Bruno Arias se propone señalar los males de este mundo. O al menos buena parte. Para estos asuntos los tiempos de un disco suelen resultar ingratamente finitos. De la mano del reciente El derecho de vivir en paz, el cantautor jujeño cuestiona guerras, atentados, denuncia la mortalidad infantil y censura la megaminería a cielo abierto. También le canta a la Pachamama y homenajea a Marta Juana González y Marina Viste, dos docentes desaparecidas en la última dictadura cívico-militar. Arias presentará todo eso y varios de sus clásicos este viernes en Niceto Club.
Venía tocando mucho la mayoría de estos temas en vivo explica el cantautor que compartió varios escenarios con Jaime Torres. Así fueron creciendo y se asentaron. En el estudio lo que buscamos fue reproducir lo más posible nuestro sonido sobre el escenario. Nunca es sencillo porque se trabaja en una atmósfera fría. Pero creo que lo logramos. Arias también destaca que el sonido de los aerófonos adquirió mayor preponderancia y que el trabajo tiene algunos aires de rock, por decirlo de alguna manera. También agrega: Trato de hacer algo distinto. Pero con mucho cuidado. La fusión puede llevar a la confusión. Hay que conocer y ser muy respetuoso de nuestras músicas y después sí, permitirse probar cosas nuevas.
La discografía previa de Arias incluye Changuito volador (2005), Aterrizaje (2007), Kolla en la ciudad (2012) y Madre tierra (2014), junto a la Bruja Salguero. El derecho de vivir en paz cuenta con diez composiciones propias y ajenas, que toman ritmos de huaynos, chacareras y sayas. Arias señala a Florcitay como un tema clave. Por su presente, pero también por sus implicancias a futuro. Me gusta mucho cómo está tocado y arreglado. Es como un huayno sincopado, lo que hace que se acerque un poco a la música de Bolivia. Me parece que quedó muy fresco y me gustaría seguir experimentando por ese lado más adelante, asegura.
El músico jujeño afirma que la canción «El derecho de vivir en paz» (Víctor Jara) refleja su espíritu y el del disco. Con el título apunto a los atentados y las guerras en el mundo. También a nuestra situación. Sobre todo a la división política que tiene nuestro país, a ese debate constante en el que vivimos, desarrolla. ¿Estará mal el debate? No, no. Me parece perfecto. Pero los políticos pasan y el que siempre sufre es el pueblo, agrega. ¿Entonces todo es lo mismo? No, no aclara. Pero hay contradicciones hasta en los proyectos que a uno le pueden gustar.