El horror siempre tiene cómplices y consecuencias, pero también un origen. Revelar aquello que se esconde en los secretos del espanto es, sobre todo cuando son delitos y atrocidades cometidas cínicamente en nombre de la bondad o de un bien mayor, una necesidad ética y moral, para poder colaborar en la búsqueda de la justicia y como ejercicio necesario de memoria. En este caso con una producción de alto calibre, se conoce a fondo los hechos históricos de una de las sectas más complejas que funcionaron en Sudamérica. Con un gran trabajo de reconstrucción, testimonios exclusivos y una recopilación de materiales de archivo impresionantemente exhaustiva, la serie documental Colonia Dignidad: Una secta alemana en Chile es un excelso trabajo para mostrar hasta dónde puede llegar el sadismo y la perversión. Es una pieza audiovisual no fácil de digerir, pero completa e importante en su tarea esclarecedora.
La producción de Netflix consta de seis episodios, cada uno con una duración de entre 45 y 60 minutos, siendo sin dudas un trabajo fuertemente revelador ya que el hermetismo que rodeó al caso siempre fue férreo. Pero este trabajo lo hace sin miramientos: explica y aclara las diferentes actividades en las que está implicada esa colonia de supuestos buenos samaritanos, que vivían aislados, en una remota región del sur del país trasandino. Cómo pasó todo eso, es el eje central de este documental.
Es una producción con detalles y datos sobre las atrocidades cometidas en esa comunidad, en boca de diferentes miembros de la colonia, muchos arrepentidos, mostrando de una manera pasmosa la potencia del lavado cerebral ejercido por su creador a los fieles seguidores que creyeron en su misión altruista y cayeron en su trampa: el predicador Paul Schäfer, que había formado parte de las Juventudes Hitlerianas y había sido camillero en la segunda Guerra Mundial, era alguien que había desarrollado un retórica persuasiva para formar grupos de reflexión espiritual, sacando provecho de eso para desarrollar su perversión. Pero necesitaba un lugar inhóspito, donde regirse por sus propias leyes y moverse a sus anchas. Era un pedófilo que tras ser acusado de abusos en varias ciudades de Alemania, tuvo que huir para evitar ser encarcelado. Fue entonces que viajó a Chile en 1961, siempre logrando su objetivo gracias a su estilo manipulador para doblegar voluntades de los desprotegidos y crear una red de protección de los poderosos.
El documental de Netflix, no es el primero sobre la Colonia, ya que como se ve en este misma investigación, las sospechas siempre rodearon al extraño comportamiento de los aldeanos y se desarrollaron múltiples investigaciones (sobre todo cuando algunos jóvenes lograron escapar y contar cómo era la vida planteada allí) aunque durante muchos años salió indemne. De hecho lo potencia de la historia hizo que haya una película: en 2015, Emma Watson y Daniel Brühl protagonizaron la película titulada Colonia, que trataba lo ocurrido también contando la tensión política de Chile en los ‘60 y ‘70, que no era un dato menor.
Es que la complicidad con la dictadura chilena es otra de las aristas insoslayables que deja ver esta serie: más allá de lo abusos sexuales que sufrían principalmente los niños de la colonia, la explotación laboral (todos los aldeanos eran obligados a trabajar entre 16 y 18 horas diarias), los maltratos de todo tipo y la denigración psicológica (que se ejercía con mayor virulencia en las mujeres de la comunidad) existió todo tipo de negocios turbios que se realizaban allí con la venia del mismísimo Augusto Pinochet. De hecho el presidente de facto visitó el lugar en 1974. Según se pudo probar hubo allí tráfico de armas, asesinatos políticos, torturas, trata de personas y acoso a disidentes políticos. La colonia dignidad funcionaba como un punto secreto de operaciones de terrorismo de Estado (era perfecto ya que estaba vallado y vigilado) y como un campo de concentración, en la que cualquier fugado se perseguía con perros y luces nocturnas. Los niños eran separados de sus padres, y cualquier contacto entre sexos era castigado severamente. Era un infierno que contrastaba con la belleza del paisaje que rodeaba la comarca.
Schäfer recién tuvo que huir en 1997, acusado de abusos sexuales, después de que 26 niños lo denuncian, pero no estuvo imputado por delito alguno hasta el año 2004, es una muestra de la protección lograda por el perverso delincuente. En 2005 fue atrapado en nuestro país y un año después fue sentenciado del otro lado de la cordillera a 20 años por delitos de abusos deshonestos y cinco por abuso sexual de menores, y siete años por infracción a la Ley sobre Control de Armas por tener un arsenal de armamento de guerra y explosivos, oculto en tres contenedores. Aunque por sus contactos políticos siempre evito la comisión investigadora para esclarecer las violaciones a los derechos humanos cometidas en ese recinto durante la dictadura militar, a pesar de Investigaciones de Amnistía Internacional y del Informe Rettig que confirmaron que el enclave fue utilizado por la policía secreta chilena DINA, como centro de detención y tortura durante la dictadura de Augusto Pinochet.
El trastornado predicador luterano falleció en la madrugada del 24 de abril de 2010 por una insuficiencia cardíaca en el hospital de la cárcel. Pero gracias a este documental puede ser recordado y juzgado por la historia como lo que fue: un monstruo. Este documental permite alertar al espectador de los peligros de la impunidad, así como el riesgo siempre presente de los embaucadores que puedan engañar a desprevenidos con un discurso persuasivo para tomar decisiones desafortunadas. Es, sin duda, un trabajo para reflexionar sobre la importancia de la verdad, memoria y justicia.
Colonia Dignidad: una secta alemana en Chile. Docuserie de seis capítulos. Disponible en Netflix.