Sin prisa, sin pausa, la ya extensa trayectoria de Rosario Ortega se caracteriza por un equilibrio sutil de libertad creativa y plena conciencia: como su voz y su presencia escénica, la cantante y compositora se mueve liviana, pero con un ritmo que denota rotunda firmeza. Dejando de lado su conexión visceral con la música y sólo contabilizando su relación «formal» con la escena, la hija menor de Palito lleva años fogueando su vocación. Tras el lanzamiento de Otro lado (2020), el segundo disco de su carrera solista, ahora se prepara para la salida de su próximo EP, con interpretaciones muy personales de aquellas canciones que marcaron su educación sentimental respecto de la música en castellano, durante su infancia y adolescencia transcurridas entre Estados Unidos y la Argentina. Como adelanto, ya lanzó los singles «Cómo te extraño mi amor», el clásico de Leo Dan que también fue hit de Café Tacvba, que la cantante grabó junto a Goyo Degano (Bandalos Chinos); y «Tú», el tema de Shakira que comparte con Juan Ingaramo. «Es un EP de versiones que van del ’90 al 2000, producidas por Mariano Otero», cuenta Ortega en diálogo con Tiempo.
«De chica yo escuchaba música en inglés y en un momento descubrí a todos estos artistas. Elegimos temas que me quedan bien, con letras que de alguna manera me interpelan y a las que les podíamos dar una vuelta y aportarles algo. Estoy muy contenta con el resultado». En breve llegará el resto del material, que incluye versiones de «Engaña», de Gustavo Cerati; «Track Track», de Fito Páez; y de «Todo lo demás también», de Andrés Calamaro, que cuenta con la misma participación del «Salmón». Podría sonar exagerado hablar de nostalgia, pero no de homenaje al pasado. «Creo que lo que une al repertorio es este concepto ‘MTV'», sintetiza la cantautora. «Son los temas que yo veía en los videos de la televisión a mis once, doce, trece años. En el disco quise abarcar el pop y el rock de Latinoamérica, y si bien en el caso de ‘Track Track’, yo no lo escuchaba en esa época, tampoco queríamos grabar los temas más conocidos. Nuestra versión de la canción de Fito es mucho más despojada y es tan linda que funciona en cualquier formato, como todas las canciones que elegí».
Aunque esta vez hay poca distancia entre sus dos últimos discos, en la carrera de Rosario Ortega todo tiene una dinámica propia: su camino, sus reglas (y hallazgos, sin dudas). Sus primeros pasos profesionales los dio cuando el músico y productor Jesse Harris la convocó para ponerle la voz a algunas canciones de la banda sonora del film de Ethan Hawke, The Hottest State, de 2006, que incluía participaciones de Norah Jones, Cat Power y The Black Keys. Unos años más tarde, también trabajó con Harris en su primer disco, Viento y sombra, de 2012, que ganó un Premio Gardel como mejor álbum de nuevo artista pop y le valió una nominación a los Grammy latinos. Pero antes de su debut en solitario Rosario ya se había curtido en el indie local como parte del grupo Entre Ríos, y en 2011 se tiró de cabeza a la enorme experiencia de acompañar a Charly García. También pasó por Meteoros, el proyecto comandado por Cachorro López, Didi Gutman y Ale Sergi, que arrancó con Julieta Venegas y al que luego se sumó Ortega.
Sobre su encuentro con Charly, recuerda: «Él estaba buscando vocalista y como yo la conozco a Mecha (Iñigo, pareja de García, N. del R.) fui a un ensayo y enseguida pegamos ‘onda humana’, más allá de musical. Obviamente, me moví con mucho respeto y fui entrando de a poco en su mundo: se ve que le cayó bien eso y llegué a tener mucha intimidad. Encontramos un código artístico y una complicidad, y eso hace que hasta el día de hoy esté con Charly». La cantante también participó de las grabaciones de la La lógica del escorpión, el esperado álbum del músico que le sigue a Random, del cual Ortega también fue parte. «En este disco cantó Hilda (Lizarazu), participaron Fernando Samalea, Pedro Aznar. Es el fruto de Charly yendo al estudio y produciendo él mismo, como siempre. Hay un diálogo muy lindo entre la rana y el escorpión, va un poco en la línea del disco anterior, con letras muy power; hay baladas, también temas rockeros, y un cover que tradujo al español, como le gusta a él, pero ahí están trabadas unas cuestiones de derechos».
Entre toda esa actividad, en este último tiempo Rosario se concentró en retomar su faceta solista. Los años que mediaron entre su primer álbum y Otro lado, el último de composiciones propias, denotan tanto un rumbo como una madurez. Allí, incluyendo colaboraciones de Kevin Johansen, el mexicano Caloncho o Nahuel Barbero de Hipnótica (coautor de varios temas), la cantautora presta su inconfundible voz a variantes aggiornadas, más sofisticadas del pop y el R&B, guiada por productores de la talla de Matías Cella, entre otros. El álbum tuvo su versión en vivo, Del otro lado sessions, que surgió como opción para presentarlo en tiempos de pandemia. «Cantar sola es muy diferente. Mas allá de la banda que te acompaña, sos vos y te estás abriendo. Después, ser parte de un grupo es algo que siempre me gusta probar y sentir, porque todos se hacen cargo de las canciones. Acompañando a Charly lo vivís de otra manera; son temas de otro autor y es una responsabilidad, incluso más grande que interpretar los propios», cuenta Rosario. Ahora el plan es tocar: después del show que dará el viernes 3 de febrero en el Centro Cultural Recoleta, también visitará la Costa y proyecta, para este 2023, salir también a otros países. «Actuar en vivo y conectarte con la persona que te está mirando no se compara con nada. Es cuando me siento más en el presente; el momento en el que hacés emocionar al otro, te emocionás vos, y decís: ‘Acá, esta es la magia de la música'».
Ese encanto, paradójicamente, también fue el pan cotidiano en la vida de la cantante. «La música es lo que yo mamé: después fue simplemente seguir haciéndolo. Siempre me sentí como pez en el agua, siempre lo sentí muy natural, porque estuvo siempre cerca, con gente grosa que venía a casa. Entonces es un privilegio y, al mismo tiempo, no conozco otra cosa», dice sobre su crianza entre padres y hermanos dedicados al arte. «Hubo bastante exigencia, quizás, pero inconsciente, no es que me lo decían: pero con tanta gente alrededor haciendo las cosas bien, te apegás a eso de tomarte en serio lo que hacés, y no hacerlo por hacer. Hay que estar lo más conectado y preparado posible. Ya con sólo observarlo, lo sabés. Más allá del perfil más alto o más bajo, todos entregamos lo mejor. Es lo que observé y tomé de mi familia». «
¿Cuándo?
Rosario Ortega se presenta en el ciclo Canciones son amores. Viernes 3 de febrero a las 21, en la terraza del C. C. Recoleta, Junín 1930.