Tras su gira europea, es momento de mostrar lo nuevo, de no dejar que el silencio que quieren ciertos sectores sea una realidad. Chocolate Remix, proyecto de reggaetón queer y feminista encabezado por Romina Bernardo (elegida en 2017 por la BBC como una de las mujeres más influyentes en su chart anual,  por la canción “Ni una menos”, emblema del movimiento feminista en la Argentina), presenta su nuevo material: Minga, el tercer disco de su carrera. Como siempre, mostrando su mirada antifascista, pasando desde lo urbano hasta lo electrónico, reivindicando la fiesta como un espacio de resistencia y lucha.

La cantante tucumana, también compositora y productora, así como militante por los derechos de las disidencias, tiene claro que la urgencia por seguir haciendo es hoy. “Yo estaba con algunas ideas y empecé a producir unos temas como siempre, pero aparece la posibilidad real que Milei gane la elección, que sea presidente, y si eso pasaba, cambiaba todo lo que yo había imaginado. Eso significó muchas preguntas, hasta que se concretó. Me cambió el proceso creativo en el medio del camino. Esa nueva realidad me hizo pensar qué función social tiene mi disco, qué puedo decir para enfrentar lo que se viene. Y me puse a trabajar en función de eso”, asegura.

-¿Sentiste la necesidad de decir algo sabiendo lo que se venía?

-Mi música siempre fue política y en un contexto lo es más todavía. No me iba a quedar callada. Además, creo que era importante para sostener el ánimo. Es obvio que el Gobierno nos quiere deprimidos, apagados, confundidos y desanimados, pero no vamos a darle el gusto. Quería un disco que colabore para inclinar la balanza para el otro lado. Diciendo lo que pienso y siento, pero con alegría festiva. Aporto una nota alegre. Tratando de tomarse con algo de humor o burlarse del daño que significa este tipo de políticas o que intentan lograr. A veces hay que reír para no llorar. Tiene ese tinte este disco. Laburo mucho con la catarsis y la paso por un tamiz que lo transforma en algo que intenta hacernos sentir mejor. Este disco no es la excepción.

-¿El nombre de dónde surgió?

-Se puede entender fácil, en el sentido más rioplatense del término. En la noche del ballotage surgió el nombre que titula el disco, cuando vinieron a quitarnos la alegría dije “no, ni en pedo me paran estos”. Si quieren mi alegría, ¡minga! A mí no me la van a sacar.  De ninguna manera nos van a doblegar. No romperán nuestro espíritu, minga vas a poder. Hay que cuidar ese amor y alegría, y la mejor manera es lo colectivo, lo compartido. Estar juntes para contenernos, sacar fuerzas de nosotres mismes, estando unides. Además, en la cultura norteña, minga tiene un significado que viene del quechua: viene de la palabra minka, que en quechua significa trabajo colectivo hecho en favor de la comunidad, y es una tradición de trabajo voluntario con fines sociales. Bueno, es lo que intenta hacer con estas canciones. Me gustaba lo polisémica de la palabra y que te lleve a muchos universos posibles.

Chocolate Remix, en las calles.

-¿Cómo sos para trabajar? ¿Aparece el ritmo y la letra junto o por separado?

-En simultáneo. A veces empiezo con el sonido, a veces por una idea. Todo es un proceso orgánico, dejo que mi espíritu se exprese. El ritmo es cuerpo, es palabra, es espíritu, es sensación. En general me encargo yo de casi todo, entonces es tal cual me nace. También trabajo con otros, pero siempre con confianza en decir lo que siento. A veces alguien te propone un universo sonoro, pero de ahí te brotan adornos e ideas y es interesante también.

-¿La música es de las artes que más unen?

-Sin duda. Tiene una fuerza y una accesibilidad particular. La cualidad y la capacidad de tocarnos una fibra y ponernos en acción. Todo lo que entra por las emociones es muy fuerte. Por eso en este disco reivindico a la cultura como una manera de hablarnos.

-Hiciste un homenaje a “Todavía cantamos”, el tema de Víctor Heredia.

-Así es, es una canción emblema de lucha y resistencia, pero la hago en clave de guaracha bolichera. “La fiesta”,se llama. En este mundo individualista, donde se pregona que no importa nada, la fiesta es un lugar de encuentro, para compartir. Para disfrutar el goce con otros. Eso es un norte para una sociedad mejor. Hay que potenciarse y lo mejor es hacer fiesta. Este tema en particular, tiene algo de cancha, de manifestación que genera algo especial e invita a luchar  codo a codo. La calle es una fiesta, ganar la calle es una fiesta.

-¿Cómo te fue en los circuitos europeos?

-Hace años que vengo trabajando allá, entonces tengo algo más armado. Vuelvo siempre y se genera una conexión con el público. Algo loco, inesperado. Recuerdo la primera vez  que fui a Alemania, suponía que no iban a entender nada, pero al contrario, se conectan con la propuesta. Con alemanes, suizos, escandinavos, holandeses. Se ve que lo que hacemos va más allá de las palabras. Se dan cuenta en la actitud, en lo que se genera al expresar ideas reales y auténticas en cada frase. Buscan  entender. Y cuando hay gente que no sabe quién soy, el ámbito en el que me muevo ayuda para que se enganchen. Es un flash. Hay un tema nuevo que le habla al gen ultraliberal en clave de dembow dominicano, se llama “Otario”. A raíz de la creciente ola ultraderechista a nivel mundial, el video que hicimos fue traducido al italiano y al francés por los seguidores que tengo en estos países.  Entendieron que mi música es usada como herramienta para la crítica social.

-¿Cómo lo haces con el tema “Pizza con champagne”?

-Claro, tomé ese momento icónico del menemato y arme una parodia. Sirve como un recordatorio de los peligros de una política económica que ya ha demostrado su fracaso en el pasado, a pesar de presentarse como innovadora. Quedó buena, es reírse de lo ridículo de querer volver a algo que tan mal nos hizo.

-¿Cómo vivís la situación actual?

-¿Que puedo decir? Es tremendo lo que está pasando. Superó mis expectativas y miedos. Su manera de destruir todo lo que no encaja con su manera, es terrorífico.  Además asusta el apoyo civil que tiene. Es espeluznante que a cierta parte de la sociedad no le importe.  Los fachos vieron una opción y votaron. No les importa tener una vida miserable con tal que a otros, los que no les gustan, también sean miserables. No quieren ningún derechos de las mujeres, menos de los LGTBIQ+, ni ninguna minoría. También hay algunos que se arrepienten porque querían solo una alternativa, porque le pareció, o le hicieron creer que más nada se podía mejorar. Pero ahora es tarde, hay que reconquistarlos. Los libertarios o los que apoyan a este sujeto que tenemos de presidente, tienen discursos que parecen viajes en el tiempo, es volver a pasados que creíamos superados. Es algo con lo que tenemos que batallar. Cada uno como le salga, pero no hay que quedarse quieto. Menos callade. Un líder influencer, que desde el poder no respeta valores sociales básicos como no insultarse o tratarse bien para debatir, es  algo que incita a la violencia: pero hay que buscarle la vuelta.

Foto: Prensa

-¿El territorio de las redes es peligroso?

-Los valores sociales se desdibujan  en las redes, todos se manejan sin empatía, se animan a más y que eso se traslade a lo cotidiano, a la calle puede ser muy peligroso. Hay que intentar desmantelar esa lógica. No pueden tirar gas pimienta en una asamblea universitaria, o atacar a alguien por su orientación sexual o porque no te gusta que sea pobre. Yo cada día que pasa tengo más ganas de volver al estudio y hacer nuevas canciones para refutar esas ideas como  yo sé que puedo.  Veremos qué pasa. Hay que resistir.


Chocolate Remix en vivo

Presentará Minga el 25 de octubre a las 21 en Maquinal, Anchorena 364.