Dat García cree que su nuevo álbum, Las Fuerzas Almadas, es su “trabajo más liberador de un montón de tabúes y de cosas de las que pretendía irme liberando en los discos anteriores, y que recién ahora puedo. Viviendo mi cuerpo de ahora.”

Una deformidad manifiesta surge desde las primeras conjunciones musicales de los doce temas que componen Las Fuerzas Almadas. Definida por sus características de artista, productora, compositora, performer, folklorista, madre, mujer, Dat García, dice: “Las mujeres nos criamos en una continua pretensión de ser algo que esperan que seamos. Si sos artista tenés que estar vestida así y estar así flaca, y todas las pretensiones que hay sobre nosotras. Recién ahora puedo decir: ‘Me liberé de todo y soy totalmente auténtica’. Eso es lo que se refleja en el disco nuevo. Desde lo musical porque atraviesa un montón de estilos totalmente arbitrarios, hasta las letras y la estética del show que lo acompaña.”

Puede pensarse que la foto del momento dice que el cuerpo de Dat García su cuerpo maternal y su cuerpo operado de cáncer de los últimos años, pero es más aún. Es uno que recuerda su pasado de niña “grandota”, que se desarrolló a los nueve años y sufrió mucho porque “ya tenía tetas y sufría mucho de la mirada de los hombres siendo tan pequeña”, que atesora el recuerdo de subir al colectivo y decilre al colectivero “un escolar”, y recibir como respuesta: “¿Qué sos, la directora?”. “Las transformaciones del cuerpo para la mujer son re duras si no te explican; a esa edad no tenés la conciencia de que tu cuerpo está en cambio continuo.” Y también es el cuerpo que trabajó en el aeropuerto “con tacos, uniforme, la boca pintada porque tenés que estar ahí mostrándote, y lo que se veía en las revistas era un cuerpo hegemónico al que uno tenía que responder, y siendo adolescente he tomado pastillas para adelgazar que me ha dado una tía. El embarazo y el cáncer fueron dos cosas que me agarraron bastante curtida de transformaciones del cuerpo. Hay una pretensión social y una cuerpo real: se adapta o no, se acepta o no.”

Y pese a ser una foto, el cuerpo de Las Fuerzas Almadas es, aunque parezca paradójico, un cuerpo que se mueve, que invita a no quedarse quieto, a cierto tribalismo, unión con otros, otras, otres. “Las cosas salen y no entiendo por qué”, sincera su búsqueda. “No fueron planeadas con orden para generar una obra final.” Aunque reconoce que siempre “hay un mensaje total”. “El cuerpo se expresa de distintas maneras: la palabra, el baile, la música que creó, las tonalidades elegidas. Y después es deber del artista ver qué estoy diciendo, por qué. De ahí salieron investigaciones que venía haciendo con mi propio cuerpo.”

Foto: Gentileza Nora Lezano

–¿Como cuáles?

–Hay una canción que se llama “Todos tienen un plan”, que la hice el primer día que mi hija se quedó más tiempo con el papá. Antes de la pandemia decidimos que se quedara más tiempo con él (ahora está la mitad del tiempo con cada uno). Y me encontré que estuve sola en mi casa durante tres días, cosa que no pasaba desde antes de que naciera. Y me encontré frente al espejo desnuda. No sé si salía de bañarme y paso frente al espejo desnuda, y me veo, y como me reconozco con este cuerpo de ahora, que es muy parecido al de antes pero distinto a la vez. Y empiezo a hablarme. Y de ahí salió esa canción, que parece que son como dos yo: yo y la yo del espejo que me responde. La canción tiene una dinámica rara de que parece que están hablando dos personas pero en realidad siempre soy yo, aunque surgió de esa charla con mi yo desnuda del espejo. Una locura. Mirarse y verse. Me empecé a gustar toda despeinada, o con ojeras, por ejemplo, cosa que antes era como “Ay, ¡qué horror!” Me empecé a gustar más cruda.

Esa crudeza es, también, una forma diferente de definir al artista: historiadores y curanderos de la época, lo llama. En sintonía con aquella vieja figura del juglar. “Sí, sí –dice–. Creo que toda nuestra realidad está creada: por los medios, la música que escuchamos, las personas cercanas. A mí me hizo muy bien empezar a darme cuenta de que en las cosas que consumo hay un mensaje que me hace bien, que me libera. Si vemos en la tele mannequins que pesan 40 kilos y artistas que hacen popart, uno intenta copiar eso, sobre todo cuando sos adolescente. Entonces es una súper responsabilidad. Siempre estás tomando una decisión que puede modificar a otros, y eso me parece muy groso. Hay una movida re hermosa de niños y jóvenes artistas que están haciendo música y cambió mucho la onda del rockstar del pasado, que lo único que quería era mostrarse y trascender y no sé qué. Ahora toda esta movida del trap y jóvenes que están haciendo música es otra onda, es gente del bien que trae un mensaje de hay que ser lo que uno es: no todas son chicas modelitos las que triunfan, que hay más diversidad en todo sentido, diversidad sexual, estética, de todo. Y por eso el mensaje del artista no es con una pretensión de “pegarla” o con una idea, sino sólo ser escuchada.

Foto: Gentileza Nora Lezano

Dat García

Las Fuerzas Almadas. Disponible en plataformas.