Uno de los cuentos cortos más destacados de Stephen King es llevado a la pantalla en Boogeyman: Tu miedo es real, una pesadilla familiar atravesada por la leyenda conocida en estos pagos como el «hombre de la bolsa», que llegó este jueves a las salas. Ya son más de 40 las películas -muchas de ellas convertidas en clásicos- que plasmaron el cosmos de King, quien también se encargó él mismo de trasladar un puñado de sus creaciones al audiovisual, aunque en este film fue tarea del director Rob Savage recoger Boogeyman, publicado en 1973, un año antes de la primera novela del autor, Carrie, y darle un espacio en el cine.
Para eso, Savage, con una experiencia de poco más de una década en la que destacan sus cintas Ten cuidado a quién llamas (2020) y Dashcam (2021), dos ejemplos del subgénero en que las acciones se ven a través de la pantalla de una computadora y del celular, trabajó junto a los guionistas Scott Beck, Bryan Woods y Mark Heyman, quienes tomaron el inquietante relato del cuento para expandirlo narrativamente en su versión cinematográfica. Así, Boogeyman: Tu miedo es real cuenta la historia de la adolescente Sadie Harper, interpretada por la joven Sophie Thatcher (Yellowjackets), quien junto a su pequeña hermanita Sawyer (Vivien Lyra Blair) está atravesando con dificultad la pérdida de su madre, fallecida en un accidente vial, aunque sin mucha contención por parte de su padre, el psicólogo Will Harper (Chris Messina).
Todo cambia cuando el extraño Lester Billings (David Dastmalchian) se presenta en el consultorio de Will para pedirle que lo acepte como paciente: desesperado y traumatizado, el hombre le cuenta el oscuro derrotero que lo persigue desde que sus hijos fueron víctimas de inexplicables situaciones que los llevaron a la muerte, antes de suicidarse en la casa de los Harper. Pronto, tanto Sawyer como Sadie comienzan a percibir fenómenos temibles en la casa y la trama adopta un ritmo imparable en el que los sustos y la estremecedora amenaza se entrelazan con el desconsuelo y la nostalgia, obligando a los personajes a sanar sus heridas aceptando que no están solos en su duelo y apoyándose el uno del otro mientras atan cabos y buscan la forma de desterrar al cuco de su hogar.