Pensada como una propuesta donde la reflexión pueda acompañar las diferentes circunstancias turbulentas que puede generar la vida diaria, la directora Ana Katz vuelve al mundo del cine con un film que mucho tiene de existencialismo.

Rodada totalmente en blanco y negro, en El perro que no calla la realizadora nos sumerge en la vida de Sebastián, un tipo de treinta y pico que ama a su perro como a ninguna persona y que ostenta una vida laboral más que sinuosa, siempre acompañada de diferentes rasgos personales más cercanos a la adolescencia que a la de alguien de su edad. En el camino se topará con un amor, pero también conocerá la paternidad, toda una nueva situación que tendrá que enfrentar en un contexto de pandemia.

Con un elenco en el que encontramos a Daniel Katz, Julieta Zylberberg y Carlos Portaluppi (entre otros), antes de su encuentro con el público local la película fue seleccionada para ser emitida en los exigentes Festivales de Sundance y Rotterdam, donde cosechó excelentes críticas de la prensa especializada. “Esta escala de la película llegando al público de acá es algo muy emotivo, sobre todo porque este film ya se estrenó en el exterior, en varios festivales, pero la oportunidad de que sea visto por tu gente es algo muy particular, así que quiero vivir este momento de exhibición dure lo que dure, porque para mí este trabajo se completa con la mirada de los otros”, sostiene Katz.

Una película como El perro que no calla nació bastante tiempo antes de la llegada de la pandemia, situación que benefició a la producción del film. “La película surge por dar a conocer las emociones de Sebastián, el protagonista de la historia. Para mí fue la primera vez que trabajaba con un personaje central que sea varón, un hombre que por medio de sus trabajos, amores y pérdidas va a través del tiempo caminando, viviendo, y tiene una sensibilidad especial. Mi sensación es que el mundo rechaza a los varones sensibles, por eso quise hacerles un homenaje. A varones que, por ejemplo, son capaces de comprometerse con la idea de cuidar a un perro, a una planta, como que ahí existe un pensamiento automático con respecto a cómo debe ser un hombre, con nociones básicas sobre cómo debe ser el rol, cómo debe pararse, invitar o en qué situaciones puede emocionarse. Poder concentrarme en eso me permitió generar una película a manera de homenaje a hombres que quiero y que siempre tuvieron que pagar mucho para existir”, acota Katz sobre el personaje central de su film.

En los poco más de setenta minutos de extensión de la película, el blanco y negro se impone como una decisión estética que, según la directora, nunca estuvo puesta en duda. “Desde el inicio la idea de trabajar con esa impronta de dos colores siempre estuvo presente. Sentí que era necesario para trabajar con menor ruido sobre la imagen y porque eso me ayudaba a conectar con la intimidad del personaje. Adoro los colores pero me resultaba interesante desligarme de ciertas cosas en favor de la historia. Es como cuando se corta la luz por un tiempo, pero luego comenzás a apreciar otras sensorialidades. Algo de eso pienso con respecto al consumo audiovisual que nos tiene todo el tiempo mirando pantallas, porque hay un automatismo de consumo visual en la actualidad, por eso tenía ganas de desandar el camino para tener otro acercamiento hacia la imagen y las sensaciones”.

En el film de Katz, realizado mucho tiempo antes de la llegada del Covid-19 a la vida diaria, aparece de manera ficcional un contexto pandémico, situación que bien podría catalogarse como premonitoria. “Me asombré mucho cuando sucedió. Ahora mis amigos me piden que les cuente cómo será el año que viene (risas). Cuando escribí las escenas y las hicimos, el equipo llamaba a esas partes como las de ciencia ficción, pero más tarde cuando llegó todo como lo conocemos ahora las escenas tomaron un carácter de realidad neo realista. Para mí están asociadas a la posibilidad de escuchar, en relación a que puede ser viable que en el arte circulen cuestiones de escuchas que están alrededor, y que si prestás atención a las carencias sociales puede ser que terminen siendo parte de algo, en mi caso en la realización de un guión que terminó siendo una película”.


El perro que no calla

Dirección: Ana Katz. Guión: Ana Katz y Gonzalo Delgado. Producción ejecutiva: Laura Huberman.

Estreno: 25 de noviembre.