Esta entretenida y por momentos fascinante película basada en un caso real, cuenta las peripecias de un piloto de línea de la aviación comercial de Estados Unidos que entre fines de los 70 y principios de los 80 fue cronológica y por momentos simultáneamente, agente encubierto y narcotraficante, trabajando para la CIA, el Cartel de Medellín, la Contra Nicaragüense y la DEA, en forma sucesiva o paralela.
Sin embargo, la historia de Seal, repleta de tropelía, es tomada a partir de que lo intercepta un agente de la CIA para que trabaje para la Compañía fotografiando las bases de las guerrillas centroamericana (en especial la de El Salvador y Nicaragua). Que si bien corresponde a que desde ese momento Seal comienza al camino a convertirse en el mito posterior, sirve para uno de los momentos clave en la historia de este personaje: interpretado por el cada vez más efectivo Cruise, sólo por aburrimiento saca de automático el avión que pilotea para la TWA (importante compañía de aviación en los Estados Unidos de los 70) y provoca un pequeño cimbronazo que despierta a pasajeros y tripulación. Con la sonrisa que lo hizo grande en los 80, Cruise le dice a su compañero de pilotaje que no pasó nada, está todo bien.
La otra, acaso más relevante y que tanto el personaje real como el director mencionan un par de veces como al pasar, es cuando ya en los 80, al registrar sus tropelías para ponerse a resguardo de las venganzas que esas tropelías podían ocasionarle, al detallar ante cámara sus acciones, remata: ¿Quién duda de que éste es el mejor país del mundo? (refiriéndose a Estados Unidos). Una perfecta definición tanto política como social: su arrojo era posible porque detrás había instituciones surgidas de un orden social e iniciativas surgidas de una política que así lo hacían posible; de lo contrario habría sido un kamikaze.
La historia es conocida, pero eso no le quita el mínimo interés al film. Al contrario, se genera como una especie de deseo de que lo que se ha leído o se supone sabido no sea realmente así, que el recuerdo falla o el conocimiento no es acabado. La empatía que genera este Seal compuesto por Cruise y la habilidad de Liman consiguen ese efecto que al espectador suele encantar.
Barry Seal: Sólo en América (American Made. Estados Unidos, 2017). Dirección: Doug Liman. Con: Tom Cruise, Domhnall Gleeson, Sarah Wright, Jesse Plemons, Caleb Landry Jones y Lola Kirke. Guión: Gary Spinelli. 115 minutos. Apta para mayores de 13 años.