Band On The Run es el disco más exitoso que logró Paul McCartney en su primera etapa solista con Wings, luego de haber dejado los Beatles. Y eso fue sólo una de muchas cuestiones para festejar, sobre todo si se tiene en cuenta los inconvenientes que se presentaron durante la grabación del álbum. Una experiencia sin precedentes en más de un sentido, pero lo que no te mata… te ayuda a crear un discazo.
Tercer disco de estudio de Wings, trajo muchas de las mejores canciones que Paul McCartney legó al mundo. Es el trabajo que incluye joyas como “Bluebird”, Let Me Roll It”, “Jet” o “Nineteen Hundred and Eighty- Five”, además del tema que da nombre al álbum. Y es una prueba de cómo hacer canciones del rock luego de haber inventado el rock.
Cuenta la leyenda que Paul y su mujer, Linda Eastman, tecladista de la banda, para dar el siguiente paso con el grupo (que venía del éxito de Live And Let Die, el tema que había integrado la banda de sonido de la película homónima de James Bond) quisieron salir de un ambiente ya demasiado saturado para ellos, como era Inglaterra. Y eligieron Nigeria como destino para grabar.
Pero ya antes de viajar a Lagos, ciudad del país en cuestión, el panorama se complicó. El baterista Denny Seiwell y el guitarrista Hendry McCullough dejaron sobre la víspera el proyecto musical, y McCartney se vio obligado a grabar batería, percusión y gran parte de las guitarras de todo el disco. Por lo cual, pese a que gran parte del álbum se resgitró en Nigeria, luego se harían muchas sobregrabaciones de regreso en el Reino Unido, para terminar de emparejar el resultado.
Ya instalados en Lagos, el sitio resultó ser exótico en más de un sentido. Aparte de los inconvenientes técnicos con los que se encontraron (principalmente, un estudio pésimamente equipado), el mismísimo Paul McCartney fue asaltado a punta de cuchillo, a pocos días de haber llegado. ¿Y qué le robaron? Un bolso con manuscritos de varias de las canciones que luego serían parte del track list del disco. Para colmo, Linda sufrió una afección pulmonar.
Así las cosas, Band On The Run resultó trabajo consagratorio para el músico que este 18 de junio celebra sus ocho décadas de vida. También resulta un antes y un después en su trayectoria como artista por fuera del inmenso ruido creado alrededor del cuarteto de Liverpool. Muchas de las canciones del álbum tienen impresa esa búsqueda, y la necesidad del mismo Paul, de liberarse de la herencia de los Beatles, evolucionando su carrera más allá de su participación en la banda mítica, y consolidándose como un prolífico solista.