Su madre era melómana y lectora empedernida. Usaba la música (tenía una gran colección de discos de todo tipo de géneros) y los libros para escapar de la realidad dura que le tocaba como inmigrante, y para estimular a sus seis hijos a no paralizarse frente a las dificultades y que sean soñadores. De allí María Concepción Balboa Buika, sacó su espíritu que hoy le pone a su trabajo: canta jazz, reggae, Soul, afro, folk, R&B, flamenco fusión y lo que se le cruce. Es cantante, compositora, productora de sus propios álbumes, poeta, pero ella se siente un soldado de la humanidad. “Mi deber es decirle a todos, pásenla bien, estén a gusto que lo demás luego vemos”, asegura.
Hija de exiliados políticos de Guinea Ecuatorial nació y se crio en la comunidad gitana del barrio de Son Gotleu en Palma de Mallorca y fue allí que encontró en el flamenco un modo de expresión auténtico y la salida ideal para escapar de una dura realidad de pobreza y marginalidad. “El hambre me puso en acción. Amé a todo y a todos allí, pero estaba agobiada de sentirme atrapada allí, debo reconocer que ser de un barrio muy humilde, de una familia muy pequeña y sufrida me dio la valentía para probar todo sin temor”, cuenta la artista que este jueves se presenta en Argentina en el marco de su gira mundial.
–¿Qué buscás en cada una de tus canciones?
–Trato de curarme de ser humana. Todos somos uno y todos somos culpables de lo que nos pasa. Yo me abro a todo sin filtros, sin miedos. No tengo temor a la ira o a la rabia, no psicoanalizo cada cosa que hago, ni determino que me gusta o que no, sino que trato de encontrar en cada cosa que hago la conexión, yo no soy nada, solo una transmisora.
–¿De allí lo ecléctico de tus canciones?
–Yo les pido perdón a mis tribus de todo el mundo por eso. Esta es una carrera muy loca, de repente hago rancheras, luego rock, canto en inglés y al otro día en hebreo. Pero bueno, soy así. Siento que estamos hechos de todos y de todo. Tu y yo hablando somos todas las personas del mundo. Sino fuera así esto sería una mierda.
–¿Cuál es el lugar de la música en el mundo de hoy?
-Tenía un amigo que decía que el arte es morirte de frío. (risas). Estoy de acuerdo. El arte está aquí como la única religión legítima que nos dio Dios. Es muy bestia decir esto, yo creo que todas las demás son útiles, sobre todo las que sirven al fin de promover el bien y el amor, pero la música es la verdadera, para mí. La liberación y la cura del alma solo lo logra una canción. Es la única que demuestra que todos los seres humanos del planeta somos dignos de la gracia de Dios y el amor. Es la única religión que es posible y universal. La verdadera historia, no la que escriben sólo los que ganan, está en las expresiones artísticas, no en otro lado. Porque todos podemos expresarnos allí, porque todos sentimos. Esto lo digo desde mi corazón, no de mi cabeza. No es una idea, es un sentimiento.
–¿Las canciones son puro sentimiento, no tienen ideología?
–No, creo que los artistas somos soldados. Al servicio de la humanidad. Eso es político porque demostramos que no todo es como creemos que es. Sólo que lo hacemos y decimos, tranquilo, disfruta de esto, goza, vibra con esto que ofrezco, estamos aquí y la única manera es saber que hay belleza en todo, hasta en lo peor. Todo lo que creemos que es la realidad no es tan así. En lugares donde yo no caigo bien en la teoría luego voy y me aplauden. Entonces todo es un poco mentira. Ese es el peligro de quedarte con las ideas porque lo más fuerte es el sentimiento en esta vida. Se tiene una postura claro, todos tenemos. Pero en el mundo estamos más unidos por sentimientos compartidos que separados por ideas de otros. Es difícil pero se puede luchar contra esa manera de ver las cosas. Mi labor es con la música devolver la esperanza que por otro lado se le han quitado.
–¿Ese es tu objetivo en esta vida?
-Como me dijo hace unos meses mi hijo de 9 años: “Lo único que quiero es estar a gusto a como dé lugar, cueste lo que cueste”. Me dejó anonadada. Quiero eso, no me importan los problemas, el dinero o el trabajo. Esas son situaciones que siempre estarán allí, pero si estás bien de tu corazón y tu cabeza, todo es más fácil.
Buika. Jueves 8 de noviembre a las 20 .Teatro Opera, Corrientes 860.