Vivimos tiempos en los que todo parece dirimirse desde un celular. Las relaciones personales, los encuentros ocasionales o sexoafectivos, los asuntos laborales y hasta lo que vamos a comer en un rato puede depender de una danza de ceros y unos. La virtualidad gana más y más terreno y las pantallas inoculan las respuestas a –casi– todas nuestras necesidades. O no tanto. Algunas aventuras se dan el gusto de saltear las sugerencias digitales y la inmovilización que impone la crisis económica. Dos personas sentadas, una mesa y una charla todavía pueden provocar que miles de curiosos se lancen en la gesta casi sanmartiniana de salir de los encierros, caminar o utilizar algún medio de transporte y pagar una entrada. Sin campañas publicitarias ni auspicios de ninguna clase,  Deconstruir el amor se va transformando en un fenómeno de convocatoria creciente que ya confirmó una intensa agenda veraniega. El amor y sus circunstancias tienen quién los discuta en un formato equidistante a la academia y los grandes medios.

Estas charlas, conversatorios o performances deliberativas –cada cual las define como prefiera– reúnen por primera vez en una cruzada de estas características al docente de Filosofía y divulgador Darío Sztajnszrajber con la periodista y militante feminista Luciana Peker. Lo que nació producto de encuentros ocasionales, se transformó en amistad, en el camino incluyó peleas conjuntas –como el apoyo a la denuncia de Thelma Fardin– y hace muy poquito desembocó en Deconstruir el amor. Los conversatorios ya fueron vistos por casi 4000 personas en tres presentaciones, el sueño de cualquier productor de la enflaquecida escena porteña. Pero hay más. El verano se viene con todo: presentaciones en el Centro Cultural Konex el 12 de enero, repeticiones en febrero y marzo, y una gira que incluirá, entre otras ciudades, La Plata, Rosario, Córdoba y Mendoza. «Esto recién empieza», advierten casi a coro los protagonistas. 

Sztajnszrajber es un verdadero fenómeno todoterreno. Sus libros colonizan lo más alto de los ránkings de ventas, hace radio, dejó una huella profunda con sus programas en Encuentro y gira con espectáculos como Salir de la caverna y Desencajados, a lo que hay que sumar sus presentaciones junto a Felipe Pigna. Peker, por su parte, es uno de los máximos símbolos del feminismo local y con su reciente y exitoso libro Putita golosa: por un feminismo del goce, conquistó un éxito editorial que se tradujo en presentaciones por todo el país, y la oportunidad de difundir la palabra y escuchar a las menos escuchadas. Juntos se proponen ser dinamita y apuestan a reflexionar, incomodar y eludir toda solemnidad con Deconstruir el amor. Las presentaciones se articulan a partir de tres ejes centrales: la paja, el «te amo» y el garche.

–¿Cómo surgió la idea de armar estas charlas juntos?

Darío Sztajnszrajber: –Hacía tiempo que veníamos hablando con Luciana sobre la idea de hacer algo juntos. Nos interesaba conectar dos discursos tan potentes como la filosofía y el feminismo. Es cierto que hay una filosofía feminista muy rica, pero también hay un movimiento feminista que desde la cotidianidad construye sentidos, usos y demandas constantes. Un varón y una mujer poniendo en tela de juicio el amor romántico, tan enraizado en lo patriarcal, creo que también es enriquecedor. Preparamos una idea general y después ajustamos a temas bien precisos y carnales. Hablar de la paja es volver a la filosofía clásica. Diógenes el Cínico hablaba de las bondades de la masturbación y hasta se masturbaba en público.

Luciana Peker: –Para mí es muy atractivo hacer esto con Darío por múltiples motivos. Tenemos una relación de confianza y amistad previa muy linda. Yo valoro mucho, por ejemplo, todo el acompañamiento de casi un año para que Thelma Fardin pudiera llegar de la mejor manera a la denuncia pública y legal. Incluso ya en temas personales, sabe escuchar y es un gran confidente. Considero estas charlas como un paso adelante en relación a lo que digo en Putita golosa. Es importante repensar y dialogar estos temas y con un varón es una instancia que constituye un avance. Ninguno es impoluto. No diría eso de Darío ni de nadie. No existen los héroes de bronce. Pero me genera mucha confianza personal y desde ahí se pueden generar diálogos ricos y, por supuesto, disfrutar de todo lo que sabe.

–¿La paja todavía es tema de debate?

DS: –En las presentaciones jugamos a tener puntos de vista muy contrapuestos. Partimos de posiciones muy firmes y después vamos encontrando contradicciones y acercándonos en nuestras posturas. Yo afirmo que la paja termina siendo un acto revolucionario porque cuestiona el imperativo de productividad utilitaria del capitalismo. A veces se la crítica como un acto de ensimismamiento, pero tener sexo con otra persona también puede ser un acto parecido a la paja.

LP: –Yo empiezo de la vereda de enfrente. Por supuesto que estoy a favor de la autoexploración y la libertad. Pero me hace un poco de ruido el sexo carilina, esa cosa egoísta, casi liberal, el rechazo del encuentro.

–¿Cómo es el tema con el «te amo»?

LP: –Desde cuando nos conocimos yo le contaba que a mí me encanta que me digan «te amo». Nosotras queremos un amor igualitario en el que nadie esté por arriba del otro. Las estructuras machistas ya son intolerables y las rechazamos. Pero no queremos destruir el amor. Queremos generar puentes y nuevas formas. No queremos que todos terminemos más solos y más tristes. Mi revolución es con flores y bombones. Por eso hay que deconstruir el amor y ese es un desafío enorme.

DS: –El «te amo» yo lo veo más desde una estructura posestructuralista, en el sentido de no lo decimos nosotros: el lenguaje habla a través nuestro. Es entrar en un dispositivo social, como regalar bombones el 14 de febrero (San Valentín). Siento que decir «te amo» es una fórmula plástica e industrial que perdió significado. Pero a lo mejor un día me animo y le confieso a Luciana que me gusta que me digan «te amo» (risas).

–¿Qué hacemos con el garche?

DS: –Obviamente estamos en contra del sexo como imperativo reproductivo. Algo que, aunque parezca superado, tiene un anclaje muy fuerte en la cultura patriarcal heteronormativa. Y esa expresión muy fea de «hacer el amor», que parece decir que uno no garcha para disfrutar, sino como un acto para construir otra cosa. Estamos a favor de la fuerza del erotismo.

LP: –Hoy en día los encuentros sexuales se simplificaron y multiplicaron gracias a aplicaciones como Happn y Tinder. Pero eso no es bueno en sí mismo. Hay mucho sexo rivotril, para olvidar o aplacar problemas. Y menos encuentros reales, entre personas capaces de escuchar. Incluso surgen casos de gente que apuesta a una suerte de neovirginidad como si volviera a ser un valor. Nosotros estamos a favor del garche y del goce. Las mujeres no nos calmamos nada. Hablar de paja y garche es pensar en un amor más real.

–Los dos militaron fuertemente el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. ¿Creen que con Alberto Fernández presidente se podrá hacer realidad en 2020?

LP: –No tengo la menor duda. Alberto fue muy claro antes y después de ganar las elecciones. Pero tengo presente que van a aparecer muchas resistencias. Hay un sector antiderechos que crece y quiere hacer realidad la distopía de El cuento de la criada.

DS: –Estoy totalmente de acuerdo con Luciana. Sabemos que hay posiciones encontradas, incluso dentro del peronismo. Pero también hay que recordar que es la responsabilidad de un buen líder sobrellevarlas y llegar a buen puerto.

–¿Sería aceptable que se sancione sólo la despenalización o significaría una derrota?

LP: –Nosotros queremos ampliar derechos. Y mi posición es que la despenalización no es suficiente. Pero hay que analizar bien. Lo del año pasado en el Senado fue una derrota y toda derrota conlleva retrocesos. Los antiderechos se envalentonaron e impidieron abortos legales a nenas de once años violadas, en Jujuy y Tucumán. Eso es muy peligroso. La legalización del aborto en la Ciudad de México conllevó más criminalización en el resto del país. Necesitamos que la ley salga y que sea lo más parecida posible a la que se aprobó este año en Diputados. Sería muy importante para la Argentina y para toda Latinoamérica. Sería un golpe de efecto muy potente para todo el continente. Por eso debemos seguir peleando y tener una mirada mucho más abarcadora en términos de importancia histórica y regional. «

Un ataque que busca intimidar

La semana pasada el arzobispo emérito de La Plata Héctor Aguer publicó una columna de opinión sobre el libro Putita golosa, de Luciana Peker. Más allá de los puntos de vista o gustos personales, el texto cayó en descalificaciones y sentencias temerarias. Peker recibió la solidaridad de múltiples colegas y compañeras y compañeros de ruta, pero la preocupación y el mal momento todavía no desaparecieron.
LP: –Fue un ataque profundamente intimidante. Más allá de la literalidad de sus expresiones, como que no tengo «marido», que soy una «mala judía» o que me tiene «compasión». Es un ataque a todo el feminismo y a todos quienes luchamos por la igualdad y ampliar derechos. Me parece muy preocupante porque se da en un contexto de mucha violencia por parte de los sectores más conservadores. No fue algo inocente. Creo que de ninguna manera se puede dejar que estos sectores persigan o intenten escrachar a quienes reivindicamos los discursos del goce y a todas y todos los que peleamos por la igualdad de derechos.
DS: –Es muy preocupante todo el texto. Utiliza expresiones como «condición de judía» que son formas que remiten a cuando el fascismo marcaba gente. Más allá de eso, esas palabras provienen de una persona y de un sector muy desprestigiado y con muy poca influencia. Pero pueden estimular el delirio de algún loquito. Por eso hay que rechazarlas en forma muy contundente. «


Todo sexo es político

Deconstruir el amor propone repensar vínculos, mandatos y padeceres. Todo eso es político, pero las charlas también encuentran espacios para simbolismos más explícitos. Tanto Peker como Sztajnszrajber coinciden en esa perspectiva y la desarrollan con plena convicción. «Claramente hacemos política. Todas nuestras reivindicaciones y cuestionamientos lo son. Pero, por ejemplo, también analizamos el beso que Lula le dio a su amada cuando salió de prisión. Es de una potencia increíble y expresa múltiples significados que van mucho más allá de la emoción puntual. También repasamos la reciente autoproclamación como presidenta de Bolivia de Jeanine Áñez. Ese acto de autosatisfacción a la vista de todo el mundo se relaciona directamente con la paja. Es una comparación que resulta casi ineludible. Aunque, tan desgraciadamente, en este caso produce una tremenda sangría y dolor en gran en nuestro querido pueblo boliviano», señala Peker. «