La inspiración suele aparecer cuando se pone manos a la obra, pero qué la dispara es un misterio sin solución. La vida, la muerte, las tristezas, las alegrías, las ilusiones, las desilusiones, lo personal, lo social: todo impacta en el mundo de un compositor. ¿Pero qué enciende la llama creativa? Lo intuitivo ocupa un rol determinante y Benito Cerati (27 años) sabía que la atmósfera de Lapsus –el cuarto disco de Zero Kill, su banda y plataforma expresiva– sería muy diferente a la de Unisex (2018). Si aquel trabajo transitaba un clima desenvuelto y celebratorio, las nuevas canciones discurrirían entre lo melancólico y lo reflexivo. Así las cosas, Benito encontró el mejor álbum de su carrera con nueve tracks que se desarrollan a partir de una estética agobiada y por momentos gótica.
El mentor de Zero Kill escribió todas las canciones en apenas una semana. Pero para avanzar en su identidad final trabajó durante meses en el laboratorio sonoro de su casa. Allí elucubró las múltiples texturas que arropan cada tema. Lapsus cuenta con la participación de invitados notables como Marilina Bertoldi, Hilda Lizarazu, Richard Coleman, Paula Maffía, Marina Fages y Lucy Patané, entre otros. En vivo acompañan al cantante y compositor Alfredo García Tau en guitarras, Clara Rodríguez en bajo, Diego Korenwaser en teclados y Pedro Bulgakov en batería.
Benito respira música desde la cuna. Ser el hijo del líder de Soda Stereo fue una bendición porque –entre otras cosas– le permitió crecer rodeado de su máxima pasión. Pero desde que empezó a armar una carrera tuvo muy presente la necesidad de transitar un camino propio. Zero Kill es una declaración clara en ese sentido y Lapsus su expresión más contundente.
–¿Cómo fuiste imaginando las canciones de Lapsus?
–Quería que sean canciones de derrota. Que expresen esa bofetada que te da la vida cuando se pierde la inocencia, cuando dejás de idealizar las cosas y te das cuenta de lo dura que es la realidad. Hacer este disco fue algo catártico. Pasé por momentos de crisis que me inspiraron para sacar estos temas afuera. El sentido que les damos a las cosas y cuán sensibles somos al entorno son tópicos que me interesa tocar en las canciones.
–¿Lapsus funciona de alguna manera como un exorcismo?
–De alguna manera, sí. Hay que enfrentar los miedos, los momentos difíciles que todos vivimos internamente. Yo lo hago con canciones, que también son una manera de escapar de los laberintos, aceptar los procesos y la necesidad de que existan para valorar momentos que a veces dejamos pasar de largo.
–Lanzar un disco nuevo durante una pandemia implica diversos impedimentos. ¿Evaluaste editarlo más adelante?
–Sí. Pero agradezco poder tener la chance de mostrarlo de alguna manera y que justo coincidió con la apertura, aunque sea parcial, de algunas maneras de poder generar contacto con otros. El no poder tocar es bravo para cualquier músico. Yo siempre fui reticente a hacer shows por streaming y que te vean y te escuchen desde un celular. Pero fui entendiendo que no es una cosa que mata a lo otro, a lo tradicional, sino que es una manera diferente de llegar a la gente. Por eso apuesto a que la presentación del disco por streaming tenga otro vuelo: ofrecer algo más teatral, con otro concepto, una escenografía, vestuario… Que no se trate solo de la banda tocando. El disco propone una historia, un recorrido conceptual, por lo que tratamos de darle una forma de corto o película. Afortunadamente, ahora también podrá venir público a Niceto, siempre respetando los protocolos y con la capacidad autorizada.
–¿Cómo viviste la cuarentena? ¿Te dio más ganas de componer?
–Para componer me tienen que dar ganas. Antes era todo el tiempo estar atento, escribiendo y probando, pero ahora estoy más tranqui y me doy mi espacio. La verdad es que en estos meses casi no hice canciones nuevas. Pero sí estuve a full en modo productor: mezclando, armando y trabajando canciones que había compuesto en diciembre del año pasado. La cuarentena me dio la chance de trabajar muy focalizado en lo que es el disco. Estuve medio obse con la producción. Pero más allá de lo musical, me agarró mucho por el ostracismo. Soy una persona que disfruta de la soledad, entonces no lo sufrí tanto. Sí tuve, como todos, momentos medio tremendos, pero en líneas generales la pasé bastante bien. Esta es una situación única en el mundo, pero –como que ya me pasó– hacer este disco me salvó. Si uno deja limpio el canal de la expresión y no se pone trabas por lo que te rodea, salen cosas increíbles.
–¿Por momentos se hace difícil abstraerse de la realidad, las noticias y los problemas?
–Me gusta estar informado. No me dejo envenenar, pero me gusta saber qué pasa o cómo vienen las cuestiones políticas que son importantes. Hay días en los que estoy desanimando y siento que es todo al pedo. Pero en otros me meto, tengo una opinión formada y creo o descreo de todo lo que vemos a diario. Pero bueno, mi realidad no es la realidad, es lo que armo con lo que tengo, lo que me llega o lo que elijo escuchar. Como les pasa a todos, en definitiva. Sí me doy cuenta de que me cuesta alinearme detrás de alguien porque nunca estoy de acuerdo en todo con nadie. Entonces, creo que está bien alinearse en determinados temas, pero no necesariamente en todos. Quien tenga ideales cercanos a vos es a quien tenés que apoyar, pero no ciego. Sí tengo mis límites y cosas que no negocio, pero bueno, como te digo, muchas veces la música me saca de ese lugar.
–Te gustan las redes sociales, pero últimamente no estás tan activo. ¿Qué pasó?
–Fue heavy estar tan expuesto. Me volvió loco. No me hizo bien a la cabeza, así que me tiré para atrás y volver a mí, a lo real. Ahora tengo una cautela bárbara con las redes sociales y trato de no involucrarme. Pero lo tecnológico me encanta. Me gusta programar, diseñar juegos y ver cómo avanza todo. Me gusta tratar de imaginar lo que será dentro de 20 años. Me imagino lo que debe ser el presente para alguien que vivió los ’70 o los ’80. ¡Una locura! Pero hay una sobredosis de rapidez. Me pone ansioso que todo vaya tan al palo, los cuerpos no aguantan tanto estímulo y la música es lo que detiene el tiempo. Lo que pone calma. Todo eso que viví desde chico. Mi manera de estar en el mundo hace que necesite escapar con una canción o una película. Es una forma de que todo vaya lánguido, más lento. Por eso le escapo a lo que nos quiere dar la industria porque también quiere imponer un ritmo frenético.
–¿Esa manera de buscar tus propios tiempos tiene que ver con la forma y el entorno en que creciste?
–Sí, lo tengo superincorporado. La vida tiene matices y amerita poder darse ese tiempo de disfrutar de lo hermoso. Cualquier forma del amor es bella. Yo crecí rodeado de amor por la música y continúo ese camino. Mi propósito es explorar sonidos, aunque no sé qué haré o cómo, solo sé que la música estará presente.«
Zero Kill presenta Lapsus. Domingo 13 de diciembre a las 22 en Niceto, Niceto Vega 5510. Entradas limitadas, según protocolo. Transmisión por streaming desde www.nicetotickets.com.ar
Diego y Gustavo
A Benito Cerati la muerte de Diego Maradona tampoco le pasó por al lado. La partida de un ídolo popular de tal magnitud, señala Benito, no es un hecho que se pueda ignorar. “Todas las cualidades y contradicciones que tenemos los seres humanos estaban presentes en Diego. Verlas en él era admitir lo que éramos. O lo que podíamos ser. Maradona era todos nosotros, eso lo hacía único”, puntualiza. Para el músico, no muy fanático del deporte, el ícono maradoniano es tan trascendente por la alegría que generó en millones de personas: “Se sabía todo de él, lo tranquilo y amoroso, y lo sacado y violento u oscuro. Eso no es fácil”.
Benito reconoce que el amor del público es increíble. “Tanto con Maradona como con mi viejo, lo positivo que lograron en cuanto a cariño tiene que ver con el amor y la entrega con la que hicieron lo que hicieron –destaca–. Eso se nota y la gente te lo devuelve. Los ídolos están para poder descubrir una identidad que nos une y ofrecer un sentido de pertenencia. Uno reflejado en el otro. La dificultad es lidiar con el ego cuando sos megaconocido. Es difícil ser inmune a algo tan antinatural como no poder salir a despejarse o pasear. Generar emociones en otros es fantástico, pero yo viví de cerca miles de situaciones complejas, con los pros y los contras. Los vi de chiquito con mi viejo. No es fácil ser mirado, juzgado y venerado todo el tiempo. Tendríamos que aprender a darles el espacio que merecen las personas que son talentosas y populares. Sería una forma de proteger a quienes amamos. Nos debemos un debate al respecto, sin dudas”.
Un disco con invitados de lujo
Zero Kill es el proyecto con el que Benito Cerati expresa toda su creatividad musical. La banda nació en 2013 y su discografía incluye los álbums Triptour (2013), Alien Head (2016), Unisex (2018) y el reciente Lapsus. “Siento que Lapsus es un claro salto hacia adelante. Desde el contenido ideológico de las letras hasta lo sonoro”, subraya el músico.
Se trata de un álbum repleto de colaboraciones. Nueve canciones en las que participan, además de Marilina Bertoldi y La Maurette (que son parte de los cortes de difusión «Santa Fe» y «¿Cuánto más soportarás?», respectivamente), Hilda Lizarazu, Richard Coleman, Paula Maffía, Lucy Patané, Sobrenadar, Hein Qui y Marina Fages. “Está genial poder compartir espacios con gente de tanto talento”, subraya Benito.