Dancing Mood cumple 25 años y lo festeja con disco nuevo, Forever, y show en Obras el próximo 15 de noviembre. Eso que empezó como una especie de acto de liberación ante una escena que parecía sólo considerar los vientos y la orquestación como un acto decorativo, con el tiempo se convirtió en un nuevo camino para transitar el placentero camino de la música. “Le aportamos muchísimo en el sentido de apertura musical -intenta resumir el principal aporte de la banda en todos estos años su creador y líder, Hugo Lobo-. Hablamos de cuando no había plataformas digitales ni redes sociales, claro. Decir que te gustaban los Carpenters o hacer un tema de ellos era que más de uno se te cagaba de risa: ¿cómo podés escuchar eso? Hoy en día es normal que los pibes escuchen diversos estilos de música, pero en aquel tiempo hablando mal y pronto eras un trolo si escuchabas a los Carpenters. No te podían gustar los Carpenters y Hermética, ni en pedo. Dancing Mood tenía un género musical definido que era el ska y el reggae, pero con influencia de otros géneros, y trataba de mostrar eso. Una vez fui a tocar con Damas Gratis y entró Ale Sergi y se tuvo que bajar del escenario porque lo llenaron de escupitajos. Hoy no pasaría, y Miranda es una banda respetada. Creo que en ese sentido Dancing Mood tuvo mucho que ver.” Y también, acaso en menor medida pero no menos importante, en “influenciar a muchos pibes y pibas a tocar y normalizar un instrumento, cosa que era una rareza: todos iban por la batería la guitarra o el bajo y el instrumento de viento era un adorno”.
Lobo habla de aportes pero no hace balances en el sentido tradicional, o en los términos de momentos o hitos. Aunque reconoce que cuando alguien desde afuera de la banda, incluso de la música, le revive el recuerdo de un show, de un tema versionado o de uno propio entra en la cuenta de la importancia que tuvo la banda para la escena local. “Uno al no parar nunca se da cuenta del camino recorrido, que es satisfactorio en todo sentido. Con los logros musicales más que nada, y la manera en que lo recorrimos, que fue siendo independientes. Haber grabado con tantos artistas jamaiquinos, ingleses, importantes de la escena; habiendo tocado tres veces en el Luna Park, una en el Rex, una en el Ópera, con orquesta, ese tipo de cosas que tienen que ver más con lo musical que con los resultados comerciales. Con eso me siento realizado y satisfecho en demasía.”
Forever, el flamante disco, tiene ocho temas inéditos y tres de esos que algunos llaman covers pero con más precisión Lobo denomina versiones. “Hombres de hierro”, con la participación de su autor, León Gieco “Adiós Nonino”, una increíble versión del tema de Astor Piazzolla, entre otros. Luego de la que considera una “etapa pedagógica” que cree que se cumplió con creces (“siempre me pareció un deber dar a conocer artistas, abrir la cancha: no te quedes con Bob Marley si te gustó el reggae, no te quedes nada más con Madness si te gusta el ska”), ahora llega el tiempo de mostrar más lo propio, que también es abrir la cancha. “También me rompió un poco las bolas que alguno que otro pelotudo dijera que Dancing era una banda de covers. Por las dos razones ya me sentí maduro y al estilo de lo que hacemos mostrar de dónde vienen nuestras influencias y lo que se puede componer a partir de eso.” El desafío mayor, de todos modos, fue Piazzolla: “Tenía muchas ganas de hacer un tema de Piazzolla desde que empezamos con Dancing. O por lo menos un tema de tango porque es un género que métrica y estilísticamente es muy difícil llevar a este ritmo: está al borde de quedar horrible. Y Adiós Nonino me pareció el tema más versátil para poder versionar”.
En ese deber que siente para con su comunidad, Lobo incluye a pibes y pibas que por falta de plata y otros recursos no pueden aprender música. Por eso formó Vamos los pibes, una orquesta que se junta en el Club Atlanta, pero que este año tuvo que parar. “Una especie de tornado a principio de años voló el centro cultural donde funcionaba la orquesta -explica-, y después una serie de reformas que emprendió el Club hizo que ocuparan ese espacio.” El tema es que recién volverán en marzo. Les queda como consuelo no haber tenido de lidiar con los serios inconvenientes que trajo para las clases populares el aumento del transporte, que incluye a los docentes: “Vamos a tener que inventar una especie de viático porque los profes no van a poder dar clases sino: todos toman dos o tres bondis”.
Los que funcionan son sus otros dos proyectos a los que no ve ni en competencia ni en función de alimentar a Dancing. Backing Band -en el que lo acompaña su hijo y guitarrista Ramón (“también está tocando últimamente en Dancing”)- y el cuarteto de jazz son otros de sus arietes musicales. “Son cosas que no quiero dejar de hacer. Ir por todo el país y tocar con pibes que están empezando que no tiene la oportunidad y tienen un montón de talento son cosas que con Dancing no podemos hacer porque hay que mover mucho”, cuenta sobre la banda con la que gira por el país tocando con músicos locales. “Así me puedo mover con el auto, irme a cualquier hotel y tal vez tocar en un bar en una esquina. Es un aporte a la cultura y la música under de ciertos lugares donde nadie va y donde hay pibes que no tienen oportunidad de mostrarse.”
Dancing Mood
Forever. Con ocho temas inéditos y tres versiones de temas de otros compositores. Presentación oficial y festejo de 25 años, viernes 15 de noviembre, 21 horas, Estadio Obras.