Una amiga de años también madre y con su hija viviendo en el exterior, una madre que se despide de la vida en esta tierra, un tiempo en el que la posesión y los egos generan sobregiros de susceptibilidades acerca de lo que valemos o no, pueden rastrearse en la génesis de Okasan, la obra encabezada por Carola Reyna que se presenta los sábados en el Picadero.


“Me la acercó Sandra Durán, que también produce la obra conmigo, en el verano del 2021 -racconta Reyna los orígenes-. Le habían regalado un libro para Navidad y me dijo: ‘Estoy leyendo una novela que me fascina y que me hace pensar en vos, para mí es una obra de teatro'». Así que al regreso de sus vacaciones pidió el libro a su amiga y comprobó por propia cuenta que “no sólo no estaba errada”, sino que, por decirlo así, hablaba de ellas: “Las dos tenemos un hijo que vive en el exterior. Ella una hija y yo un hijo que vive en España. Y la obra es el diario de viaje de una madre que va a visitar por primera vez a su hijo que se fue a vivir a Japón”.

Foto: Nora Lezano


“Como disparador teníamos los que nos contábamos cuando íbamos, los visitábamos, cuando regresábamos. Fue algo que siempre nos vinculó, además de nuestra amistad que venía de muchos años antes”. Sandra le compró los derechos a la autora Mori Ponsowy y empezó un curso de escritura con ella. “Cuando nos conocimos con Ponsowy nos quedamos las tres hablando cuatro horas, y ahora Sandra se percibe casi como escritora (ríe). Además de laburar de otra cosa, es devota de la escritura.”


“A todas nos modificó y a todas nos unió”, sintetiza. Pero tuvieron que esperar porque la pandemia imponía limitaciones. “Después se murió mi madre, a veces la creación tiene sus tiempos y son sabios.” Recién en mayo del año pasado pudieron poner toda la energía para hacerla, y lo primero fue llamar a Paula Herrera: «También amiga y muy grosa. Ella tenía la poesía y la magia para encarar esto, porque era difícil adaptar una novela en la que iba a estar sola en el escenario, sola en Japón y sola en la relación con mi hijo.”

Foto: Nora Lezano


Sobrevino una nueva interrupción, esta vez porque Reyna tenía el rodaje de una película con Diego Capusotto y Alejandra Flechner que se estrena en el transcurso de este año, y el regreso al ensayo en 2023 ya fue con fecha de estreno, “poniendo el barco a flotar”, en palabras de Reyna. «Las dos fueron a Japón en distintos momentos, y a las dos las atravesó por distintos motivos. Así que Japón es un protagonista hermoso en la obra: está madre que visita a ese hijo, lo hace en un país que le resulta tan extraño, que por un lado la fascina y por otro la hace comunicarse a través del hijo. Todo un desconocimiento y un conocimiento a la vez, que tiene que ver con la vida misma. Nosotros no somos los mismos, los hijos crecen, las distancias modifican los vínculos y todo el tiempo es un aprendizaje de en qué me voy convirtiendo: las vidas que una va pariendo en sus propias vidas.”


Okasan está centrado en el vínculo madre hijo, pero se ocupa de todos los vínculos. “Más allá de hijos o no hijos todos estamos con muchos vínculos a distancia. Evidentemente para los jóvenes está más fácil o más a la mano la idea de irse. Antes que alguien se fuera era todo un evento. Y ahora vuelven, intercambian, recogen kiwis, hacen temporadas pagadas en no sé dónde, se las arreglan de otra manera.» Reyna está sola en el escenario, así que su hijo de Okasan habla a través de ella, lo mismo que Japón. “Hay un montón de cosas que uno dice y muchas que no dice: el arte de maternar tiene que ver con dejar ser. Es cómo te cuido pero no te invado, te acompaño pero no tengo que estar tan cerca. Sobre todo para la madre es todo una manera de dejar ser. Entonces no puedo expresar todo lo que sucede porque es la madre, no la amiga, no es la novia; justamente esta mujer a partir de este viaje para mí recupera algo de sus propias libertades. A mí me pasa también con un hijo lejos.”

Foto: Nora Lezano


Porque como en muchos otros ámbitos de la vida, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. “Hacer carne lo que uno dice: que el otro sea un ser independiente, feliz y vaya en busca de aquello que desea.” Y es en este punto donde la obra se universaliza: desde aquel famoso ‘Let it be’ de los Beatles -y antes también, claro- torrentes de palabras, imágenes y músicas trataron de dar cuenta de eso de que si amas a alguien déjalo libre. “Hay que bancar que no estén en el cotidiano, hay que bancar un montón de cosas. Pero eso mismo trasladado a la pareja, a un hermano, un amigo: no lo tengo, ¿cómo es ahora?, ¿es menos amigo? Estamos en un momento de mucho tema con el vínculo no presencial Hay como unas ideas raras respecto al vínculo, con la posesión, el control. Hay celos si esta amiga me invitó o no al cumpleaños que tiene más que ver con los propios agujeros. Hay todo un speech pero después hay que luchar un montón. Estar con otro no es poseer, es que el otro es otro y no va a cambiar porque esté con uno. Se cambia por una evolución personal, sino es un engaño del ego y del propio abandono de uno quiere que el otro llene los huecos. Y los agujeros negros de uno no se llenan, te los tenés que bancar o convivir con ellos. O trabajarlos. No es que ahora esta pareja me va a llenar todo, o este hijo y me agarró de los hijos.” «




Okasan

Dirección Paula Herrera Nobile. Basada en el libro de Mori Ponsowy. Intérprete: Carola Reyna. Funciones: sábados a las 22 en el Teatro Picadero, Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857.