Nacer en nochebuena y morir casi en navidad. Mucho sexo, muchas drogas, mucho rock and roll. Edición especial de Jack Daniel’s en su honor. Memorabilia de guerra por la que tuvo que aclarar que no era nazi. Verrugas faciales inconfundibles y un camino de barba única. Un micrófono más alto, un sombrero más grande, un tempo más rápido. Un as de espadas siempre a mano. Un epitafio que reza “Born to lose, live to win”, quizás el más certero de la historia funeraria.

El 28 de diciembre de 2015 fallecía Ian Fraser “Lemmy” Kilmister, uno de los máximos exponentes del heavy metal global. Cual tradicional mesías había nacido el 24 de diciembre de 1945 en el apacible pueblo inglés Burslem de la ciudad Stoke-on-Trent, de donde también son oriundos nada más y nada menos que el tristemente célebre capitán del Titanic Edward John Smith, el primer futbolista en ser galardonado con el premio Balón de Oro Stanley Matthews, el guitarrista de Guns N’ Roses Saul “Slash” Hudson y la estrella pop Robert Peter “Robbie” Williams: tragedia, juego, rock y show, todo eso estuvo contenido en la región y, al mismo tiempo, en su hijo pródigo.

Lemmy inició su carrera musical en varios grupos del underground inglés de los ’60 (The Rockin’ Vickers, Sam Gopal, Opal Butterfly) hasta que dio su primer gran paso en una banda consolidada: fue convocado para ser el bajista del grupo de space rock Hawkwind. Sin embargo, y pese a sus grandes aportes al proyecto, fue despedido durante una gira en Estados Unidos en la que lo encarcelaron por posesión de drogas. Si bien su estadía en prisión fue breve y quedó libre de cargos, sus compañeros lo reemplazaron… ¡mientras estaba encerrado! Este hecho fue lo que lo convenció a tomar la que quizás fue la decisión más inteligente de su vida: formar un grupo del que nunca lo pudieran despedir.


Así nació Motörhead, una institución en el metal pesado en particular y en el rock en general. Haciéndose cargo de la voz y el bajo, Lemmy lideró hasta el momento de su muerte al trío, junto a un guitarrista y un baterista (que variaron en numerosas ocasiones a lo largo de los años). La banda fue una de las más representativas en lo que respecta a imprimir un estilo punk al metal, mixturando la brevedad de las canciones con la rapidez de su ejecución, y navegando de esta forma en las aguas del heavy metal tradicional, el speed metal y hasta el hard rock, con mucha mejor suerte que su coterráneo capitán Smith. Entre 1977 y 2015 Motörhead lanzó 22 discos de estudio, siendo Ace of Spades de 1980 su mayor éxito.


Tal como su vida y muy especialmente su música, la biografía de Lemmy concluyó de una manera veloz: tras sufrir diversas complicaciones de salud le diagnosticaron un cáncer terminal y, antes de poder hacerlo público, falleció en Los Ángeles a los 70 años. La noticia la dieron a conocer quienes lo acompañaron durante los últimos años de la banda, el guitarrista Philip Anthony “Phil” Campbell y el baterista Micael Kiriakos “Mikke Dee” Delaouglou, quienes al mismo tiempo informaron acerca de la consecuente disolución de Motörhead. Íconos de la escena no tardaron en demostrar su dolor por la noticia, como Ozzy Osbourne, Rob Halford, Gene Simmons y la lista sigue, a la que se sumaron sus fanáticos de todo el mundo. Un mundo que empezaba a ver -y lo hace con cada vez mayor claridad, paradójicamente- que la oscura pero brillante ruta del metal clásico poco a poco empieza a quedarse sin sus principales faros.