Pasaron treinta años desde su lanzamiento, pero la trompada que ilustra Vulgar Display of Power sigue surtiendo efecto: obliga a mirar para el lado que estábamos ignorando, desafía a mantenerse en pie y sacude cualquier posible zona de confort. El sexto disco de Pantera seguirá cumpliendo años y, con la fuerza de un cross a la mandíbula, continuará barriendo todo lo que se interponga en su paso y seguirá cimentándose como una obra cumbre del heavy metal. La rebelde voz del aún más rebelde Phil Anselmo y la pared de sonido construida por el baterista Vinnie Paul y el bajista Rex Brown fueron fundamentales en la concepción, ejecución y posterior difusión planetaria de la pieza. Sin embargo, la figura excluyente era otra: la incomparable guitarra de Dimebag Darrell.
Nacido como Darrell Lance Abbott el 20 de agosto de 1966 en la ciudad de Ennis, ubicada en el condado homónimo del estado de Texas, pergeñó la banda de sus sueños junto a su hermano Vinnie y nunca paró, tocando literalmente hasta su muerte, provocada por los tiros que le asestó en pleno concierto de su nueva banda, Damegeplan Nathan Miles Gale, un ex miembro de la Infantería de Marina de los Estados Unidos. En su delirio criminal, el militar culpaba a los hermanos de la disolución de Pantera. Esto fue el 8 de diciembre de 2004 en Columbus, capital de Ohio, y la fecha quedó marcada como el momento en que finalizó una de las carreras musicales más brillantes de los ’80, los ’90 y los ’00.
Vulgar Display of Power traduce la esencia de Darrell sin miramientos: creatividad compositiva, ejecución perfecta e innovación estética. Con sus machaques, cabalgatas y distorsiones, el guitarrista regó al larga duración de canciones inolvidables, que estuvieron a la altura –y mucho más- de la ya altísima vara dejada por su placa previa, Cowboys From Hell. En poco más de 52 minutos, el CD lanzado el 25 de febrero de 1992 es un compendio de expresiones que demuestran la genialidad de Darrell: “Mouth for War”, “A New Level”, “Walk”, “Fucking Hostile”, “This Love”, “Rise”, “No Good (Attack the Radical)”, “Live in a Hole”, “Regular People (Conceit)”, “By Demons Be Driven” y “Hollow”.
Todos quisieron tocar como él después de este disco… Pero nadie lo logró. Además de sus eximios dotes como guitarrista, Darrell desarrolló una percepción soberbia que le permitió mixturar influencias diversas: el ritmo de su coterráneo texano Billy Gibbons (ZZ Top), la sensibilidad de Ace Frehley (Kiss), las particularidades inconfundibles como aquellas emanadas por la Red Special de Brian May (Queen), la mística de Glenn Tipton (Judas Priest) y la velocidad sumada de los cuatro grandes del thrash metal: Metallica, Megadeth, Slayer y Anthrax.
Como decíamos, seguirán pasando los aniversarios y, cuanto más tiempo transcurra, mayor será el mito, pero jamás llegará a estar a la altura de esa vulgar demostración de poder encarnada por Dimebag Darrell.