pieces” y la tríada de noise turbulento de “Kracked”, “Sludgefeast” y “Tarpit” hacia el final del show. Los fans enloquecen al mínimo gesto que cambia la expresión imperturbable de J y gritan “¡Dino, Dino, Dinosaur!”. El trío toma el ritmo del cántico y hace su magia improvisada. Las transiciones entre tema y tema son viajes sonoros espacio-temporales que no se privan de los cortes abruptos, parte de la visión artística y el derrotero musical de la banda. Suenan “Start Choppin”, “Freak Scene” y “Gargoyle” se va con el solo de guitarra más rabioso que existió jamás. 


Los tres vuelven pronto al escenario para el encore y J le pone voz a “The Lung” y el C Art Media baila feliz, satisfecho. Por último, la versión dinosauria de “Just Like Heaven” de The Cure hace surgir una avalancha humana hacia el centro del predio: el clímax ideal para cerrar una noche agotadora pero inagotable, que reafirma que estos animales antisistema siguen muy lejos de la extinción.