A medida que la vida humana se hizo más dependiente de la electricidad, las historias apocalípticas en las que de repente se cortaba el suministro de energía fueron ganando las pantallas. Vivir sin luz es algo que rápidamente se perdió en la memoria humana, y así las nuevas generaciones de algunas manera se volvieron torpes cuando les falta, primero para saber entretenerse con otras cosas, luego sencillamente para sobrevivir.
Los apagones fueron parte centrales de las tramas de las películas o series, aunque no como episodio central, salvo las dos Blackout: 1978 respecto a Nueva York -a un año de haberse producido- y 2012 sobre Los Ángeles, pero ninguna de los dos son recomendables. Lo que sí hay, y bastante, es cómo sería el mundo sin luz. De hecho la circunstancia, sin ser central, es utilizada para profundizar los problemas que ya se vienen dando en la historia; o de manera central para su recuperación, como en «El planeta de los simios: confrontación», en la que la búsqueda de energía eléctrica es el centro de la disputa. También es central en series como «The Walking Dead», en la que se desata una epidemia zombie que en partes pero velozmente va dejando al mundo sin luz.
De este mundo sin luz, aquí un puñado de películas que cuentan cómo son los posibles escenarios a los que se enfrenta la humanidad si le sacan el bendito elemento sobre el que tan poco se hace para cuidarlo más y pensar formas alternativas de generarlo.
«El corte» (2018). Una argentina para empezar, y más relacionada con lo social que con la catástrofe total. Regina Braunstein y Agustina González Bonorino padecieron esos cortes mientras estudiaban y se les ocurrió hacer una película que muestre a las bajezas humanas que puede llevar una crisis persistente de esas características. El epicentro de los hechos es Quilmes, donde en medio del caos que se desata por la por la falta de luz, que provoca falta de agua y desabastecimiento en los comercios, tres historias en paralelo que se van relacionando.
«Soy leyenda» (2007). Will Smith es Robert Neville, un brillante científico que no no ha podido detener al terrible virus que atacó a la humanidad. Su castigo es el castigo del sobreviviente; en una Nueva York destruída, no quedan nada más que él y un bello y simpático perro. Por tres años consecutivos envía mensajes por radio a ver si encuentra alguien capaz de recibirlos. En vez de caer en la desesperación final y dejarse atrapar por los mutantes que aún pululan, Neville se propone encontrar la forma de revertir los efectos del virus usando su propia sangre.
«S.O.S. verano infernal»(1999). Con toda la destreza de Spike Lee para detectar y poner en evidencia la discriminación en los detalles a simple vista más superfluos. Su título original es Summer of Sam, porque un asesino serial que azota Nueva York (lleva más de 40 crímenes) se hace llamar El Hijo de Sam. Lee toma el lapso de días que abarcan el gran apagón de Nueva York para mostrar un punto de inflexión entre un cultura que se apaga (la hippie, con gran influencia negra) y una que surge (la que se conocería como yuppi, donde el componente latino, a través del tráfico de cocaína, tendría un papel principal). Así se concentra en las desventuras de la pareja formada por Vinny (John Leguizamo) y Dionna (Mira Sorvino), que tienen un amigo punk (algo que así como había explotado un año antes ya estaba dejando lugar a la new wave). Italoamericanos, música disco, droga, delincuencia, un corte de luz gigantesco y una fantástica escena dominada por Dancing Queen (Abba) que explica mejor que varios papers por qué el mundo terminó virando hacia esto que conocemos hoy.
«Mad Max». Cualquiera de esta saga creada por el australiano George Miller vale más que la pena. Pero la última es la más impactante y atrapante. Desde los problemas de convivencia y rivalidades que plantea hasta la estética con la que está filmada, la película subyuga por momentos y entretiene siempre. Es el mundo en el que los sobrevivientes pelean por el combustible que mueve las cosas y el agua que mantiene vivos los cuerpos. Toda similitud con el mundo actual no es mera coincidencia (aunque Miller la vio venir ya a fines de los 70).
«La carretera» (2009). Adaptación de la novela homónima de Cormac McCarthy galardonada con el Premio Pulitzer de Ficción 2007 y protagonizada por el inefable Viggo Mortensen. Una hecatombe ha terminado con el mundo que construyó la humanidad. No se sabe por qué, y ése es un eje fundamental de la historia; la incertidumbre vuelve todo más terrible. Lo único certero es que hay que moverse. Entonces Viggo (que aparece sólo como hombre, sin nombre identificatorio), luego de un gran debate con la madre conduce a su hijo (el chico, también sin nombre, protagonizado por Kodi Smit-McPhee) hacia un lugar más seguro: la última esperanza de la especie.