Como compositor, cantante y pianista, Diego Amador se ganó un espacio entre los exponentes más celebrados del flamenco. Suele llamárselo «El Ray Charles gitano», por su versátil estilo de tocar el piano, pero también gran parte de esa fama fue construida por su amplio rango vocal al interpretar el cancionero propio de su región. «Que digan esas cosas de uno me parece una desmesura», aclara casi al minuto de charla.
«Yo soy de las 3000», el nuevo álbum de Amador, se transformó a finales de 2016 en un nuevo paso de una carrera que ya lleva 25 años. Llegado a Buenos Aires para una ronda de entrevistas antes de su show el próximo jueves, a Diego se lo ve bien, más allá del vértigo que construye saltar de un país a otro para seguir hablando de su música.
Dice que extrañaba volver a la Argentina, sobre todo por la cantidad de amigos que tiene en esta parte del mundo. Para corroborar esos lazos locales a su lado está sentado Luis Salinas; ambos parecen estar poniéndose al tanto de sus vidas después de varios años de no verse «cara a cara», como a ellos les gusta decir. «Hace como unos 6 años que estuve por última vez aquí. Recuerdo que abrí la Bienal de flamenco en Buenos Aires, algo que fue muy bonito de hacer», aclara Diego mientras almuerza en pleno centro de Palermo.
El título de estas diez nuevas canciones de Amador traen bien al frente a su barrio, algo que enseguida se pone a aclarar el sevillano. «Mi lugar es muy humilde, pero toda la gente que lo habita es como una familia grande. Las 3000 viviendas es el nombre del barrio, así que se trata de una dedicatoria bien explícita a todo lo que ese espacio significa para mí. Quería hacer un disco que no fuese de salsa, pero quería rescatar las raíces de esa música tropical».
Amador destaca que este nuevo disco no fue creado para diferenciarse de algo anterior o intentar un nuevo diseño sobre la música del Caribe. «Nunca tiendo a pensar qué voy a hacer. Es algo que aprendí del gran maestro Luis Salinas. En el flamenco, tanto como en mi familia, las cosas siempre se van improvisando, y este disco fue así. Digamos que venía todo por el lado del latin jazz y la timba, pero sin dejar que mi voz deje de ser flamenca. Insisto en que muchos ya hicieron flamenco, así que cuando grabamos lo hicimos en vivo, sin que yo toque el piano, aunque grabé guitarras, cajones y voces. Sin dudas es un disco fresco.
Spinetta afirmó que tu piano «adquiere un misterio hipnótico». ¿Cuán movilizadora fue esa idea?
(Piensa) Me halagó lo que dijo porque son genios que he escuchado siempre. Recuerdo haberme emocionado profundamente al conocer sus comentarios. «
En vivo: Diego Amador se presenta el jueves 11 de mayo en Caras&Caretas, Sarmiento 2037