Después de 10 años, Mel Gibson volvió a calzarse el rol de director y este jueves estrena su nueva película, Hasta el último hombre, inspirada en la historia real de Desmond Doss, un soldado de la 77ª división de infantería del ejército de Estados Unidos que se alistó para servir como médico y participó en los conflictos de las islas de Okinawa y Guam, durante la Segunda Guerra Mundial. Este drama bélico está protagonizado por Andrew Garfield (El hombre araña), Hugo Weaving, Teresa Palmer, Vince Vaughn y Sam Worthington. Este último, quien trabajó en Avatar y Sabotaje, entre otros films, e interpreta al Capitan Glover, contó que lo que le atrajo de la historia es que no pudo creer que fuera real. «Creí que era todo mentira, nunca había oído hablar de este tipo Desmond Doss y creo que lo que él logró es de otro mundo. Así que mientras más investigaba más me daba cuenta de que no sabía nada sobre Okinawa y no sabía que fue la batalla más brutal de todas las del Pacífico. Después vi el documental donde aparece mi personaje y era un hombre muy fuerte, y me encantó la idea que plantea el guión de salvar vidas desde dos ángulos opuestos», dijo Worthington.
¿Cómo te preparaste para el papel?
Vi el documental que nos mostró Mel y me encantó el hecho de que Desmond fuera un hombre tan humilde. Y después me enteré que quería renunciar a sus derechos especiales ya que pensaba que lo que él había hecho y logrado no era algo tan grandioso.
¿Cómo fue trabajar con Andrew Garfield y el resto del elenco?
Me encanta Andrew. Es uno de esos actores que siempre supera lo bueno que es. Su búsqueda de la verdad es increíble, tiene mucha integridad y entiende de qué se trata todo esto. Desarrolló un personaje que no tiene mucho que ver con él, y creo que lo ha llevado a la esencia de él mismo para crearlo y mostrarlo. Podés ver cómo se transforma y lo que él expone es tan auténtico y tan real que simplemente me encanta trabajar con gente así. Y más me gusta verlo en acción. También me encanta Vince, porque está realmente comprometido. La gente suele pensar que es sólo un comediante increíble, y en realidad es ese tipo de jugador que está comprometido con el equipo y que quiere ser cada vez mejor como actor.
Hay un gran elenco australiano ¿qué te pareció?
Conozco a muchos de ellos y me encanta trabajar con gente así porque hay un gran nivel de confianza, lo cual permite hablar de un montón de cosas en las escenas y sabés que siempre va a ser una experiencia divertida.
¿Tenés una escena favorita de la película?
Creo que ese momento en el que trepan la sierra y ven la zona de guerra por primera vez. Me parece una imagen muy poderosa, porque vienen de quedar varados en un campo de entrenamiento súper ordenado y limpio, y de pronto se exponen a un lugar de cadáveres, a una carnicería. Y por un momento llegás a comprender mínimamente lo que se siente y lo aterrador que es. Hacer una escena así y, especialmente de la forma en la cual se filmó, con la niebla disipándose y exponiendo lo desconocido que está próximo a atacarte, creo que realmente muestra lo que estos jóvenes enfrentaron en la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué esperás que se lleve el público de la película y de esta historia que parece increíble?
Creo que esta película tiene que ver con la creencia. Y no importa cuál sea esa creencia o cuánta gente esté en contra, si te aferrás a esa creencia podés lograr lo que sea, inclusive lo imposible. Tal como Desmond Doss. «
Gentileza: Diamond Film.
Un director de peso
Hasta el último hombre es la quinta película que Mel Gibson realiza como productor y director. Para Sam, trabajar con él fue otro de los motivos que lo llevó a aceptar el papel con tanta satisfacción.
«Bueno, yo crecí viendo a Mel Gibson actuando y dirigiendo películas, así que me intimidó mucho trabajar con él», dice el actor. «Pero cuando lo conocés te das cuenta que le fascina hacer películas. Se adapta con mucha facilidad y su arte para dirigir y hacer films es increíble. Es una de esas personas que transmiten tranquilidad y te permiten hacer lo que sabés hacer. Y es uno de los mejores directores con los que trabajé. ¡Me hubiera gustado trabajar con él hace 20 años!», agrega.